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Osornino requiere $40 millones para operación que le ayude a controlar el mal de Parkinson

DRAMA. Henry Cárcamo tiene 42 años y sufre la enfermedad neurodegenerativa progresiva avanzada que lo tiene imposibilitado de trabajar y con una calidad de vida mínima. La operación sólo se realiza en la Clínica Alemana de Santiago.
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Verónica Salgado

El cuerpo de Henry Cárcamo, de 42 años, se mueve de un lado a otro sin parar producto de los temblores constantes gatillados por el mal del Parkinson juvenil avanzado que padece, enfermedad neurodegenerativa progresiva que lo aqueja desde los 25 años, pero cuyos síntomas empeoraron durante los últimos 12 meses. Debido a ello ya perdió su autonomía y tiene dificultades para tragar, dormir e incluso hablar. La enfermedad le arrebató la sonrisa e incluso, por momentos, las ganas de vivir.

La afección, cuya causa no está definida y no tiene cura, puede ser controlada mediante una cirugía que disminuye en 85% los movimientos involuntarios y que se ha transformado en la bandera de lucha del osornino que busca reunir los $40 millones que cuesta el procedimiento que sólo se realiza en la Clínica Alemana de Santiago, único centro del país que cuenta con la tecnología y profesionales adecuados.

El mal de Parkinson es una compleja enfermedad de tipo trastorno del movimiento generada cuando las células nerviosas del cerebro no producen suficiente cantidad de dopamina (sustancia química), causando síntomas que comienzan lentamente con temblor en las manos, los brazos, las piernas, lentitud en los movimientos, problemas de equilibrio y coordinación, entre otros.

La soledad

Henry Cárcamo vive en el sector de Francke junto a su padre minusválido de 89 años, quien se ha transformado en su compañía y consuelo.

"Mi matrimonio terminó hace poco más de un año producto de esta enfermedad. La persona que fue mi mujer por más de 20 años no pudo comprender lo que me afecta. Quedé sin casa, siento que mis hijos (de 22 y 14 años) se avergüenzan de mi, pasan por fuera, pero no me visitan. Sin embargo, yo igual los amo. He sentido tantas veces que pierdo las ganas de vivir", relató Henry con su rostro humedecido por las lágrimas y su cuerpo temblando sin parar.

Su caso fue dado a conocer por vecinos a través de las redes sociales, donde en un vídeo de poco más de dos minuto pide ayuda para reunir el dinero que le permita someterse a la intervención quirúrgica y así recupera la calidad de vida perdida.

El material audiovisual ha recibido más de 36 mil visitas y ha generado un movimiento social en la ciudad para ir en ayuda de Henry.

"Ser una persona pobre y enfrentar una enfermedad como el Parkinson, es un infierno en vida. Yo sólo pido que me apoyen para operarme y tener una mejor calidad de vida y así trabajar para devolver los $40 millones que cuesta la operación. Sólo pido tener la esperanza de que mi cuerpo deje de temblar, porque ya ni dormir puedo. Los dolores son insoportables, estoy cansado", explicó Henry.

Tres veces al día toma medicamentos para tratar la enfermedad y los dolores, no obstante, los fármacos dejaron de causar el efecto esperado, por lo que su opción es realizar la operación donde le instalan microelectrodos profundos en el cerebro, que ayudan a controlar en más del 85% los movimientos involuntarios.

Operación de vida

Para realizar la operación en Santiago, Henry requiere juntar los $40 millones que cuesta, ya que con la pensión de invalidez que recibe sólo logra comprar medicamentos y pagar algunos insumos básicos.

Recibe los tratamientos en la Unidad de Neurología del Hospital Base San José de Osorno, donde gracias a gestiones realizadas por el gobernador provincial, Daniel Lilayú, quien al conocer el caso, tomó contacto con la dirección del recinto de salud para agilizar alguna solución.

Por su parte, profesionales del Hospital ya realizaron los contactos con la Clínica Alemana de Santiago para que Henry Cárcamo pueda viajar durante agosto y ser evaluado por los profesionales del equipo liderado por la neuróloga Carolina Kunstmann, quien desde 2002 forma parte del equipo especialista en la operación denominada "instalación de implante de electrodos por estimulación".

La operación, que dura aproximadamente ocho horas, consiste en implantar electrodos en un pequeño núcleo del cerebro, conectados a un equipo neuromodulador. Este, a través de la estimulación electromagnética, permite regular los síntomas de la enfermedad de Parkinson como temblores, rigidez, entre otros trastornos que afectan al paciente.

Ayuda de los vecinos

Como "un ángel y su segunda madre" define Henry, emocionado, a su vecina Yolanda, quien a sus 78 años se preocupa de cocinarle a él y a su padre, de sostener sus manos o acomodar su cuerpo en el sillón cuando los temblores se agudizar y desplazan su cuerpo de lugar.

"Yo lo conozco desde que era un niño y de que llegó a vivir acá lo ayudo en todo lo que puedo. No podría dejarlo sólo, ya que está indefenso. Siempre fue un hombre bueno y de corazón, por eso pido que lo ayuden. A veces ya no puedo, las fuerzas para pararlo cuando se cae al suelo, por ejemplo, no me acompañan", expresó la adulta mayor mientras sostenía las manos de Henry, que no dejaban de temblar.

La red de apoyo de Henry son sus vecinos, quienes se han transformado en cuidadores e incluso lo ayudan a gestionar sus trámites médicos.

Gracias a la difusión de la historia, la solidaridad de muchas personas anónimas ha permitido, al menos, pagar la luz que estuvo cortada, llevarle alimentos, leña, entro otros artículos de necesidad básica en el hogar.

El municipio local se contactó con el afectado para entregarle apoyo social y médico a través del Departamento de Salud.

Quienes deseen realizar aportes económicos lo pueden hacer en la cuenta rut del BancoEstado 12.753.435-7, a nombre de Henry Robinson Cárcamo Villanueva.

"Sólo pido tener la esperanza de que mi cuerpo deje de temblar, porque ya ni dormir puedo. Los dolores son insoportables, estoy cansado".

Henry Cárcamo, Afectado por Parkinson"

años tiene Henry Cárcamo, quien padece el mal de Parkinson desde que tenía 25 años. 42

año que la enfermedad se acentuó y actualmente perdió su autonomía. Incluso le cuesta hablar. Un

años tiene su padre, que además es minusválido. Ambos viven en el sector de Francke, en Osorno. 89