Cantidad por sobre calidad: la razón que explica la segregación urbana local en los últimos 30 años
PLANIFICACIÓN URBANA. La ejecución de los barrios con viviendas integradas trae a la discusión el tema a nivel local. Según expertos, la política de viviendas sostenida por casi medio siglo, donde se erradicaron los campamentos del sector oriente hacia la periferia, generó un cordón vulnerable en los límites, principalmente en el sector de Rahue Alto norte.
Era 1989 y el candidato a la Presidencia de la República, Patricio Aylwin, visitó Osorno. Llegó hasta el campamento Manuel Rodríguez, creado en 1973 y emplazado entre las calles Cervantes, René Soriano, 18 de Septiembre y César Ercilla. Y entonces, en plena calle, los vecinos lograron algo inédito: la firma de Aylwin en un compromiso para "radicar" en el mismo sitio la futura población. Un par de años después, cuando Aylwin fue Presidente, comenzó la construcción del barrio.
"Hicimos la integración hace 30 años, cuando nadie más pudo", revela hoy Raúl Sporman, quien tenía sólo 18 años de edad, estudiaba Administración en el Instituto Profesional de Osorno (IPO), actual Universidad de Los Lagos, y era presidente de la junta de vecinos del campamento. Era un asentamiento irregular donde vivían 600 familias en precarias condiciones que, no obstante, se resistieron a ser erradicados desde su sector (con gran conectividad al centro de la ciudad) hacia la periferia.
Sin embargo, otros campamentos del sector oriente no tendrán el mismo destino. En los año '90 surgirán nuevas poblaciones como el primer sector Quinto Centenario (1993), en Rahue Alto norte, donde arribaron algunos de los 17 campamentos existentes, entre ellos el llamado Fuerte Reina Luisa, ubicado a escasos minutos del centro.
Sergio Villegas, dirigente de la época, comenta que sabían que el sector sería urbanizado para ampliar el puente San Pedro y las instalaciones de Ferrocarriles del Estado. No les quedó más remedio que resignarse a la erradicación en la población Quinto Centenario para habitar casetas básicas, "lo que se conocía como viviendas progresivas", dice.
Hoy el sector Quinto Centenario se emplaza junto a varias poblaciones, todas formadas a partir de campamentos erradicados desde sectores céntricos de la ciudad, como los Barracones Municipales (ubicado a orillas del río Damas, en el actual Parque Chuyaca) y el asentamiento Bernardo O'Higgins (situado en avenida César Ercilla, a escasos metros del Hospital Base), además de otras áreas de la ciudad como la línea férrea de Francke, de Chuyaca, el Parque Martínez de Rahue Bajo, Ovejería y del camino a Pilauco.
El resultado es visible en el mapa: un cordón de vulnerabilidad en torno a los cerros de Osorno, en el sector norte de Rahue Alto. Segregación que parecía no tener fin hasta que nuevamente un grupo de vecinos asumió el desafío de vivir en Ovejería, el sector donde han crecido por generaciones. Son más de 100 familias de los históricos campamentos Caipulli (1970), Puerto Aravena y Ferroviario (ambos de 1990).
Paola Carrasco, presidenta de la junta de vecinos de Caipulli, relata que demoraron casi nueve años en materializar la Villa Alto Esperanza en 2017, emplazada en Ovejería Alto.
"Nosotros le propusimos al Gobierno que queríamos vivir en nuestro sector. No tenía lógica sacarnos de Ovejería y ser llevados a otra parte, porque terrenos habían, pero fuera del radio urbano", describe la dirigenta.
Sin embargo, la hazaña de los pobladores fue rechazada por los vecinos de Jardín del Alto, que protestaron contra la instalación del conjunto social.
"Ellos dijeron que tendrían que 'enrejar' todo, pero eso aún no sucede. Y hasta hoy nos dicen cosas, nosotros entendemos su molestia y los invitamos a conversar, pero no ofrecen la instancia", relata Paola.
Lo ocurrido con los vecinos de la Manuel Rodríguez, Fuerte Reina Luisa y Ovejería describen tres momentos en la historia urbana de Osorno que ejemplifican cómo en los últimos cincuenta años, la política habitacional del Estado ha fallado en promover la integración entre los vecinos, más aún cuando la demanda por viviendas crece año a año.
El último anuncio de asignar tan sólo 200 subsidios por cada año durante la administración de Sebastián Piñera ha causado revuelo en la ciudad.
"Si sólo se van a construir 200 viviendas por año, con toda la demanda que existe, la integración se ve mucho más lejana", señala el director regional de Techo Chile, Martín Salas. "Lo que se viene en términos de vivienda, son tiempos muy, pero muy difíciles", advierte.
POLíTICA HABITACIONAL
En 1973, gran parte de los vecinos de la actual población Manuel Rodríguez (ex campamento) ocuparon el sector tras ser exonerados de sus trabajos y otros luego de la expropiación de los terrenos asignados con la Reforma Agraria.
"El origen del campamento fue por razones políticas, pero la gente se sobrepuso y tuvo una mayor capacidad para organizarse en relación a otros campamentos", señala Raúl Sporman.
Su familia, integrada por sus padres y siete hermanos más, fue asignada a una mediagua. El campamento contaba con calles y pasajes como parte de la planificación, "que era la solución de aquel entonces", señala el actual jefe de Medio Ambiente municipal.
En febrero de 1979 se dictó el decreto Nº 2.552, que estableció el Programa de Viviendas Básicas de Erradicación de Campamentos. Ello significó un sistema de ahorros, créditos hipotecarios, subsidios y el traslado de los asentamientos.
Luego, lo gobiernos de Patricio Aylwin y Eduardo Frei optaron por continuar con la línea de acción del régimen militar e instalaron el Programa de Vivienda Progresiva.
"En el Fuerte Reina Luisa vivíamos en mediaguas de cartón y latas. Y al llegar a Quinto Centenario nos pasaron una caseta de 6 por 3 metros, ¿imagina lo que es vivir en ese espacio?", cuestiona Sergio Villegas.
Cantidad versus calidad
Maurico Saint-Jean era el alcalde de la ciudad en los años '90. Relata que existía una treintena de campamentos con pobladores viviendo a orillas del río Rahue.
"Fue un trabajo muy grande, hubo una fuerte migración campo-ciudad, entonces se compraban terrenos para desarrollar proyectos, se hacían lotes y así fuimos construyendo", explica Saint-Jean.
Agrega que gracias a las erradicaciones pudieron construir parques y la firma Essal instaló su planta de tratamiento para aguas servidas.
No obstante, Saint-Jean reconoce que la erradicación de los campamentos tuvo un costo social enorme para las familias vulnerables. "¿Pero de qué otra manera se podía hacer..? La gente venía y me decía 'alcalde, vivimos a orillas del río, nos inundamos, no tenemos luz; uno sufría al ver cómo la gente vivía en los campamentos, entonces una casita ya era un enorme progreso", explica.
Hoy en día, el ex alcalde reflexiona que la integración social "hubiese sido lo ideal", pero los terrenos "se fueron encareciendo".
"Había 50 familias y 4 hectáreas de terreno, por lo que nos vimos obligados a privilegiar la cantidad por sobre la calidad", justifica sobre el traslado y aglomeración de los vecinos en Quinto Centenario.
Segmentos geográficos
Para el ex presidente del Colegio de Arquitectos, Ismael Rivera, existen tres factores que acentúan la segregación urbana en Osorno: uno es que la ciudad presenta una "segregación geográfica" al dividirse entre el valle o centro y los cerros donde se ubican Pilauco, Kolbe, Rahue Alto y Ovejería, separados por ríos.
Un segundo factor es la composición étnica de Osorno, con gran presencia de descendientes europeos y árabes.
"El osornino por cultura es bastante sectario, puedes ver que hay supermercados y restoranes para cierto público", señala.
En tercer lugar, el arquitecto apunta a la planificación urbana de la ciudad, donde leyes como el DFL2 permiten hacer loteos independientes del plan regulador. Esto, tras el "lobby de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC). Al oriente de Osorno, las casas cuestan sobre los $100 millones, pero los materiales no valen más de $30 millones", dice Rivera.
"Estamos a merced del mercado y las autoridades municipales tratan de paliar esto con parques, avenidas mejoradas y ciclovías", señala.
Problema país
Empero, la segregación en Osorno también obedecería a un problema país.
El experto en Planificación Territorial y Desarrollo Regional del Centro de Estudios de Desarrollo Regional y Políticas Públicas de la Universidad de Los Lagos (Ceder), Guillermo Díaz, comentó que al instalar barrios integrados "los vecinos que llevan años viviendo en el sector se sienten invadidos". Lo que se explicaría porque la segregación urbana es una consecuencia de la segregación social en todo Chile.
"Se habla de una sociedad 'aspiracional' en que el chileno quiere diferenciarse por el lugar donde vive, donde estudia, cómo se viste y en qué trabaja", explicó Díaz.
Dice que detrás gravita un modelo económico de libre mercado con ciertas regulaciones, pero que, a la vez, "incentiva el individualismo. Bajo esa lógica la gente piensa 'si yo he hipotecado mi vida, es para vivir en un lugar privilegiado", remarca.
El futuro
Guillermo Díaz explica que "si existe un sesgo en la planificación urbana en los últimos 50 años, es porque el Estado tampoco lo colocó como prioridad. No obstante, se comenzó a dar señales de integración en el último gobierno de Michelle Bachelet, pero la idea es que "se instale como política permanente, es decir, que el Estado rompa la segregación urbana para promover el desarrollo de las ciudades con una sociedad más horizontal, donde las personas tengan acceso a servicios, mayor conectividad y espacios públicos".
En ese camino, Claudio Donoso, jefe de la Secplan municipal, señala que el municipio osornino trabaja en dos planes seccionales: uno en Ovejería y otro en torno al proyecto Parque Integrado Arnoldo Keim, que coloca al municipio como pionero en "soluciones habitacionales para distintos segmentos".
Según datos del Serviu hoy en Osorno existen 9 proyectos integrados en ejecución: son departamentos y casas en sectores como Rahue, Mirasur y Bellavista, que suman 1.557 viviendas, donde el 27,2% es para sectores vulnerables.
Una historia muy distinta a la de Sergio Villegas, quien aún resiente la falta de políticas públicas adecuadas para la Quinto Centenario, donde las viviendas ahora están afectadas por las termitas (escarabajos).
"Hicimos la integración hace 30 años, cuando nadie más pudo".
Raúl Sporman Ex presidente de la junta de vecinos del desaparecido campamento Manuel Rodríguez"
"Nosotros le propusimos al Gobierno que queríamos vivir en nuestro sector. No tenía lógica sacarnos de Ovejería y ser llevados a otra parte, porque terrenos habían, pero fuera del radio urbano".
Paola Carrasco
Dirigenta del ex campamento Caipulli de Ovejería"
"Si existe un sesgo en la planificación urbana en los últimos 50 años, es porque el Estado tampoco lo colocó como prioridad".
Guillermo Díaz, Experto en, Planificación Territorial, del Ceder de la ULagos"
17 campamentos registraba Osorno en 1990, cifra que se redujo a 10 asentamientos con 766 familias en 2017 y cinco campamentos en 2018, con 553 familias, según Techo Chile.
3.874 viviendas es la cifra de déficit que exhibe Osorno, según el Censo de 2017. La ciudad suma 2.531 viviendas irrecuperables o precarias.
424 viviendas vulnerables se construyen actualmente, que representan 27,2% de 1.557 viviendas en nueve proyectos de integración, con subsidio DS 19 para sectores vulnerables y medios.