Hace pocos días la OCDE presentó el informe "¿Un elevador social descompuesto? Cómo promover la movilidad social", planteando que los ingresos, la profesión y el nivel educativo se transmiten de una generación a otra, siendo necesario actuar para solucionar la estancada movilidad social, que se define "como el tránsito de una persona de un nivel socioeconómico a otro".
La relevancia de la movilidad social se relaciona directamente con la igualdad de oportunidades en una sociedad, donde cada persona debería tener las mismas posibilidades de alcanzar el éxito y una buena calidad de vida. En las sociedades donde ello no ocurre crecen las tensiones sociales y se incrementan las brechas entre los más ricos y los más pobres.
El informe plantea que al aumentar en los años 90 la desigualdad de los ingresos, provocó el estancamiento de la movilidad social y en promedio el niño de una familia pobre necesitaría por lo menos cinco generaciones para alcanzar un nivel medio de ingresos.
Mientras la brecha en los países nórdicos es de dos generaciones, en Chile es de seis generaciones y en Colombia son 11 las generaciones que deben pasar para que un integrante de una familia del 20% más pobre pueda alcanzar un nivel de ingresos medio de su país.
El estudio plantea, dicho de manera muy simple, que una persona pobre y sus generaciones seguirán siendo pobres y una persona rica y sus generaciones seguirán siendo ricas, manteniéndose e incrementándose las brechas sociales si no se generan políticas públicas adecuadas.
Las soluciones que se plantean son instituir políticas que brinden a todos la oportunidad de tener éxito, aumentando la inversión en políticas públicas en educación, salud y familia, creando condiciones más justas para los niños desfavorecidos. También se mencionan: el acceso a viviendas de buena calidad y transporte; el reducir la evasión de impuestos y diseñar sistemas tributarios que permitan redistribuir la riqueza; y fortalecer las medidas de protección social y los programas de capacitación.
Una de las formas más habituales de reproducción de la desigualdad es la transmisión de conocimiento de una generación a otra, puesto que predetermina las trayectorias de vida desde la infancia, pero de igual modo, la educación nos puede permitir como sociedad alcanzar la justicia social y el derecho a que todos los niños y jóvenes puedan desarrollar sus talentos y capacidades.
Óscar Garrido Álvarez, rector
de la Universidad de Los Lagos