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Los orígenes y desafíos del padre Jorge: el administrador apostólico de Osorno

PERFIL. El obispo Jorge Enrique Concha Cayuqueo, de 60 años, fue nombrado por el Papa Francisco para suceder provisoriamente al renunciado Juan Barros como primera autoridad de la diócesis local. El sacerdote franciscano apuesta por el diálogo, escucharse y la colaboración para restablecer la unidad en la fracturada Iglesia Católica osornina.
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Felipe Guerrero

Reconoce que es algo impuntual y un obispo poco convencional. Prefiere que lo llamen padre a monseñor, se siente chileno pero con sangre mapuche, y aunque no es de sonrisa fácil resulta muy cercano y afable.

Han sido días intensos para Jorge Enrique Concha Cayuqueo (60 años), quien el 11 de junio pasado fue nombrado por el Papa Francisco como administrador apostólico de la diócesis de Osorno, en reemplazo del renunciado Juan Barros Madrid.

Orígenes

Pero a pesar de la efervescencia del momento y la repercusión mundial que ha tenido este proceso eclesiástico, dice que se lo toma con calma, o al menos eso proyecta este sacerdote franciscano oriundo de la Región de La Araucanía, quien es el único cura de su familia.

Nació en Temuco el 8 de junio de 1958, aunque fue inscrito en Carahue. Es el mayor de dos hermanos y su padre Genaro (Q.E.P.D.) era un humilde y esforzado agricultor que trabajaba en plena cordillera de Nahuelbuta, mientras que su madre Rosario vive actualmente en la capital de La Araucanía.

"Mi padre era un hombre muy trabajador y empeñoso, esos son los recuerdos que tengo de él. Era de mucha fe a su manera, de misa dominical, muy alegre y de un sentido muy positivo a pesar de las muchas dificultades que tuvo. Mi madre también era bien positiva en la vida, con un cariño grande por los hijos", evoca el padre Jorge, cuya infancia y adolescencia transcurrieron principalmente en Nueva Imperial, provincia de Cautín.

Su enseñanza básica la cursó en el colegio Santa Clara y la media en el liceo de dicha comuna, donde paulatinamente se fue acercando a la vida pastoral. Allí comenzó a participar en actividades de la parroquia San Miguel.

-¿Cómo y cuándo nace su vocación sacerdotal?

-Me gustaba participar en la iglesia, en grupos juveniles, catequesis, misiones, era una cosa que me gustaba mucho y ahí pensé en ser sacerdote, pero fue un proceso paulatino hasta que una vez me hice la pregunta '¿y si me dedicara toda la vida a esto que me gusta?' Pero era un conjunto de cosas que me gustaban.

Orden franciscana

El nuevo administrador apostólico de Osorno relata que decidió ingresar a la orden Franciscana debido, entre otras cosas, a un libro que lo marcó durante su juventud: "fue muy fuerte, un libro sobre San Francisco, no me recuerdo el título, pero lo leí y me encantó. Me llamó mucho la atención y empecé a buscar franciscanos", afirma.

El padre Jorge -como prefiere que lo llamen- comenzó su formación sacerdotal en el postulantado de la orden franciscana de Chile, ubicada en San Francisco de Mostazal, en la Región de O'Higgins. Después se trasladó a las casas de formación de la orden en la capital Santiago, siendo ordenado como diácono y, finalmente, el 20 de diciembre de 1986 como sacerdote.

-¿Qué cosas caracterizan a los sacerdotes franciscanos?

-El sentido profundo yo creo que tenemos de fraternidad con todas las personas sin distinción, también el cuidado y cariño de la creación, que es muy importante porque es un tema que nos desafía hoy como cristianos y que en San Francisco tuvo una importancia vital a partir de la fe.

-¿Qué hay del hábito?

-Cuando a un religioso lo nombran obispo uno toma distancia de la congregación, pero sí le quedan dos cosas que uno puede utilizar: una es el hábito y la otra es decirse franciscano (en este caso). El hábito lo uso en algunos momentos del calendario litúrgico especialmente, por ejemplo en expresiones religiosas como procesiones o para Semana Santa.

Su carrera

Jorge Concha no habla mapudungún, pero sí italiano debido a sus estudios. Luego de ordenarse como sacerdote estudió bachillerato en Ciencias Religiosas en la Pontificia Universidad Católica de Chile, para luego realizar un doctorado en Ciencias Sociales en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, Italia.

Tras prestar diversos servicios en la Provincia Franciscana local entre 1996 y 2005, fue nombrado vicario parroquial en las parroquias Patronato de San Antonio de Padua y San Francisco de La Cisterna, en la Arquidiócesis de Santiago.

En 2009 fue nombrado visitador general de la Provincia Franciscana del Ecuador, para luego en 2011 ser elegido como ministro provincial de la Provincia Franciscana de la Santísima Trinidad de Chile (superior provincial de los franciscanos en el país). Tras ello, en 2014 fue elegido como primer vicepresidente de la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile.

Un año después, el 14 de julio de 2015, el Papa Francisco lo nombró obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago, siendo consagrado obispo el 29 de agosto de ese año. Finalmente, el 11 de junio del presente es nombrado administrador apostólico (sede vacante ad nutum Sanctae Sedis) de la diócesis de Osorno.

-¿Cómo vivió el proceso del obispo Barros desde fuera?

-Con la información pública que todo el mundo tiene, que había sido un aterrizaje con dificultad en Osorno, que durante todo este tiempo nunca logró ser acogido plenamente y que era motivo de dolor y de preocupación... pero a la distancia, porque cada obispo depende del Papa. El obispo es autónomo y se remite sólo al Papa.

-¿Tiene un pensamiento crítico sobre esta situación?

-Creo que se dejó pasar mucho tiempo y que esto dañó la vida normal de la Iglesia en Osorno y también le pasó la cuenta a él, lo afectó mucho como persona.

-¿Se equivocó el obispo Barros?

-Creo que él sufrió mucho esto, creo que no sopesó bien las consecuencias quizás al comienzo, pero tratando de ser obediente con el Papa, porque él fue quien lo nombró acá. Hablé muy poco con él... después de los últimos acontecimientos recibí una llamada suya en que hablamos un poquito, me saludó y me deseó que me fuera bien aquí en la diócesis.

-¿Qué pensó cuando le informaron que lo enviarían a Osorno?

-En el momento no lo pensé tanto, sino que a las 24 horas después empecé a tomar más conciencia y a pensar más en lo que suponía Osorno, porque no me quedó mucho tiempo para pensarlo.

Desafíos

Concha reconoce que hay heridas y tensiones aún latentes que están llamadas a curarse. Consultado sobre qué cosas viene a aportar principalmente para sanar dichas llagas, señala que "diálogo y escuchar para restablecer la unidad de los católicos. Veo eso como mi gran tarea y desafío".

Sobre cómo está abordando esta labor, afirma que "lo tomo esperanzado, con muy buen ánimo, me he sentido acogido y estoy agradecido de Dios por eso. Siento que es un desafío, pero también que junto a todos los involucrados vamos a salir adelante".

-¿Con qué pueblo cree que se encuentra en Osorno?

-Con un pueblo católico muy esperanzado y creo que esta esperanza también está en personas que no participan de la Iglesia, porque así lo he podido ver y me lo han dicho, pero que también tienen la esperanza de que la comunidad católica pueda restablecer una vida normal y de colaboración con el resto de la sociedad.

-¿Por qué cree el Papa pensó en usted para este cargo?

-Creo que habrá visto que puedo servir acá y creo que ha influido bastante el hecho de que sea franciscano, se me ocurre, y que pueda favorecer el diálogo, yo pienso.

-¿Se identifica con monseñor Valdés? ¿Qué valores ve en él?

-Sí, hay dos cosas que me llaman la atención, su espiritualidad y su vida de oración, esa parte es fuerte en él, encuentro que es algo muy valioso y es digno de mirar con atención para tratar de uno acercarse a eso. Lo otro que me gusta mucho es su cariño y amor por los pobres, eso me llega mucho. Además sé que fue muy querido, que es siervo de Dios y que hay personas que dicen que él les ha hecho milagros.

Ante la pregunta de si tiene la facultad para reactivar el proceso de beatificación del primer obispo de Osorno, afirma que sí, pero que "primero tengo que informarme bien del estado actual del proceso y ver cuál es el paso siguiente que habría que realizar".

Con todo, el padre Jorge se define "muy mundano para mis cosas" y se siente chileno con sangre mapuche.

A este hombre sencillo le aguarda una gran misión en Osorno y para eso ha llegado.

"Creo que el Papa habrá visto que puedo servir acá y creo que ha influido bastante el hecho de que sea franciscano y que pueda favorecer el diálogo" "Creo que se dejó pasar mucho tiempo y que esto dañó la vida normal de la Iglesia en Osorno y también le pasó la cuenta a Barros, lo afectó mucho como persona""

"Quizás puedo parecer muy mundano para mis cosas, pero me gusta así, no soy un obispo muy convencional ""