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Llamado a la "reconciliación" destaca en el análisis de los sacerdotes tras partida de Barros

CLERO. Cuatro prelados, que fueron protagonistas durante los tres años que Juan Barros lideró los destinos de la diócesis de Osorno, abordaron el actual escenario y lo que viene luego que el Sumo Pontífice aceptara la renuncia del obispo local.
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María Isabel Triviño

El padre Pedro Kliegel, quien el 18 de enero de 2015 envió una carta al nuncio apostólico, Ivo Scapolo, cuestionando el nombramiento de Juan Barros como obispo de Osorno, manifestó ayer -tras conocer la decisión papal de aceptar la renuncia de monseñor- que "es un primer paso para encontrar la paz", lo que "es muy importante, aunque sea doloroso para ambas partes: para el señor obispo y para nosotros también".

Asimismo, expresó que es un paso para la Iglesia en nuestro país, que necesita "mucha oportunidad para ver ahora la verdad a la cara".

El sacerdote agregó que "si en tres años no hemos logrado dialogar profundamente, entonces hubo que tomar una decisión, para que las trizaduras que estaban abriéndose cada vez más lograsen ahora sanar".

El padre Kliegel también reconoció que "diálogo permanente y profundo faltó y tenemos que hacer esa autocrítica. No fuimos capaces de acercarnos en forma tranquila y una intervención de afuera a veces es necesaria", indicó.

Acotó que "es una bendición de una crisis, que siempre es una oportunidad".

Reconciliación

El sacerdote de origen alemán opinó que "ahora tenemos que acercarnos de a poco, porque esto no va a ser fácil, ya que hay quiebres".

También manifestó que encontrar la paz es un camino y esa será la misión, que él cree que va a resultar, pero sostuvo que "tenemos que ser muy sinceros el uno con el otro, para que no se intente tapar algo, sino que se destapen todas nuestras incapacidades y las cosas positivas también".

Sobre la designación de Jorge Concha como administrador apostólico, dijo que lo conoce y añadió que "es un hombre muy modesto que sabe escuchar y ofrece mano tendida. Creo que será para nosotros un regalo poder trabajar con un hombre reconciliador".

Consultado sobre la renuncia de Juan Barros que fue aceptada por el Papa Francisco, el padre Adán Lugowski, cura de la parroquia del Espíritu Santo en la población Quinto Centenario en Rahue, manifestó que es difícil opinar sobre este tema.

Consignó que "por un lado considero al obispo como muy buena persona y lo valoro muchísimo. Al grupo de globos negros no lo valoro tanto", acotó.

El cura polaco consignó que "espero que el obispo se sienta bien y pienso que la decisión también fue tomada para que él descanse y tome su tiempo, porque acá se trataba de hacerle la vida imposible".

Sobre cómo esto incidirá en tener una diócesis más unida, el sacerdote explicó que seguramente van a querer hacer eso, tal vez celebrando algunas liturgias con los grupos de laicos y de fieles de Osorno, y expresó que "quizá la iniciativa del Papa va por ese lado".

Laicos

En cuanto a los reparos que durante estos tres años ha expresado por el actuar del Movimiento de Laicos de Osorno, fue enfático al señalar que "ellos tenían el objetivo de interrumpir celebraciones litúrgicas poniendo parlantes en altavoz, y eso no es correcto".

Asimismo, Lugowski opinó que "ellos debieran reconocer las cosas que hicieron mal. Esto es no respetar la presencia de nuestro señor Jesucristo en medio de la liturgia".

Y recalcó que "era tan fuerte el odio hacia la persona del obispo, que les llevó hasta no respetar lo más sagrado que posee la Iglesia Católica, que es el mismo Jesús sacramentado. Por eso, ellos debieran reconocer su culpa", insistió.

Subrayó que le interesa que la gente crea más en Dios. Por eso, " desde mi punto de vista como sacerdote, era terrible ver muchas personas que movidas por un descontento a la elección del obispo, llegaran hasta el punto de gritar 'fuera' durante la consagración".

"Es un primer paso para encontrar la paz (...) es muy importante, aunque sea doloroso para ambas partes: para el señor obispo y para nosotros también""

"Era tan fuerte el odio hacia la persona del obispo, que les llevó hasta no respetar lo más sagrado que posee la Iglesia Católica""

El sacerdote de la parroquia Jesús Obrero, quien recalcó que no fue ni es el vocero de monseñor Juan Barros, se refirió a la carta de despedida del ahora ex obispo de Osorno.

En este contexto, señaló que "quienes conocemos a monseñor Barros sabemos que es una carta muy sincera y muy de él, muy de un hombre de Dios que tiene mucha fe y amor por la Iglesia".

En cuanto a la alusión de Barros a que "el Padre ayude a todos a mejorar", el prelado más joven de la diócesis indicó que ese mensaje es para todos, no sólo para quienes trabajaron con él, sino que también para las personas que estuvieron en su contra. "Cada uno en su conciencia tendrá que responder frente a Dios", acotó.

Renuncia

En cuanto a la aceptación de la renuncia del obispo local por parte del Santo Padre, el prelado expresó que "yo aquí hago un acto de fe, tal como lo hice el 10 de enero de 2015, cuando el Papa nombró a monseñor Barros como obispo de Osorno. Me puse inmediatamente a disposición de la diócesis, porque era seminarista entonces".

Agregó que "cuando llegó a Osorno, en una conversación personal le dije que hacía un acto de fe, porque era el obispo nombrado por el Papa. Y, en base a eso, me colocaba a disposición para trabajar con él".

González añadió que "hoy hago exactamente lo mismo. Acepto lo que el Papa Francisco ha decidido respecto de nuestra diócesis y al nombramiento de ese administrador pastoral, pues sigo haciendo un acto de fe".

Y, si bien no lo conoce, dijo que "así como trabajé con monseñor Rebolledo y con monseñor Barros, seguiré colocándome a disposición del nuevo administrador apostólico. No puedo hacer un juicio, ni menos un prejuicio de su persona. El tiempo es el mejor aliado para hacer un buen trabajo, por el bien de la diócesis de Osorno", resaltó.

Capellán de la cárcel de Osorno y sacerdote de la parroquia Santa Rosa de Lima, en la que durante años se reunieron los integrantes del Movimiento de Laicos de esta ciudad, el padre Américo Vidal expresó que "yo siempre tuve la convicción que nunca debió haber asumido el obispo Barros en Osorno. No soy juez de nadie, pero tuve esa certeza", explicó.

Añadió que "gracias a Dios, hay en el corazón del hombre una nostalgia de reconciliación y eso es lo que esperamos de aquí en adelante".

Vidal también comentó que pese a las divisiones que existen, "aceptando a Dios como señor de nuestras vidas, queremos reconciliarnos con nosotros mismos, con nuestros hermanos y nuestras familias, con nuestro pueblo osornino, para que emprendamos un nuevo camino de nuestra pastoral".

En esta línea, el sacerdote osornino además enfatizó que "es muy difícil vivir el congreso eucarístico en la diócesis, porque hay un quiebre entre sacerdotes, entre diáconos, entre comunidades".

Por ello, argumentó que "se va a hacer muy difícil aunar criterios y también hacer un trabajo pastoral... Y queremos realmente que nuestra diócesis sea un lugar permanente de encuentro y reconciliación, y una Iglesia que dialogue e invite al diálogo", contó.

Acotó que "si el Papa hizo un gesto que se equivocó y pidió perdón, todos nosotros, unos más y otros menos, también debemos hacer el mismo gesto de apertura"

NOMBRAMIENTO

Sobre el nombramiento de monseñor Jorge Concha como administrador de la diócesis, el prelado señaló que no lo conoce, pero lo recibirá con amor y cariño.

"Es un trabajo difícil que iniciaremos. Urge la comunión y la fraternidad. Las raíces de la reconciliación se encuentran en el misterio de la vida del señor Jesucristo", dijo.

"Acepto lo que el Papa Francisco ha decidido respecto de nuestra diócesis y al nombramiento de ese administrador pastoral, pues sigo haciendo un acto de fe""

"Yo siempre tuve la convicción que nunca debió haber asumido el obispo Juan Barros en Osorno. No soy juez de nadie, pero tuve esa certeza""

Padre Pedro Kliegel

Padre Adán Lugowski

Padre Walther González

Padre Américo Vidal