Hoy hay demasiadas personas que están siendo objeto de bullying en los colegios y lugares de trabajo, ya sea en "vivo y en directo", o bien, a través de internet y de las diferentes redes sociales que existen, sea que se trate de niños, de adolescentes o de adultos. Todas esas personas sufren por igual, cuando -por distintas razones- son objeto de burlas crueles y de mal gusto, cuando son excluidas y rechazadas por sus pares, cuando son insultadas, amenazadas y "troleadas" vía redes sociales -sin ningún tipo de respeto por su dignidad como ser humano-, a través de lo que se ha dado en denominar como bullying y ciberbullying.
Es por ello que tanto los padres de los niños que son objeto de este tipo de actos, como así también los padres de aquellos otros chicos que utilizan estas prácticas despreciables, deben estar muy atentos, con el fin de detener a tiempo tales actos, los que reflejan una mezcla explosiva de discriminación, racismo, clasismo e intolerancia ante la diversidad.
La razón de destacar lo anterior es muy simple: estos actos causan mucho daño y sufrimiento a las personas, al mismo tiempo que tiene consecuencias muy negativas para el bienestar y la salud -tanto física como mental- de aquellos que sufren estos ataques. Este tipo de vivencia representa un ataque artero y cobarde a la imagen y a la autoestima de las personas, con efectos que son devastadores, por cuanto muchas de ellas corren el riesgo de caer en depresiones y cambios de ánimo muy severos, en tanto que otras personas más sensibles intentan suicidarse (algunas de ellas con éxito), porque son incapaces de soportar la maldad y virulencia con que actúan los matones y los acosadores virtuales.
A menudo, la víctima no ha hecho nada para merecer el ataque del que está siendo objeto, salvo tener un rasgo personal del cual no se puede liberar, porque el sujeto nació con él. Es un rasgo que ahora se ha convertido en centro de burlas: tener la piel muy oscura, sufrir algún tipo de discapacidad (cognitiva o física), por ser muy gordo o muy flaco, por ser "poco popular", porque usa lentes gruesos, porque la persona es poco agraciada físicamente, etc. En estas historias de bullying y ciberbulling no existe una sola víctima o un solo responsable.
Nuestra responsabilidad es la de poner fin a este tipo de actos y no permanecer indiferentes ante estas conductas cobardes y malintencionadas, ya que la próxima víctima de discriminación, maltrato o rechazo podría ser nuestro propio hijo o hija, y entonces ya será muy tarde.
Franco Lotito C. , académico,
escritor e investigador