Desde siempre, la leña ha sido la principal alternativa de la población del sur del país para calefaccionar sus hogares durante los meses de bajas temperaturas. La relativa mayor disponibilidad de este recurso dendroenergético, gracias a la cercanía con las áreas boscosas; su precio accesible; y la propia cultura sureña de la estufa o cocina a leña encendida en el interior de las viviendas, ha hecho de esta variable la más usada, por lejos, en cada una de las ciudades ubicadas desde Rancagua al sur. Por lo mismo, ha sido su uso incorrecto, sea por el consumo de leña húmeda, sea por la manipulación ineficiente de los calefactores, la principal causa del deterioro de la calidad del aire que afecta a las zonas urbanas y que ha derivado en que las de mayor tamaño, Osorno entre ellas, cuenten con planes de descontaminación atmosférica.
La gran solución para morigerar decididamente las emisiones de partículas contaminantes pasa, entonces, por el uso correcto de la leña, es decir, que tenga no más de un 25 por ciento de humedad. En caso contrario, ni un buen calefactor ni la mejor aislación térmica lograrán evitar la liberación de elementos contaminantes hacia la atmósfera. Es por ello que resulta tan vital que la leña que se comercializa en Osorno sea la adecuada; y esto, lamentablemente, está lejos de suceder, pues a pesar de la evidencia respecto de la incidencia de la leña húmeda en la contaminación, su precio, su disponibilidad y, sobre todo, la enorme facilidad con que ingresa a la ciudad, sin las debidas fiscalizaciones, facilitan su llegada a los hogares.
En el gobierno anterior, el entonces ministro de Energía, Máximo Pacheco, puso todos sus esfuerzos para conseguir que la leña fuera declarada como combustible, a fin de que se le sometiera a los mismos controles de cualquier tipo de combustible, y que se explican fundamentalmente por una estricta regulación. Pero la intención, la verdad, no pasó de ser una idea. Así, es menester que la actual administración ministerial tome esta posta y avance con celeridad en este proyecto, que sin ser la panacea absoluta, ayudaría de manera significativa a evitar el ingreso y comercialización de leña húmeda en las ciudades del sur del país.