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Católicos de Osorno esperan retomar la normalidad tras reunión de los obispos en Roma

EXPECTANTES. Los fieles católicos, más allá de su posición respecto del obispo Juan Barros, manifiestan el deseo de recuperar la confianza en la Iglesia local, tanto al interior como hacia el exterior de ella. Muchos creen que el cónclave en El Vaticano traerá grandes cambios en la curia chilena.
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Ignacio Vera

En estos momentos la curia católica chilena está casi en su totalidad reunida con el Papa Francisco en Roma. No es nada común que el máximo líder de la Iglesia Católica Romana convoque en El Vaticano a los obispos de un país en pleno, que es lo que ha ocurrido ahora con el episcopado chileno luego del informe que monseñor Charles Scicluna le entregó al Pontífice.

Normalmente, la Santa Sede echa mano a su conocida diplomacia para resolver problemas. Pero esta vez, y tras la polémica y accidentada visita del Papa Francisco a Chile en enero pasado, se ha querido dar una señal potente de cara al mundo entero.

El dolor de cabeza del llamado caso Karadima y todas sus ramificaciones, incluyendo la del obispo de Osorno, Juan Barros, no ha sido una crisis únicamente para la jerarquía, sino que también para laicos miembros de la llamada "iglesia de base", aquellos que participan de grupos, movimientos, congregaciones o parroquias y que han debido manejar la división interna, la polémica mediática y la desconfianza de parte de la comunidad, tras el nombramiento del prelado.

Más allá de la campaña de oposición organizada que algunos laicos han hecho en contra del obispo Barros, ha existido en estos años también un rechazo pasivo a su figura en el seno del catolicismo osornino. Otros grupos de fieles, por su parte, no se opusieron al nombramiento, pero están cansados del revuelo que genera la situación.

Hermetismo

Al intentar hablar con representantes de distintos sectores y actores de la feligresía católica de la diócesis, para saber cómo esperan las determinaciones que tomará el Papa durante este cónclave de los obispos chilenos en El Vaticano, en varios casos se cerraron absolutamente las puertas. Muchos no desean hablar y piden de "frentón" "no hurgar más en la herida", llegando incluso a acusar de "morbosidad" a la prensa.

Ángela Jaramillo, miembro del Movimiento de Renovación Carismática y que se desempeña en la Parroquia El Buen Pastor de Ovejería, señala que "hemos vivido esto como siempre, con mucha oración y continuamos con nuestro trabajo pastoral y catequesis en la parroquia", queriendo siempre dar una imagen de normalidad en la vida cotidiana de su comunidad.

Respecto del ánimo de la gente, percibe en su parroquia y movimiento "mucha disposición de seguir celebrando nuestra fe y animando todos los actos de celebración. Siento que los que vivimos nuestra espiritualidad tenemos confianza en la misericordia de Dios y por eso tenemos alegría".

Sobre qué expectativas tienen en su parroquia en torno a la reunión de obispos en la Santa Sede, Jaramillo dice que "sólo seguimos orando para ser fieles cristianos, protagonistas del futuro de nuestra amada Iglesia".

Cuesta que desde los grupos católicos organizados locales hablen directamente sobre los cuestionamientos al obispo Barros. Cuesta, incluso, que hablen siquiera, ya que frente a la prensa reina la desconfianza y el resquemor.

Normalidad

Néstor Ruiz, del Movimiento de Cursillo de Cristiandad, dijo que "nosotros como cristianos creyentes en Dios hemos trabajado antes y después de la visita del Santo Padre, hemos seguido evangelizando, que es nuestro servicio para el Señor".

Para graficar la situación de su movimiento durante la administración del obispo Barros en la diócesis, Ruiz afirma que "en estos dos años anteriores, 2016 y 2017, tuvimos 89 nuevos cursillistas y seguiremos trabajando para que este año, donde haremos cursillos en julio, siga creciendo nuestra familia".

Ruiz quiere hacer hincapié en que "no paramos y estamos muy motivados con respecto a la situación de la Iglesia en Osorno".

Quiere proyectar ante todo normalidad respecto del estado de la diócesis.

"La situación está normal, las misas se siguen haciendo y la comunidad cristiana participa. También hay una instancia de formación donde una vez al mes nos formamos y participan de todas las parroquias".

Además, minimiza el peso real de la disidencia que se ha manifestado contra el actual obispo: "Se sigue trabajando de forma normal. A la última instancia de formación asistieron unas 150 personas", sentencia.

De acuerdo a su parecer, las actividades de los cursillistas, y en general de la iglesia osornina, no ha sufrido mayores percances en este último tiempo, postura que contrasta con la de varios actores al interior de la comunidad católica de la diócesis, que sí reconocen una baja en la asistencia y en la participación activa de los servicios religiosos.

Expectativas

El padre Bernardo Werth, alemán de casi 77 años y párroco de la catedral desde 2004, tiene la esperanza de que este cónclave de los prelados chilenos con el Papa pueda recomponer las cosas. "Para eso hemos estado rezando", apunta.

Sobre cómo ha afectado el rechazo a Juan Barros en la vida cotidiana de su parroquia (la catedral misma, sede también del obispo), especialmente respecto de los servicios religiosos, dice que "se ha mantenido más o menos igual que antes, pero desciende en ocasiones puntuales".

No niega, sin embargo, que algunos fieles han preferido buscar otra dirección pastoral, más lejos del centro de la polémica: "Algunas personas que antes venían han dejado de hacerlo y me han dicho que ahora asisten a otros templos", revela.

Para él, la reunión de Roma es una oportunidad para recomponer las confianzas y recuperar la normalidad. "Creo que esa es la idea del Santo Padre y para eso ha convocado a los obispos", dijo.

Víctor Pérez, catequista y coordinador en la Parroquia Jesús Obrero, cuenta que "como comunidad hemos decidido no hablar a nivel de entidad, porque en temas como este siempre habrá gente con miradas distintas, por lo tanto, para evitar los roces internos que son normales en los grupos, determinamos no hablar del asunto como parroquia, sino que a nivel personal".

Hecha esa aclaración, Pérez señala que en la reunión de Roma "el Papa está haciendo un llamado a todos los que tienen la responsabilidad de dirigir las diócesis y creo que se viene un cambio estructural grande. No podemos tapar con un dedo lo que está ocurriendo dentro de la Iglesia, y por lo tanto, como laicos esperamos que sea lo mejor".

Daño

Karina Valenzuela también es catequista, además de profesora de religión en distintos colegios católicos. Igualmente ayuda en la catedral con la misa. "Todo lo que ha sucedido le ha hecho un gran daño a la Iglesia. Ha disminuido bastante la gente que participa en la eucaristía", enfatizó.

Sobre los servicios en la catedral, agrega que "ha bajado bastante la participación de las personas, sobre todo en las festividades. A veces en las misas del sábado o del domingo en la tarde te encuentras con muy poca gente".

La catequista no se refiere únicamente a las personas que van a escuchar la eucaristía y a recibir la comunión, sino que a quienes participan pastoralmente en la celebración: lectores, auxiliares, gente que pasa el canastillo de las limosnas. Según su impresión, ahí es donde se ha notado un descenso más fuerte.

Así y todo, Karina reflexiona: "Las personas van pasando, los sacerdotes, los obispos, y nosotros debemos saber en quién está enfocada nuestra fe, que es en Jesucristo. Eso no quita que la situación del obispo deba aclararse, al fin y al cabo para eso es la reunión con el Papa".

En la misma línea, añade que "no podemos ir o dejar de ir a la iglesia por una persona. Pienso que la fe no debe quebrantarse por estas cosas, por mucho que remecen y uno lo entiende".

Sobre sus expectativas frente a la reunión en El Vaticano, expresa que desea que "la decisión que se tome sea por el bien de la Iglesia, porque todo esto ya desenfocó la visita del Papa a Chile y se le ha generado un daño. A lo mejor será imposible retomar todo como era antes, pero espero que las personas vuelvan a confiar y a acercarse, que mejoremos".

Los obispos chilenos deberían permanecer desde hoy y al menos hasta el jueves en la jornada de trabajo y reflexión a la que fueron convocados por el Papa Francisco.

"La situación está normal, las misas se siguen haciendo y la comunidad cristiana continúa participando"

Néstor Ruiz, Integrante del Movimiento de Cursillo de Cristiandad"

"Las personas van pasando, los sacerdotes, los obispos, y nosotros debemos saber en quién está enfocada nuestra fe, que es en Jesucristo"

Karina Valenzuela, Catequista"