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No revela su equipo de fútbol favorito y menos su corriente política. Amador Nahum, de 85 años, se define a sí mismo como un comerciante y por ende evita hacer comentarios o revelar información que pueda generar cualquier tipo de mella o baja en su negocio, donde dice tener "un millón de amigos".

Para él, el prestigio es fundamental para la prosperidad y no está dispuesto a perder amigos o clientela por ese tipo de diferencias.

La historia de la zapatería "El Amigo", ubicada en calle Eleuterio Ramírez 1053, comienza en Río Negro, cuando Amador Nahum, el cuarto de seis hijos de los inmigrantes sirios Salim Nahum y Lucía Martabit -que llegaron a la zona en marzo de 1931-, asomaba a la vida.

Tras arrendar un inmueble a un ciudadano vasco-francés, sus padres abrieron una tienda de confección y telas. Los árabes son conocidos por ser hábiles comerciantes y los padres de Amador no eran la excepción. Rápidamente el negocio dio sus frutos y pudieron abrir pronto nuevas tiendas en el centro rionegrino.

"Como agradecimiento a esta prosperidad, mi padre construyó gratis la Cruz Roja de Río Negro, que ahora tiene como 70 años. Toda esta enseñanza y trabajo sirvió para mi ejemplo, escuela que apliqué cuando construí este edificio de cuatro pisos", apunta Amador con sus lentes de marco negro y una cotona azul desde el otro lado del mostrador.

Cuando Amador habla del edificio de cuatro pisos, se refiere justamente al inmueble de calle Ramírez donde se emplaza actualmente la zapatería y que hoy ocupa gran parte de su descendencia como vivienda.

"Esto lo empecé a construir el año 1973 y a la mitad de la construcción abrimos la tienda. Luego de unos 10 años trabajando terminé de construir el edificio", apunta el protagonista, quien confiesa que el nombre de "El Amigo" nace de una especie de estrategia donde "el amigo" son los clientes.

"Si yo vendo más me siento más contento, porque creo que tengo más prestigio, más simpatía, más de todo. Si no vendo tengo que pensar muy bien por qué. La preferencia del cliente es sinónimo de simpatía y amistad y todo eso es prosperidad", recalca.

Pero este terreno no fue adquirido gratuitamente, ya que Amador trabajó como independiente algunos años en una tienda de la calle Lynch para recaudar los fondos que le permitieran comprar la casa de madera que a fines de los '50 ocupaba ese terreno.

Sumando el paso del tiempo, ya son 55 los años que lleva Amador trabajando junto a su señora y algunos de sus hijos en tiempo de vacaciones.

Pero no todo ha sido familia y negocio, también la desgracia se ha hecho presente en su vida. Así fue que un 11 de febrero de 1971 se quemó la casita de madera que había comprado antes de construir la edificación de cuatro pisos.

"Estaba empezando con la tienda... no tenía seguro y quedaron las puras cenizas", recuerda. Aunque reconoce que probablemente fue para mejor, porque eso le permitió a él y al dueño de la propiedad del costado formar estructuras más modernas y óptimas para el comercio y el desarrollo de la ciudad en esa época.

Sin embargo, en ese momento, casado, con cuatro hijos pequeños y recién comenzando, fue un golpe bastante duro.

"Con la ayuda profesional de Juan Quintana, constructor civil, mi trabajo y mis ahorros pude empezar a construir el edificio", relata.

Anécdotas

Una de las características de este personaje de la cultura popular local es la oratoria.

"Empecé hablando en familia, en el cumpleaños de un hermano de mi papá. Él era una persona tan grata para mí que a todos les gustaron mis palabras y me felicitaron. Usted sabe que satisfacer a la familia es muy difícil", comienza contando Amador, quien luego de esa instancia tuvo otras intervenciones exitosas en la materia.

"Le hablé a un concejal, del cual no revelaré la postura política porque yo soy comerciante y como tal respeto todas las ideas políticas, pero llegó a ser alcalde de Río Negro. Más tarde le hablé a un diputado, pero lo más lindo fue cuando le hablé a un candidato a Presidente de la República, que llegó a serlo", dice.

"Una vez que llegó a Osorno en el mismo Regimiento Arauco, y una vez que se sentó en su lugar de Presidente preguntó: dónde está Amador Nahum. Eso fue lo primero que dijo, porque quería agradecerme por haberlo ayudado en su campaña y porque le quedaron algunas cosas que le dije", continúa.

"Pasaron dos o tres días y vino un diputado de Osorno a este mismo local que era de madera en aquellos tiempos y me dijo: Oiga amigo Nahum, perdone que no lo hayamos invitado a la comida con el Presidente de la República, porque era muy protocolar... (ríe). Ahí me di cuenta que mis palabras impactaron en su persona (y que tenía capacidades como orador)".

En ese entonces le comentó acerca de un caso real y una ley algo impopular que estaba en tramitación, pero que a su entender era necesaria.

También vivió una situación similar con un decano de la Universidad de Chile con quien tiene algún parentesco. Esa persona, culta, académica, habló en un funeral y le preguntó a Nahum, conocido por sus habilidades de oratoria, cómo lo había hecho... a modo de evaluación. A ello le contestó: Un cinco (se rió nuevamente).

Industria del calzado

Aunque le hubiera gustado ser constructor, su especialidad son los zapatos. Al respecto, leyó una respuesta que tenía preparada:

"Estoy muy contento de que la industria actual esté haciendo progresar al pequeño y mediano industrial que es muy entendido de zapatos, haciendo la competencia al chino, marcando la diferencia en la calidad, lo que se ve reflejado en la durabilidad del producto".

"El chileno trabaja con el mejor cuero y suela, que son hechos por pequeños y medianos productores. Los mejores están en Santiago", finaliza.

Falta espacio para contar más cosas de este personaje que goza de buena salud y humor y que ve con optimismo el futuro de la ciudad. Su único anhelo estético es que los jóvenes dejen de rayar las murallas.

"Si no vendo tengo que pensar muy bien por qué. Para mí la preferencia del cliente es sinónimo de simpatía y amistad y eso es todo prosperidad"."

Nombre: Amador Nahum Martabit

Fecha de nacimiento: 24 de octubre de 1933

Ocupación: Comerciante

Familia: Casado con Marta Santibáñez . Tiene seis hijos y 13 nietos.

Cargo: Dueño de la zapatería y tienda "El Amigo"

Amador Nahum: el comerciante con un "millón de amigos"

Desde su tradicional zapatería y con su particular estilo, este osornino de 85 años hace un alto en sus quehaceres para conversar con El Austral sobre su vida, su familia y la evolución económica de su negocio en pleno centro de la ciudad.

diego rosas

diego rosas

85

años tiene este comerciante de padres sirios que tras perderlo todo se levantó cual ave fénix para reconstruir su negocio y mantener a su familia.