¿Alguna vez se ha preguntado usted -como papá o como educador- qué es lo que sucede al interior de la mente de los niños cuando escriben, pintan y dibujan, como si fuera un juego? Pues bien, ese órgano llamado cerebro representa una verdadera maravilla del desarrollo humano, por cuanto cuando el niño realiza las actividades más arriba señaladas, como si fueran un juego, el cerebro: 1.- Produce serotonina, un neurotransmisor que reduce la ansiedad y regula el estado de ánimo de las personas. 2.- Facilita la participación de la acetilcolina, otro neurotransmisor que favorece los estados de atención y memoria y, por ende, del aprendizaje significativo. 3.- Genera endorfinas y encefalinas, neurotransmisores que promueven en los seres humanos el estado de bienestar y la sensación de calma, reduciendo la tensión y propiciando el trabajo del tipo creativo.
Se ha demostrado -sin lugar a dudas- que los niños pequeños son como esponjas que aprenden jugando y que absorben todo aquello que se les ponga por delante. Pero para ello, requieren de ciertas condiciones que no siempre se les entrega.
Un ejemplo claro, es el hecho que el tiempo promedio de atención sostenida de un niño oscila entre los 15 y los 20 minutos, en función de lo cual, lo ideal sería que las "clases" se dividieran en bloques de no más de 20 minutos.
Importante al respecto de este punto es lo siguiente: ¿cuántos menores tiene a su cargo la persona responsable de educar a estos niños? Le doy un dato a tener en cuenta: el exitoso modelo danés de educación exige la presencia de una parvularia a cargo de ¡tres niños!
Ahora bien, el juego de los niños al "como si…" ellos fueran esto o lo otro, es el disfraz ideal con el que el docente camufla, por así decirlo, el aprendizaje a edades tempranas, donde el menor aprende por sí mismo y de manera espontánea, sin forzar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El cerebro nos depara, además, otra maravilla: las neuronas espejo (o neurona especular), es decir, aquel sustrato cerebral que tiende de manera inconsciente a imitar a aquellos sujetos que tenemos ante nosotros y que se activa cuando la persona observa algún gesto, acción o actitud realizada por otro individuo, es decir, "conectamos" nuestras acciones con las de los demás. Esto es lo que nos permite comprender de mejor forma a quien tenemos frente a nosotros.
Dr. Franco Lotito Académico, escritor e investigador (UACh)