Para llegar a La Naranja, el equipo periodístico de El Austral de Osorno tuvo que pasar por un camino de tierra en no muy buenas condiciones, entre campos y bosques de la Cordillera de la Costa, pero el recorrido en su meta, valió la pena: el olor a cordero asado era la carta basal de bienvenida a todos los visitantes de esta recóndita zona de la comuna de Purranque.
Como parte del circuito de fiestas costumbristas que se desarrollan en la mencionada comuna, la Fiesta del Asado de Cordero tiene su público fiel, que llegó en alta cantidad a la cancha del sector, disfrutando de las diversas bondades de esta muestra: comida típica, bailes folclóricos, entretención para los más pequeños y muchas risas, ademas de algunos rostros un poco colorados, sea por efecto del sol o la onerosa ingesta de vinos y cerveza.
Colorido
La fiesta partió a la hora programada, puntualmente a las 14 horas. Y entre los últimos detalles, como las empanadas amasándose, el carbón y los leños para los asados, entre otros avatares, la gente comenzó a llegar, mientras se desarrollaba la presentación del grupo folclórico "Entre Ríos y Praderas", quienes desplegaron una impecable muestra de bailes americanos y de nuestro país.
Quizás el punto negativo fue que las niñas del elenco folclórico no tenían donde cambiarse de ropa, por lo que debieron hacerlo detrás de un furgón que a su vez, estaba tras el escenario.
Problemas aparte, el colorido de las danzas fue ampliamente vitoreado por el público presente.
Locales
Como buena fiesta del asado de cordero, las parrillas estaban listas y dispuestas para ser usadas en el fragor del cocimiento de la carne.
Algunas manos expertas entregaron sus consejos para que el cordero quede de "chuparse los dedos".
Omar Caipillán, oriundo de Tegualda, dijo que prefiere echarle la sal al final, mientras daba vueltas incansablemente el "pancho", esperando la hora y media que se demora en promedio esta preparación.
Por su parte, Luis Maichil, desde el sector rural de Los Ángeles, es de los que sala la carne al inicio, además de aliñarla con un poco de ajo chilote, para el sabor.
"Cada uno tiene sus secretos, yo creo que la sal debe echarse al punto, porque mientras se va cocinando, se va filtrando", agregó.
Para Orlando Martínez, de la zona de Coligual, la importancia de estas instancias radica en que son una importante oportunidad de ingresos.
"Llevamos siete años con las costumbristas, es un ciclo donde hay comunidades, centros de padres, juntas de vecinos, que organizaron esto para poder vender sus productos. Por ejemplo, si usted tiene cinco o seis corderos, los puede vender en estas fiestas".
Y sin duda que aparte de los asados, es una oportunidad para diversas instancias culinarias.
Dulce o salado
Hubo un momento que el local de Jéssica Ramírez, proveniente del Corte Alto, no paró de atender gente. Quizás, entre tortas, kuchenes y pie de limón, hubo algunos comensales que prefirieron esta alternativa más dulce.
"Participo todos los años en las fiestas costumbristas. Me va muy bien. Harán unos diez años en la repostería (...) siempre me ha gustado, me quedan bien y siempre me invitan a estos festivales y bueno, la necesidad de repente te lleva a esto, ya que en el sector donde vivo no hay mucho trabajo, no hay mucho desarrollo, así que obligadamente hay que buscar otras maneras", argumentó la pastelera.
Por su parte, Rosa Cárcamo, de Coligual, es la ama y señora del local "Las Primitas", donde las empanadas de carne, queso y mariscos son las preferidas por la gente. "Llevo trabajado tres años, junto a mis hijas, hijos, nietos, todos (...) y gracias a Dios nos ha ido súper bien". Gente de esfuerzo que ama atender.