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ENTREVISTA. Gonzalo Fuenzalida, vicepresidente de Renovación Nacional, y su visión de la derecha:

"Muchas veces caemos en el pragmatismo absoluto y sin un discurso que lo sustente"

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Gonzalo Fuenzalida, el vicepresidente de Renovación Nacional, elaboró un documento llamado "Gobernar con nuestras ideas" (ver citas destacadas) y es una hoja de ruta para el eventual Gobierno de Sebastián Piñera.

En el texto, el diputado -quien va por la reelección -llama a instalar tres grandes ejes: poner a la persona en el centro de la acción política, tener como guía la naturaleza humana y empoderar a los ciudadanos. Pero, además, Fuenzalida apunta a la falta de "relato político" como uno de los grandes errores del pasado Gobierno del candidato de Chile Vamos.

Sobre eso, advierte que en su sector se peca de "pragmatismo absoluto y en una falta de construcción dialogante de un discurso que sustente eso", y admite que está preocupado de que esto se repita.

-¿A quién representa este texto?

-Es bastante difícil decirlo, porque yo represento a un grupo de electores que votaron por mí, pero también represento a una generación de personas que no nos calificamos como progresistas, ni como liberales. Nos sentimos cerca de ser neoconservadores, porque la palabra conservador está muy manoseada y muy malentendida, como una persona que se resiste el cambio. Al revés, nosotros creemos que la sociedad está cambiando y por lo cual el enfoque que debemos tener tiene que ser acorde a los tiempos. Por eso nosotros podríamos decir que somos neoconservadores: creemos en la libertad, en la diversidad, sobre todo en la persona humana, pero por el otro lado también creemos en el orden, en el estado de derecho. Creemos importante un Estado que necesariamente focaliza su gasto, que es eficiente.

-¿Cómo se condice este llamado a volver a las raíces más consevadoras con la necesidad de atraer votantes de otros sectores?

-Hay que explicar las ideas. En este país, la gente muchas veces no entiende las ideas, o no se las explican. Nosotros no creemos en los derechos sociales y en un Estado que va a garantizarlos y arreglarles la vida. Nosotros creemos en las personas y en que la conducción de la vida es de cada uno. Creemos que es la manera de hacer una sociedad más fuerte. El poder está en la persona, no en el Estado. Y para eso las personas necesitan información, transparencia, y que los que toman decisiones rindan cuenta de lo que hacen. Hoy la revolución de la información nos permite que las personas se empoderen a través de la información y puedan tomar buenas decisiones. Eso es lo que tenemos que fomentar y va acorde a la libertad y con que las personas con información logren crear comunidad. Nosotros no creemos en el individualismo absoluto, la gente se vincula pero lo hace para fines determinados. Y eso, bien explicado, congrega mucha gente. Y no sólo de derecha, sino que también de centro.

-¿Por qué sintió que era necesario elaborar este documento?

-Yo creo que en la derecha, lamentablemente, hay muchos que buscan enfrentar la política con respuestas técnicas y prácticas. Y eso es un error absoluto. Las herramientas de política pública tienen que tener un trasfondo político ideológico. Y veo que en la derecha caemos muchas veces en el pragmatismo absoluto y en una falta de construcción dialogante de un discurso que sustente eso. Uno de los problemas del Gobierno pasado es que llegaron una serie de personas que no venían del mundo político a dar respuestas prácticas y técnicas a problemas públicos. Y estos hay que enfrentarlos tan eficientemente como el sector privado pero tiene que tener detrás una razón, una idea, una convicción. Un relato que haga razón. Eso es lo que nos va a permitir gobernar 8 o 12 años más.

-¿Cree que Sebastián Piñera aprendió esta lección?

-De todas maneras. Este Gobierno de Sebastián Piñera va a ser uno mucho más político pero yo igual desconfío de los que están detrás de él, que pueden caer en esto mismo por falta de experiencia y por falta de reflexión. El gran problema de la derecha es que es poco reflexiva, es práctica. Tenemos que entender que necesitamos un sustento para defender las ideas y eso es lo que yo planteo en el documento. ¿Feedback de Piñera? Sí, ha tenido buena acogida, también con gente fuera del comando.

-En el documento hace algunos guiños pero, concretamente ¿cuáles serán las políticas públicas prioritarias en el eventual segundo Gobierno de Piñera?

-Claramente tienen que atacar lo que la gente hoy día más les afecta. Yo entiendo que hay muchas aspiraciones de grupos más pequeños que defienden causas y obviamente son legítimas. Pero hay prioridades que no han sido atendidas. En primer lugar, lo que la mayoría de los seres humanos en Chile busca es tener una vida tranquila. Tener, primero que nada, acceso al trabajo para tener una vida con mayor bienestar. Para tener trabajo es necesario haber accedido a la educación y, si se enferma, poder acceder a un sistema de salud que sea digno y eficiente. Finalmente, poder disfrutar de sus espacios públicos y sin verse afectado por la delincuencia. Esos son los temas. Hay otros más de largo plazo, como el energético o el medio ambiente.

-Específicamente en la educación, Piñera ha sido ambiguo con el tema del copago. ¿Cree que volverá a instaurar esta alternativa?

-Siempre es posible que, voluntariamente, las personas quieran copagar por la educación de sus hijos. Creemos en su decisión de elegir libremente dónde quieren educar a sus hijos y la posibilidad de cofinanciar esa educación para mejorarla tiene que ser bienvenida.

"La experiencia histórica ha demostrado que las naciones más ricas, más prósperas y con mayor grado de libertad, son aquellas en que el motor del país son sus habitantes antes que un Estado extendido". "Fortalecer la familia matrimonial, que es uno de los pilares del ideario conservador, no se hace mediante juicios de valor sobre quienes no eligen ese camino, sino reforzando los beneficios del matrimonio". "Toda sociedad se estructura sobre la diferencia, no sobre la igualdad. El que tengamos iguales oportunidades y condiciones de desarrollo es una aspiración política, pero no una condición de la realidad". "Empoderar a las personas las hace verdaderamente dueñas de sus destinos y les entrega una participación efectiva en la vida política, económica y social"."