Los sitios eriazos del centro de Osorno pertenecen a empresarios e inversionistas que sacan cuentas, saben emprender inversiones y tienen el capital necesario para edificar progreso y obtener ganancias, y aun así sus terrenos siguen abandonados afeando la ciudad. ¿Por qué ocurre esto? Los terrenos urbanos tienen plusvalía sin hacer obra, y su valor crece cada año por la fuerte demanda y limitada oferta. Hoy es normal que un inversionista compre terrenos en vez de depositar sus ahorros en la banca. Ésta apenas paga en intereses el crecimiento del IPC, lo que empuja a los dueños del capital a invertir en suelo urbano o rural, y con ello impulsan el precio de los terrenos al alza.
La plusvalía del suelo es superior al costo de un crédito bancario y eso crea apetitos por comprar más de lo que se necesita: se compra por inversión y no por generar un edificio o un proyecto. El suelo se ha transformado en una moneda dura de fácil liquidez y buena plusvalía, por lo que no hay apuro en vender.
Los sitios eriazos son consecuencia de algo que está mal en la planificación urbana y que se podría corregir. Muchos propietarios de estos terrenos esperan un nuevo plan regulador con mayor constructibilidad, mayor altura, mayor densidad para la zona central comercial. Los urbanistas de Secplan proponen densificar en la periferia de Osorno, dejando el centro igual, sin confirmar que éste se expandió hasta Barros Arana por el sur y hasta Zenteno por el oriente; y por tanto, una nueva zona requiere de nuevas condiciones de edificación. Si se mantiene esta propuesta municipal, Osorno verá más deterioro en su casco histórico, más sitios eriazos en el centro y se encarecerá innecesariamente el suelo en los bordes de la ciudad por una ilusión inmobiliaria.
El municipio no entiende la urgencia de un nuevo instrumento. La constante postergación del plan regulador que actualiza la planificación de la ciudad y la equivocada lectura de los fenómenos que afectan el ritmo inmobiliario le hacen daño a Osorno, no a los propietarios de los terrenos vacíos. El municipio puede fomentar la construcción en terrenos eriazos otorgando franquicias en permisos, derechos, subsidios urbanos, bonificaciones en contratación de mano de obra, para con ello impulsar a los dueños de esos terrenos a realizar inversiones aunque sean de baja densidad con el fin de consolidar la ciudad. El municipio también tiene instrumentos legales para no permitir estacionamientos en sitios eriazos, aplicar impuestos especiales y gravar la posesión y renta de terrenos abandonados sin construcción.
Raúl Ilharreguy, arquitecto