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La humorista Chiqui Aguayo se presentará en el Bar Soe del Casino Enjoy de Chiloé a partir de las 23 horas con su rutina de stand up comedy. Gratis con la entrada al casino.
Sábado 30
chiqui aguayo
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Recuerda que tenía apenas 10 años la primera vez que la vio. Vivía en Punta Arenas, y hasta allá había llegado Violeta Parra a mostrar lo que sabía hacer: cantarle a lo nuestro. La imagen de la menuda artista sentada sobre una silla con un cuatro en las manos haciendo callar a un gimnasio lleno de gente sólo con su presencia, se quedó para siempre en la memoria de la periodista Patricia Stambuk .
Patricia Stambuk, Patricia Bravo
Editorial Pehuén
184 páginas
$7.900
Fundación Violeta Parra
Editorial Ocho Libros
128 páginas
$30.000
Otro de los libros que están en el catálogo de la Fundación Violeta Parra es "Obra visual" (2007, Editorial Ocho libros), un volumen impresionante y a todo color con los cuadros, arpilleras, bordados, trabajos en papel maché y dibujos de Violeta, más ilustraciones, fotografías y un catálogo de obras que ilumnina aún más su poesía gráfica. Gonzalo Badal, director editorial del libro, abre su presentación situando a la artista exponiendo en el Museo del Louvre, el 18 de abril de 1964. La muestra duró un mes y Parra estuvo en ella todos los días "realizando arpilleras en público y cantando con su guitarra".
"Vida, pasión y muerte de Violeta Parra" / Roberto Parra
Violeta Parra florece en las páginas de "La niña Violeta" (2007, Amanuta), un libro infantil lleno de ilustraciones delicadas y etéreas realizadas por Paloma Valdivia, que con relatos del periodista Francisco Jiménez, hacen aparecer toda su vida, desde que fue una niña que quería ser árbol, hasta que se transformó en canción. Su historia aparece vivaz y sencilla, como en el fragmento que sigue: "La pequeña Violeta vive rodeada de música. Don Nicanor, su padre, toca el violín y su madre, doña Clarisa, la guitarra. La niña Violeta canta como los pájaros y los ángeles. Cuando nadie la ve, aprieta sus dedos sobre las cuerdas de la guitarra e imagina que la toca. Nadie conoce su secreto, salvo su muñeca de trapo que siempre está con ella".
"Yo soy la feliz Violeta" es una ficción escrita por Ana María del Río que cuenta los primeros 17 años de Violeta Parra, desde los tiempos en que vivió en Chillán hasta Santiago. Es un libro escrito en modo autobiográfico, dirigido a jóvenes y adolescentes, sobre la infancia de la artista, y se basa en las décimas que compuso la misma Violeta.
La artista Karina Cocq ilustró los episodios narrados en el libro, donde destacan los trazos que dibujan a la niña Violeta observando bichos, observando a Nicanor nadar en el río, reunida con todos los Parra, tocando guitarra o flotando en una naturaleza luminosa y morada. También aparece una Violeta guagua y otra recopilando canciones.
Este texto de Ediciones Biblioteca Nacional adhiere a las celebraciones de los 100 años y será parte de la colección infantil, que ya suma textos sobre Claudio Gay y Gabriela Mistral.
Será publicada a fines de octubre y distribuida en las distintas bibliotecas públicas del país, colegios y también en universidades.
Este ensayo de Paula Miranda propone otra valoración de Violeta Parra, la de su obra como poeta, en un sentido de la plenitud vital, como una operación de desmarque del estereotipo creado para ella. En "La poesía de Violeta Parra" (Editorial Cuarto Propio), Miranda ubica a la cantora como creadora al borde de la tradición popular, identifica las etapas creativas de la autora, rescatando perspectivas diversas, como la que entregaron Pablo de Rokha o Pablo Neruda. Solo las fuentes de este libro serían un mapa de ruta completo para entrar al mundo de Violeta Parra a través de un diálogo bibliográfico, que revela la ironía con la que enfrentaba el dolor, entre otros matices.
De un libro como "Mi hermana Violeta Parrra. Su vida y obra en décimas" (1998, LOM) de Eduardo Parra Sandoval (1918-2009), el lector podría esperar un perfil inofensivo y excesivamente cálido de, quizás, la artista más importante de nuestra historia. Lo cierto es que las décimas del cuarto del clan Parra parecen escritas desde las vísceras, desde la rabia que le generan los lugares comunes y mezquindades que rodean la figura de la cantautora. "Lalo" Parra recorre la vida de Violeta como internándose en un laberinto que la muestra talentosa, estraña, indefinible, lúcida y desencantada con un país que nunca logró comprenderla del todo. Es un libro tan triste como revelador.
Ya va por su segunda edición "Violeta Parra. Poesía" (2016, Editorial UV, Universidad de Valparaíso), un hermoso libro encuadernado con costura de color violeta a la vista, con epílogos del poeta peruano José María Arguedas y un cuarteto de poetas chilenos de fuste: Pablo de Rokha, Pablo Neruda, Gonzalo Rojas y Nicanor Parra. Con prólogo de la poeta de Ancud Rosabetty Muñoz, la recopilación, estudio y notas son de Paula Miranda, doctora en Literatura especializada en poesía chilena. Coloridas arpilleras separan sus poemas que incluyen sus décimas autobiográficas, epístolas en verso, recreaciones de la tradición, poemas escogidos bajo el título "Yo canto la diferencia" y composiciones inéditas, como la "Cueca larga a diez razones".
En "Violeta se fue a los cielos (2006, Catalonia), el hijo hombre de Violeta Parra escribe una declaración de amor póstuma en clave íntima: se nos revela la inventiva que permitía parar la olla familiar, la personalidad de los hombres que compartieron la vida de la artista, pero sobre todo la lucha contra el machismo de la época. Este libro alimentó la película biográfica del mismo nombre, de Andrés Wood. Ángel Parra, que falleció en marzo de este año, construye un documento esencial: la procesión de gente que saludó tardíamente La Carpa de La Reina, el gran sueño de Violeta Parra, tras su muerte. Lleva consigo un disco compacto en el que Ángel canta las canciones de su madre.
Por Carolina Collins
Ella, junto a Patricia Bravo, estudiaban Periodismo en la Universidad de Chile en 1971, cuando emprendieron la labor de reconstruir la vida de Violeta Parra, que se había suicidado apenas cuatro años antes y de la que hasta entonces no se habían escrito libros.
Las jóvenes reporteras entrevistaron no sólo a quienes conocieron de cerca a Violeta Parra, sino también a quienes en vida supieron apreciar la magnitud de su obra y a quienes fueron fuente de la investigación que la artista hizo sobre la música de raíz, labor que nunca nadie había hecho con tanto ahínco.
De carácter fuerte y desafiante, y con un corazón generoso, Parra supo devolverle lo suyo a la gente, recolectando sonidos, palabras e historias con las que al mismo tiempo, construyó la cantera que le permitiría construir una torre que a 100 años de su natalicio se ve más alta que nunca y desde distintas latitudes.
Por años el trabajo de las autoras quedó en eso: una investigación de dos universitarias. Hasta que cuatro décadas después, Stambuk, motivada por la noticia del cáncer que afectaba a Bravo, se decidió a recuperar el material que ambas habían recabado y editarlo a través de Pehuén. El resultado fue "El canto de todos", libro que Patricia Bravo no alcanzó a ver publicado, pero que es esencial para conocer las dimensiones de Violeta Parra: la campesina que se fue a Santiago, la investigadora que buscó las raíces de su gente por todo el país, la mujer adelantada a sus tiempos que sacrificó todo por su pasión y la cantautora que integró en un solo canto la diversidad cultural de Chile.
"Fuimos valoradoras tempranas de la Violeta", dice Stambuk, quien junto a Bravo consiguió los valiosos testimonios de personas como Clarisa Sandoval, su madre; Hilda Parra, su hermana mayor; su hijo Ángel, y de sus hermanos Roberto, Lautaro y Nicanor, quien fue una de las personas más importantes en la vida de la folclorista.
De todas las posibilidades que existen para aproximarse a la compleja existencia y obra de Violeta Parra, no queda duda que este texto de su hermano Roberto (1921-1995), quien alcanzó tardíamente la fama a través de la adaptación teatral de su poema "Décimas de la Negra Ester", ocupa un lugar frágil -pero necesario- en la estantería. "Vida, pasión y muerte de Violeta Parra" (2013, Ediciones Tácitas) es un homenaje inconcluso e involuntario que está lejos, por ejemplo, de la famosa defensa de Nicanor. El libro lo dejó escrito Roberto varias veces en los cuadernos sin correcciones que legó con su obra. A estos cuadernos -en total eran más de sesenta-, con su particular ortografía, hay que reconocerles su pureza, lo que también da cuenta de su buen oído. El volumen, que fue editado recientemente como obra centenario y que incluye fotos con los manuscritos del autor, viene cargado de bondad, y sólo su lectura en voz alta puede capturar la atmósfera del Ñuble natal y luego aventurarse a imaginar cuánto de ella pueda haber acompañado a todos los Parra, y en especial a Violeta, en sus aventuras por el mundo. Inténtelo: "violeta parra nacio unsinco de febrero en san carlo probincia de nuble. en la calle la montaña camino asan fabian de alico de paso donde nacio nicanor casi en plena cordillera a los dose año violeta escribio sus primera conposicione. infantiles. despues con una prima cantaban en malloa en trilla besinale serca de porte suelo" (sic).