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Locatarios de la Sago alegan menores ganancias por baja cifra de asistentes

BALANCE. El cobro de entradas y la menor flexibilidad de horarios son las principales causas de la poca concurrencia. Pese a ello, desde la entidad dicen que el balance es positivo y se repetirá el 2018.
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Paola Rojas

Al rededor de 17 mil personas visitaron la Fiesta de la Chilenidad organizada por la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (Sago), recinto que en años anteriores era arrendado por el municipio, pero que ahora fue administrado por sus propios dueños para llevar a cabo la celebración. Según el registro del año pasado la asistencia fue levemente superior, con cerca de 20 mil personas.

La cifra no dejó muy contentos a locatarios y comerciantes en general, que este año apostaron a instalarse en ese lugar, pues aseguraron que sus ventas no alcanzaron la meta mínima. Eso sí, lo positivo fue la tranquilidad y seguridad que imperó en el recinto, que era el objetivo de la organización: entregar una alternativa más familiar y libre de venta de challas o espuma.

La causa principal de la baja en las ventas fue atribuida por los fonderos al cobro de entrada al recinto, que fue de mil pesos, además de la lluvia que cayó durante la jornada de cierre, donde tradicionalmente se hacen los remates de productos.

Balance positivo

La coordinadora de eventos de Sago, Denisse Delannoy, señaló que el balance es positivo, pese a algunos expositores que no quedaron contentos, por lo que explicó que a todos los locatarios que arrendaron directamente con la administración del recinto se le hicieron precios especiales de hasta un 50% menor a lo que pagaban el año pasado.

"Con nuestros arrendatarios no tuvimos mayores problemas, los que estaban disconformes fueron quienes arrendaron locales a las entidades de beneficencia, porque a ellos se les cobró más. Pese a ello, en general todo estuvo bastante bien y la gente está muy agradecida de que no hubieran challas ni spray", manifestó la coordinadora.

Denisse Delannoy indicó que esta primera versión se trataba de una especie de marcha blanca, ya que la intención de la Sago es continuar realizando esta fiesta familiar los años venideros y con esta experiencia se pretende mejorar la organización de los futuros festejos.

Descontento

Jorge Pérez es un osornino que por primera vez trabajaba con una ramada para las Fiestas Patrias, pero contaba con la experiencia de su esposa que sí lo había hecho en años anteriores, por lo que manifestó que las ganancias eran mayores antes. No obstante valoró que esta vez los asistentes en su mayoría eran familias y como se trataba de un público más adulto, eso hizo que las compras no estuvieran tan bajas en el día, a diferencia de la noche que el público bajaba mucho.

Nosotros pedimos a la administración que dejaran de cobrar entrada a partir de las 10 de la noche para que mejoraran las ventas, pero nos dijeron que con ese dinero se le pagaba al personal de seguridad", detalló Pérez.

Sabina Rojas, una de las encargadas de la tradicional fonda "Huaso y Larraguibel", que antes funcionaba en el Club Alemán, pero que ahora por primera vez en sus 22 años de historia se trasladó al recinto Sago, dijo que por tratarse de la primera vez que se realiza la Fiesta de la Chilenidad, la apuesta fue apoyar esta iniciativa.

"Vamos a analizar si el próximo año continuamos acá, porque obviamente como todo se trabaja en base a costos y presupuestos, y nosotros hacemos todos los esfuerzos de presentar lo mejor en comida y en espectáculos".

Marcela Santibáñez, de la fonda "La picá de los 12", fue enfática en señalar que el balance para ella y sus tres socias es negativo, porque en comparación al 2016 las ganancias son un 60% menos.

"Con la gente que transitó adentro no nos fue mal, pero el año pasado era entrada liberada y se podía ingresar después de las 12 de la noche, en cambio este año cerraban las puertas a las 12 y ya no entraba nadie más, por eso creo que es negativo", dijo la locataria, quien sí rescató el tema de seguridad, ya que afirmó que estuvo mucho mejor que antes cuando era del municipio, ya que no se generaron peleas al interior de la Sago, como sí ocurría en jornadas anteriores.

Por su parte, Margarita Llancamil arrendó un espacio para vender juguetes y artículos de carnaval, al igual como lo había hecho en años anteriores, pero señaló que como no alcanzó un sitio en Chuyaca, decidió invertir en un lugar en la Sago.

"Los otros años habían sido mejores. Creo que lo que pasó es que cobraron entrada y por ello no vino tanta gente. Pienso que nuestra ciudad no es como para que hagan dos actividades", expresó Llancamil.

Novedad y éxito

La repostería de Jorge llegó a la Sago con una propuesta dulce, con brochetas de fruta bañadas en chocolate, tortas y jugos naturales, siendo el único local con esta oferta, aseguró que tuvo una gran clientela y buenas ganancias e incluso debió invertir en más insumos porque todo se le agotó el lunes.

"Para nosotros este año fue una buena experiencia, muy similar a 2016, que también estuvimos acá, por eso volveremos el 2018", explicó.

"Lo que pasó es que cobraron entrada y por ello no vino tanta gente. Pienso que nuestra ciudad no es como para que hagan dos actividades".

Margarita Llancamil, Locataria Sago"

por persona fue el costo de la entrada al recinto Sago y a los autos se les cobró $2.000. 70