Aire en Purranque y Río Negro
La comunidad de ambas ciudades está aparentemente dispuesta a asumir las obligaciones que implica que se les declare zona saturada.
Luego que el ministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena, anunciara la intención del Gobierno de ampliar hacia Purranque y Río Negro la condición de zona saturada por contaminación atmosférica que rige en Osorno, las comunidades de ambas ciudades dicen estar ya predispuestas a la enorme transformación que traería aparejada esta condición, y que obliga prácticamente a un cambio cultural que tiene que comenzar en los propios hogares. De acuerdo a lo que reseñó el secretario de Estado en su visita a la zona a mediados de agosto, el propósito de ampliar la zona saturada a ambas comunas es el paso fundamental para que posteriormente, y sin mediar los estudios que durante años se tuvieron que realizar en Osorno, se integren a plenitud al Plan de Descontaminación Atmosférica (PDA) que entró en vigencia en abril del año pasado en la capital provincial.
Un recorrido realizado por este medio tanto a Purranque como a Río Negro reveló que existe conciencia de la mala calidad del aire que respiran a diario en los meses de bajas temperaturas, y que es crucial mejorar esos índices a fin de evitar la exposición de las personas a los problemas de salud que ello representa. Hay conciencia también en cuanto a que este tipo de contaminación medioambiental se produce principalmente por la incorrecta combustión de la leña, y que a futuro tiene que reconfigurarse sí o sí la matriz energética de la calefacción hogareña para aspirar a una mejor calidad del aire.
Esta toma de conciencia es una gran base para las acciones que, una vez se amplíe el PDA de Osorno hacia esos territorios, habrán de tomarse en las zonas urbanas, muchas de las cuales restringirán la libertad a la que están habituadas las familias en cuanto a la calefacción. Asumir una política pública de este tipo implica renunciar, primero, a la compra irresponsable de leña húmeda; y segundo, a encender las estufas a combustión lenta en los días en que arrecia la contaminación, expresados en los días de emergencia y preemergencia.
La responsabilidad ahora es de las autoridades medioambientales y de salud, que tendrán que ir informando paso a paso las medidas, a fin de una efectiva socialización y asimilación.