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La autora publicó sus columnas en "Que explote todo"

Arelis Uribe hizo estallar casi todo

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-¿Cuándo sientes que lo mejor es que explote todo?

-El título lo sacamos de una frase de la introducción, que aludía al placer que me da que el periodismo eche a circular una idea para que después explote todo en un debate feroz. Luego, empecé a encontrarle otros sentidos a la idea de explosión y uno tiene que ver con permitir que las cosas colapsen, aceptar los cambios y los finales. Si una se declara de izquierda, entonces no puede ser conservadora con una misma. Michel Foucault tiene una idea muy linda: que la diversidad no es así de heterogénea para cristalizarse en su diferencia, sino para multiplicarse y crear más.


En resumen

-¿Hay algún tema que te hubiera gustado abordar?

-Sí, me hubiera gustado incluir en "Que explote todo" una columna sobre el mansplaining y los paneles de hombres, pero me ganó la máquina. Esa columna se llamaría "Hombres que hablan demasiado" y diría que es muy doloroso y desconcertante que en tantos espacios de discusión colectiva quienes protagonizan los debates como oradores sean hombres. Diría que hasta en conversaciones cotidianas, como un carrete o un almuerzo, son los hombres quienes la mayoría de las veces lideran las conversaciones; que los hombres ocupan demasiado espacio simbólico y material en el mundo.

-¿Estás escribiendo una novela?

-Una vez leí a Leila Guerriero decir que ella escribía mientras regaba las plantas. Me pasa igual. No escribo sólo cuando estoy tecleando las ideas en el computador, sino que cada vez que una oración o imagen viene a mi mente. En ese sentido sí estoy escribiendo una novela, porque ando en bici o salgo a comprar y se me ocurren cosas. Entonces me envío mensajes a un chat de WhatsApp que tengo conmigo misma, para que no se me olviden. En lo práctico, aún no empiezo ese proyecto, porque estoy avanzando en el ensayo de feminismo y periodismo que publicaré con Planeta.

arelis uribe es periodista, escritora y su primer libro se llamó "quiltras".

3 preguntas

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La escritora y periodista Arelis Uribe reúne en "Que explote todo" (Los libros de la mujer rota) distintos textos que viajan por temáticas que cruzan la vida e ideología de muchas identidades, en especial mujeres, en un relato paralelo al universo de su primer libro, "Quiltras".

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francisco flores

Gonzalo Justiniano vuelve a La Victoria

Aunque es una ficción, "Cabros de mierda" recrea las vivencias del director cuando grababa un documental por encargo para la televisión francesa, en el año 1984. Se estrena en todo Chile el 24 de agosto.
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Antes de lanzarse a la ficción, Gonzalo Justiniano fue un lúcido documentalista. Debutó con "Guerreros pacifistas" (1984), retrato in-situ del incipiente movimiento punk que se desarrollaba clandestinamente en los 80. Luego se instaló con su cámara en la población La Victoria, por encargo de la televisión, francesa para retratar las protestas del 4 y 5 de septiembre (cuando murió el sacerdote francés Andrè Jarlan). Al día siguiente el material fue allanado por la CNI, pero fue recuperado cuando regresó la democracia.

Esas experiencias terminarían moldeando a un director que posteriormente replicó sus inquietudes sociopolíticas desde la ficción con "Hijos de la guerra fría" (1986), "Caluga o menta" (1990), "Amnesia" (1994) y "B-Happy" (2003). Y ahora inspiran su nueva película: "Cabros de mierda", recreación de esos años turbulentos en La Victoria, la histórica toma de la comuna de Pedro Aguirre Cerda.

Samuel Thompson (Daniel Contesse), un misionero estadounidense que pareciera representar tanto a Jarlan (ha llegado a la población para conocer la pobreza del tercer mundo y predicar la palabra de Dios) como al mismo Justiniano (anda con una cámara con la que registra su entorno), comienza a relacionarse con los vecinos de La Victoria, liderados por una joven aguerrida conocida como "La francesita" (Nathalia Aragonese).

El director aprovecha la mirada extranjera del protagonista para mostrar el día a día de personajes esforzados que, en la primera mitad del filme, conviven con la represión a la distancia, a través de la televisión, las conversaciones o los rumores de vecinos. Thompson, quien comenzará a sentir una fuerte atracción por "La francesita", tendrá una crisis vocacional en esa tierra marcada por la pobreza. En una secuencia, Justiniano lo sigue casa por casa, visitando la miseria, buscando a Dios donde se ha perdido la fe.

Pero nada se comparará a la violencia que irrumpe de pronto en La Victoria. Entonces el costumbrismo de la primera mitad del filme se transformará en una tragedia que el cineasta presenta con crudeza y sin concesiones.

Como nexo con la realidad, Justiniano va intercalando fragmentos del material filmado por él durante esos años (imágenes de enfrentamientos, represión, locura) con la ficción La documentación y el artificio conviven en una obra que busca retratar el clima de la época y mostrar cómo el contexto sociopolítico puede truncar vidas y relaciones. Todo esto con imágenes de la televisión de la época, guiños a la cultura pop de los 80 (se escucha "Filo contigo", de Miguelo) y nostálgicos "himnos de batalla", como los de Sol y Lluvia.

Nathalia Aragonese, "la francesita", protagoniza la película "cabros de mierda"


en resumen

Desde "Los hijos de la

Guerra Fría" (1986),

Gonzalo Justiniano suma 10 largometrajes, con éxitos como "Sussi" (1988), "Caluga o menta" (1990), "Amnesia" (1994) y "B-Happy" (2003).

Por Andrés Nazarala R