Vendedor todoterreno

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Ni la intensa lluvia que caía ayer en la ciudad pudo amilanar a este esforzado comerciante todoterreno que se instaló en la calle Zenteno para vender mallas de jugosas naranjas. El agua era incesante, los autos pasaban infames lanzando agua de las pozas, pero él seguía ahí, al pie de las naranjas.