A) Contacto sexual con persona infectada. B) A través de la sangre o intercambio de algunos fluidos corporales. C) Relaciones homosexuales. D) Contacto con una especie de primates. E) Sólo A y B. F) Ninguna de las anteriores.
Para qué nos hacemos los lesos, a estas alturas, todos sabemos cómo, cuándo y dónde se contagia el Sida.
¿Sida?: ¡Castigo de Dios! ¡Fin de mundo! ¿Cuál será el afán de andar echándole la culpa a Dios cada vez que metemos las patas? Y si llegó de África o el Sahara, a estas alturas da lo mismo.
En fin, como se sabe, hoy esta pandemia con su carga social y su carísimo tratamiento tiene a las actuales autoridades de nuestro país, muy preocupadas por el aumento de esta enfermedad que entre tanto paro y escándalos, la proliferación del virus había logrado pasar piola.
No es por pelar, pero aunque este gobierno ya nos tiene acostumbrados a su particular modo de enfrentar problemas, una vez más hemos podido comprobar la importancia de tener autoridades con ínfulas de arquero: siempre tratando de atajar goles! ¿Se puede pedir algo más?
Aquí entre nos, sin duda no se les puede pedir más. Ya han gastado millones en salud, millones en puentes, millones en educación, millones en el Transantiago… ¿A pito de qué seguir molestándolos?
Además, y esto sí que es serio, todos sabemos que para atacar un problema hay que atacar la causa, y el Sida no es causa, es consecuencia. La causa es el hombre en sí, este mamífero de Armani y Chanel, celular y fastuosas autopistas; pero que aún no tiene idea pa' donde va la micro. Por lo que seguir pedigüeñándole a derechistas pacatos y socialistas renovados, millones de pesos para "tratar el VIH", cuando lo que se necesita son millones de mamás tiempo completo (al menos medio tiempo), o dejar de hacernos los tontos frente a publicidad con sexo explícito, cuando lo que se requiere son ejemplos de conducta; o seguir tolerando autoridades que patrocinan adminículos de látex y otras pildoritas frente a este "nihilismo existencial", cuando lo que necesitamos son personas que piensen y sientan, además de un placer propio, que estamos aquí para algo un poco más trascendental… ¿O no?... En fin…
Vivian Arend