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José Maza sitúa en las estrellas nuestro origen físico

En resumen

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-¿Por qué decide mostrar el difícil camino de la ciencia en la primera parte de "Somos polvo de estrella"?

-La historia que se cuenta en el libro tiene que ver con nosotros, los seres humanos, los animales y las plantas. Sin embargo, esto viene del conocimiento que la ciencia nos ha dado en los últimos trescientos años. En el libro no se comenta una historia de ficción, sino de ciencias. Por ello me pareció importante partir poniendo "los cimientos" de la historia, la belleza de la ciencia, como punto de partida.

-Si hay un origen estelar en nuestra conformación física, ¿eso no altera nuestra espiritualidad?

-No creo. A quien no supiera esto le preguntaría: ¿de dónde cree que salieron los átomos de su cuerpo? Y si hubiesen surgido de otro sitio, no de las estrellas, ¿el resultado sería distinto? No veo razón alguna para que venir de las estrellas ponga en jaque a nuestra espiritualidad. No creo que la espiritualidad sea potenciada con la ignorancia. El conocimiento científico del siglo XXI nos dice que venimos del Big Bang (el hidrógeno) y de las estrellas (el resto de los elementos químicos).

-Si se masificara la idea del fin de la vida al decaer el Sol, ¿cómo reaccionarían los gobiernos?

-Los gobiernos en general no parecen preocuparse de cosas que ocurrirán en un plazo mayor a cuatro años. Si se masificase la idea que en 5.400 millones de años el Sol se va a acabar, no puedo imaginarme que eso emocione a ningún gobierno, ni presente, ni futuro. Por mil millones de años tenemos certeza que el Sol no cambiará en absoluto. Creo que eso da una tranquilidad extraordinaria para planificar cualquier cosa. Otro tema es el calentamiento global.

"todo nuevo conocimiento engrandece el espíritu", afirma el astrónomo josé maza.

3 preguntas

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Con estilo llano, infografías y bellas fotografías, "Somos polvo de estrella" (Planeta) de José María Maza, astrofísico y Premio Nacional de Ciencias Exactas en 1999, nos acerca a la historia del conocimiento del cosmos a partir de hitos que han desplazado las certezas de la civilización.

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MÓNICA MOLINA

"Baby driver": melómano sobre ruedas

El 10 de agosto se estrenará en salas chilenas el gran fenómeno de la temporada: "Baby driver", película cargada de canciones y referencias pop que busca revivir el espíritu de ese viejo cine de automóviles.
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No es raro que "Baby driver" abra con la canción "Bellbottoms" de los recordados Jon Spencer Blues Explotion, ya que el director Edgar Wright comenzó a escribir la película en el año 1995, cuando el tema rotaba constantemente en MTV y nos asombraba con sus guitarras saturadas, sus cambios de ritmo y los sermones rocanroleros de un Jon Spencer que estaba lúdicamente influenciado por Elvis. La inclusión del tema antes de que corran los créditos iniciales es acaso un guiño a los años en que el proyecto fue concebido, pero funciona además como un buen colchón rítmico para una escena de persecución (policía siguiendo a ladrones) que parece ser una declaración de principios, como si Wright nos advirtiera que lo que veremos a continuación es un cóctel explosivo de autos y canciones. Y bueno, es así.

El protagonista es Baby, un joven que padece tinnitus y debe escuchar música constantemente para anular el pitido en su oído. En sus tiempos libres se dedica a manipular conversaciones que acompaña con ritmos para luego grabar en casetes. Como es un gran conductor y anda siempre con audífonos, las canciones se mezclan siempre con las proezas automovilísticas, recurso que le permite al realizador desarrollar un minucioso y dinámico montaje. Ahora bien, la habilidad del protagonista en el volante y su talento para escapar de situaciones complicadas, lo involucran con un capo de la mafia y eso le traerá problemas.

En el papel parece una película mil veces vista, pero Wright encuentra identidad en los detalles, partiendo por una sucesión de canciones que trasciende la lógica de un playlist de acompañamiento. Este es un film sobre un melómano que encuentra redención en obras de intérpretes tan diversos como The Modern Lovers, Ennio Morricone, The Beach Boys, The Dammned o Beck. Al igual que en "Drive", película hermana en muchos aspectos, el revisionismo pop va acompañado de una estética que remite a los 80'. Desde el primer segundo, Wright presenta un impecable trabajo de arte, montaje y sonido.

Pero el énfasis está puesto principalmente en la acción sobre ruedas, las persecuciones, el goce futurista (Marinetti alucinaría) de esas máquinas en movimiento que se desplazan vertiginosamente por la ciudad. Wright se atrevió a señalar una inspiración: "The driver" (1978), dirigida por Walter Hill ("The warriors") y protagonizada por Ryan O'Neal. Pero nosotros podemos sumar otras: "Vanishing point" (Richard Sarafian, 1971), "Bullitt" (Peter Yates, 1968), "Two-lane blacktop" (Monte Hellman, 1971). Mucho antes de que "Rápido y furioso" arruinara todo con sus excesos y efectismos, existía un cine que honraba la cultura de la mecánica con belleza y nostalgia. "Baby driver" es un homenaje a todas esas apuestas.

ansel elgort, "baby" en la película, protagoniza "baby driver".

el director edgar wright.


en resumen

El inglés Edgar Wright es también responsable de "Scott Pilgrim contra el mundo" (2010). En "Baby driver" actúan Ansel Elgort, Lily James, Kevin Spacey y Jamie Foxx, entre otros.

Por Andrés Nazarala R

Wilson Webb/sony pictures