A principios de esta semana dimos a conocer los resultados de nuestro Catastro de Campamentos 2017, resultados que nos preocupan y que nos desafían e invitan a comprender de mejor manera el fenómeno de los campamentos; y a levantar nuevas estrategias para abordar el problema.
Los resultados claramente no son muy alentadores. Las familias en campamentos vienen aumentando sistemáticamente, a pesar de todos los esfuerzos que ha hecho el Ministerio de Vivienda. Por cada dos familias que logran salir, entran tres más. Hoy a nivel nacional hay 40.541 familias que habitan en 702 campamentos.
El panorama local y regional también se vio afectado: pasamos de los 50 a los 59 asentamientos. Pese a esto, el número de familias disminuyó, pues pasamos de las 2.508 a las 2.444, una baja importante para las familias que hoy cuentan con una mejor calidad de vida, pero poco significativa. Ahora, si desglosamos las cifras, tenemos que Osorno superó en número de familias a la capital regional, convirtiéndose hoy en la comuna con más campamentos de la Región con 766 familias.
El aumento de los campamentos es parte de una problemática de país, no sólo es responsabilidad del Estado, del gobierno de turno y su administración, sino de la sociedad en general, incluyendo a la sociedad civil, las empresas y los privados. Creemos que por muchos años, ya demasiados a nuestro juicio, el país se ha estructurado sobre la base de servicios que operan con leyes del mercado, más que sobre derechos fundamentales.
Creemos que es urgente crear en el corto plazo una mesa intersectorial e interministerial que se proponga terminar con los campamentos. Esta mesa debiese estar compuesta por los ministerios como Vivienda, Trabajo, Desarrollo Social, Educación y Obras Públicas, además de organizaciones de la sociedad civil, empresas y por supuesto las propias familias de campamentos.
Por nuestra parte, seguiremos trabajando desde el territorio junto a nuestros voluntarios con las familias que hoy no cuentan con una vivienda digna, pero sobre todo esperamos problematizar aún más esta realidad, desde todos los espacios, para que como sociedad entera nos involucremos y nos propongamos transformarla. Es posible que estas 40.500 familias tengan un hogar digno si trabajamos juntos, coordinados, dejando de lado intereses y egos. Es posible si ponemos a las familias y sus derechos en el centro.
Giovanna Moreira Almonacid, directora regional de Techo-Chile