Adiferencia del proceso anterior, realizado el año 2013, en el que hubo un único postulante (y a la sazón, el ganador), dos candidatos se están disputando ahora el cargo de rector de la Universidad de Los Lagos (ULagos), la principal casa de estudios superiores de la provincia y además de carácter estatal, condición que apareja ciertos privilegios en su quehacer, pero también obligaciones para con el desarrollo territorial. Aunque el plantel pagó los costos hace algunos años por una estrategia de crecimiento que privilegió una presencia nacional (y que le acarreó problemas en sus procesos de acreditación), lentamente ha ido ganando terreno, hasta el punto de convertirse hoy en una de las universidades estatales más beneficiadas con la política de la gratuidad que ha impulsado el actual Gobierno.

En la actual elección se enfrentan el rector en funciones, Óscar Garrido, y el académico Álvaro Poblete, quienes desde sus respectivas visiones proponen llevar al plantel hacia nuevos derroteros en su misión formativa. En este sentido, vale la pena recordar que la campaña que actualmente protagonizan no importa sólo a la comunidad universitaria, sino que a la provincia y, dada su presencia en Puerto Montt, también a la Región de Los Lagos.

Las universidades ubicadas en regiones tienen una obligación adicional a la de la formación de capital humano y de investigación. Su solo emplazamiento en una ciudad determinada, en este caso Osorno y Puerto Montt, las vuelve actores relevantes para el desarrollo armónico de la zona, la que necesita de una activa vinculación con el medio de parte de sus académicos y estudiantes para "iluminar" aquellas áreas en la economía, la sociedad o la política en que cuentan con voz autorizada para criticar, proponer o corregir.

En el caso concreto de Osorno, se esperaría que la ULagos se transforme en un activo protagonista en materias de alto interés para las preocupaciones locales, en particular aquellas temáticas ligadas al desarrollo agrícola y el combate a la contaminación ambiental, por ejemplo. Hay aquí una oportunidad y obligación de la universidad para con el territorio en que se localiza.

Yo… juro / por Dios y por esta bandera / servir fielmente a mi patria / ya sea en mar, en tierra o en cualquier otro lugar / hasta rendir la vida si fuese necesario / cumplir con mis deberes y obligaciones militares / conforme a las leyes y reglamentos vigentes / obedecer con prontitud y puntualidad / las órdenes de mis superiores / y poner todo empeño en ser / un soldado valiente, honrado y amante de mi patria.

¿Jurar? En un país cada día más incrédulo. ¿Servir fielmente a la patria? En una patria donde sus gobernantes "se sirven del otro".

¿Cumplir con los deberes? Con ciudadanos que sólo exigen derechos. ¿Conforme a las leyes y reglamentos vigentes? En un Estado donde la mayoría de sus habitantes no conoce las leyes y si las conocen no las cumplen, a veces ni el propio sistema judicial. ¿Obedecer con prontitud y puntualidad? Con súbditos que repudian la disciplina, desprecian la jerarquía y llegan atrasados a todas partes…

Aquí entre nos, ¿por qué hablar otra vez de lo mismo?

Algunas razones. Porque hace 135 años en la Batalla de La Concepción, Perú; 77 jóvenes, cumpliendo el deber, dieron su vida para que usted y yo seamos chilenos. O tal vez porque en esa época los "pijes" sí le ponían el pecho a las balas… O porque hoy, mientras los estudiantes, ignorantes de nuestras raíces marchan exigiendo derechos, miles de chilenos juran honrar nuestras tradiciones y cumplir con el deber.

O tal vez porque a pesar de que los gobiernos siguen procesando soldados en juicios eternos, el Ejército de Chile sigue siendo escuela y templo de valor. O sólo por reconocer a quienes un día, en precarias condiciones, fueron capaces de conquistar esta tierra para nosotros y nosotros. En condiciones inmejorables somos incapaces no sólo de conservar lo heredado, sino recuperar lo perdido. Por supuesto, tampoco se trata de comparar gestas heroicas de país recién nacido con las actuales contiendas politiqueras de país hecho y derecho ni creer que unos son los buenos y otros, los malos; pero el nivel de desorden y corrupción que estamos viviendo, bien vale la pena felicitarnos por todos estos jóvenes de uniforme dispuestos a servir a nuestra patria.

Vivian Arend