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Médicos osorninos dan clases en el quinto país más pobre del mundo

EN EL ÁFRICA CENTRAL. Tres profesionales de la salud impartirán conocimientos sobre anestesiología a siete enfermeros de Chad, país donde no existen médicos especialistas. El programa es un diplomado y se encuentra bajo el alero de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
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Carolina Silva

Chad, ubicado en África Central, es el quinto país más pobre del mundo, de acuerdo al índice de desarrollo humano de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y un 80% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza.

Pero uno de los puntos más graves que padecen en cuanto a la salud, es que no existen médicos especialistas, por lo que, aunque parezca insólito, las operaciones se realizan sin anestesia, por la misma carencia de profesionales del área.

Es por ello que los médicos anestesistas de la Clínica Alemana y del Hospital Base San José de Osorno, Julio Brousse, Jaime Campusano (quienes ya se encuentran en Chad) y Roberto Zamorano (que viajó ayer), tienen como misión educar y capacitar a siete enfermeros en el área de la anestesiología.

Diplomado

Este proyecto se encuentra bajo el alero de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), en un programa de diplomado que comenzó a dirigirse como tal este año en Chad.

Dicho proyecto consta de un año de estudios para siete enfermeros, el que se imparte en el Hospital Universitario del Buen Samaritano en Yamena, la capital de este país, y se divide en cuatro módulos, los que son dictados por médicos anestesiólogos de la Universidad Católica, los profesionales de la Clínica Alemana, de la Universidad de Chile y el último de ellos es cerrado por facultativos de la Universidad Católica.

Esta experiencia para Roberto Zamorano, médico anestesiólogo y subdirector de la Clínica Alemana, será totalmente nueva.

"Todo parte por el doctor Rodrigo López, médico de la PUC, muy ligado a los jesuitas, quien se contactó con un hospital de la orden religiosa en Yamena. Comenzó a ir a Chad y poco a poco empezó a congregar más gente para ir nuevamente a conocer la realidad de ese país", relató Zamorano.

Sin embargo, "López se da cuenta que ir todos los años por un mes o un par de semanas, no es más que una gota en un océano, porque lo más grave es que no hay anestesistas, es una realidad terrible", comentó el profesional.

Posteriormente, decide hacer un diplomado para formar enfermeros que den anestesia de mejor forma, por lo que este año es el primero en que se dicta el curso.

En esa búsqueda de profesionales que quisieran ir a dicta el diplomado, Zamorano cuenta que el doctor Brousse ya se conocía con el doctor López en misiones anteriores a Chad, por lo que de esa manera él comienza a involucrarse en la situación.

Idea y requisitos

"La idea es preparar de mejor forma a los enfermeros para que den anestesia en Chad", dijo Zamorano, quien también aclaró que actualmente hay siete enfermeros anestesistas para todo el país y este curso formará a siete capacitados más.

Los médicos que viajan bajo este programa deben ser especialistas en anestesiología, vale decir, todos los estudios pertinentes en el área, además de hablar y escribir en francés.

"Nosotros vamos en calidad de docentes, daremos clases teórico-prácticas de farmacología, manejo de vía aérea para estos enfermeros, ya que como bien dije, no hay médicos anestesistas en un país con más de 13 millones de habitantes. Con suerte hay uno sólo en un hospital de las fuerzas armadas francesas en Yamena, al cual no todos tienen acceso", detalló el subdirector de la Clínica Alemana y ex director del Hospital Base San José, quien realizó estudios médicos en París, Francia, por ello maneja el idioma (aunque debió tomar algunas clases en Osorno).

En Chad existen más de 200 dialectos, pero los idiomas que más predominan son el árabe y el francés, por lo que uno de los requisitos para que los médicos puedan llevar a cabo este diplomado, es que manejen el francés.

"El porcentaje educado de la población habla francés, por lo que quienes estudiarán son personas que tienen acceso a mayor educación y al parecer es otro estatus económico", precisó Zamorano.

El profesional no se imagina cómo es la realidad de Chad, más allá de la información que pueda recabar por internet; y si bien es cierto había estado en el continente africano de vacaciones, visitar Chad como turista precisamente o por conocer, no es recomendable.

También sabe que algunos de los alumnos recorren más de 600 kilómetros para ir a las clases "y por lo que estuve leyendo y me contaron, hay 60 kilómetros sin camino, por lo tanto deben transitar en caballos o camellos", detalló.

Enfermedades

La esperanza de vida en Chad al nacer es de 49 años, a diferencia de Chile, que es de 80, según datos de la Organización Mundial de la Salud.

Actualmente, Chad atraviesa un cordón de meningitis y la mayor cantidad de muertes se producen por enfermedades infectocontagiosas.

Según Zamorano, Chad es "el Chile del siglo XIX o comienzos del siglo XX, esa es la realidad sanitaria del país. Es difícil de imaginar todo lo que estaré por ver. Los doctores Brousse y Campusano que llevan unos días ya en Chad, están impactados con lo que han visto, es otro mundo", señaló Roberto Zamorano.

Debido a la precariedad del país y las bajas condiciones sanitarias, los doctores debieron inyectarse nueve vacunas, entre ellas para la fiebre amarilla, fiebre tifoidea, hepatitis A y B y meningitis.

La mayoría de los habitantes de Chad vive en la pobreza y su actividad es dedicarse a la agricultura y ganadería para subsistir. Su estilo de vida es nómade, lo cual explica muchas cosas, entre ellas las enfermedades, según Zamorano.

A ello se suma el problema del agua, ya que el vital elemento es un privilegio para algunos; y ni hablar de la electricidad, ya que según datos de la Agencia Internacional de la Energía, Chad es el país con el acceso más bajo en el mundo: sólo el 3,50% de la población tiene luz, por lo que el internet es mínimo, mientras que en Chile un 99,59% de la población tiene acceso a la energía.

Es por esto que "en ciertas horas hay luz, o sea en el hospital las intervenciones quirúrgicas se deben hacer en las horas que hay electricidad. Por lo que me han contado, sería entre las 10 de la mañana y las 12 y por la tarde entre las 16 y 18 horas. Ahora, si la operación se extiende por más tiempo, hay que continuar sin luz", comentó el anestesiólogo.

Sin embargo, según el doctor Zamorano, los médicos Julio Brousse y Jaime Campusano le dijeron que al lado del hospital una ONG italiana se instaló con paneles solares, por lo que el recinto de salud ahora cuenta con 8 horas de luz diaria.

"La verdad yo vine a Chad hace 6 años a dar anestesia, por lo que ya sabía más o menos a lo que me enfrentaba. Sin embargo, algo han cambiado las cosas, sobre todo en el hospital, ya que instaló paneles solares, por lo que tenemos electricidad casi continua desde las 7 hasta el mediodía", dijo el doctor Brousse a través de un correo electrónico.

El profesional, además, comentó que lo de la luz es bastante bueno para realizar las intervenciones quirúrgicas, adicional a dar luz a la sala de pacientes y pasillos.

En cuanto al agua, "no hay red de agua potable ni alcantarillado. El vital elemento se obtiene de un pozo y luego se filtra para poder beber", detalló Brousse.

Una labor social

A pesar de todos los inconvenientes que pudiesen llegar a tener, la familia del doctor Zamorano (su señora y tres hijos) lo apoya en su decisión y él precisamente no dudó en prestar esta ayuda.

"Este plan es totalmente gratuito y nosotros debemos costearnos el pasaje de ida y vuelta a Chad. Pero estoy realmente feliz y ansioso en ir y ayudar con mis conocimientos y ser parte de este diplomado. No lo dudé ni un minuto".

Y agregó: "además de ser un sueño que tenía desde niño, de ser un misionero, es una forma de agradecer todo lo que uno recibe, porque a veces uno se queja de lleno y peleamos por pequeñas cosas y resulta que hay otras realidades tan terribles que es casi un privilegio ir y enseñar lo que uno sabe hacer", dijo Zamorano.

De hecho, el mismo doctor dijo que como osorninos, es "un privilegio, es gratificante que estemos calificados para esto, porque van las universidades más importantes del país y nosotros".

El profesional indicó que sus colegas (Brousse y Campusano) ya se encuentran aplicando anestesias en las operaciones de la mañana y por la tarde dan clases.

"Mi labor es ir, dar clases de reanimación cardiopulmonar en adultos, niños y neonatos y luego tomaré el examen final. Después de eso me quedo de forma 100% clínica, dando anestesia por 10 días más".

En total, el doctor Roberto Zamorano estará un mes en Chad y se hospedará en el hospital mismo, ya que tienen acondicionado un segmento para que puedan vivir allí.

También la Universidad Católica "nos hizo una donación en equipos que ellos habían dado de baja, pero que están utilizables. Yo llevo un electrobisturí, mis colegas llevaron un monitor y un capnógrafo, entre otros elementos que puedo llevar, como tubos endotraqueales entre otros productos reutilizables, lo que antes también se hacía en Chile", dijo Zamorano.

Por último, el subdirector de la Clínica Alemana y anestesista del hospital manifestó: "agradezco tanto a la Clínica Alemana como al Hospital San José por la buena disposición que tuvieron para que pueda hacer este viaje. Será una gran experiencia".

Hace 8 años

En 2009 fue la primera vez que el doctor Rodrigo López, médico anestesista de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), visitó Chad.

"Era ir a trabajar en lo que fuera en anestesología. Cada vez iba juntando más gente para esto hasta que el año pasado nos plantearon la posibilidad de algo que quedara y por eso se formó este diplomado para que más gente de anestesia se sume", señaló López.

El doctor de la PUC inició este año el curso con los enfermeros. Dice que el país es muy precario y que doctores de todo el mundo llegan a este país africano para ayudar en lo que más se pueda.

"Vimos todas las clases que se podían dictar, las adaptamos, las traducimos y así hemos estado funcionando. Ha sido un largo trabajo, pero cuando uno se enfrenta a realidades tan distintas, es imposible quedar indiferente y a pesar de que nosotros no nos relacionamos tanto con los pacientes, sí lo hacemos con el personal de pabellón", precisó López.

La primera vez que uno va, "es que muchos de los pacientes no saben leer ni escribir y no saben lo que sucede afuera. Los enfermeros sí saben lo que ocurre en el mundo, porque tienen un par horas de acceso a internet. Y la sensación que a veces comunican es que el mundo se olvidó de ellos", comentó el anestesista capitalino.

"Y aunque suene muy duro, algunas veces me dicen que se mueren 53 personas de hambre en la India y es noticia, pero el año pasado acá murieron 30 mil personas y nadie sabe dónde está Chad, a nadie le importa. Cuando alguien va por primera vez a Chad, para ellos es como que se sienten importantes, dicen algo así como 'existimos, porque alguien tuvo la curiosidad de conocernos y cuando alguien vuelve es porque quiere vincularse con nosotros'", detalló el médico.

El efecto que produce la visita de los médicos chilenos, "más que hacer bien nuestro trabajo es apoyar a quienes están ahí haciendo patria. De hecho, hay un técnico en anestesia que vive en el hospital. Le subieron el sueldo y se lo llevaron a vivir al hospital, le construyeron una casa para que esté 24/7 en el recinto, con agua y luz, que es un lujo", dijo López.

Chad tiene alrededor de 7 hospitales en su capital y los demás, que están repartidos en las otras ciudades, son como los hospitales rurales de Chile, según López.

"Lo positivo es que en Chad conoces a mucha gente que está en la misma onda, que desean ayudar profesionalmente, más allá de las organizaciones conocidas como Médicos Sin Fronteras", sostuvo López.

"La sensación que a veces comunican es que el mundo se olvidó de ellos".

Rodrigo López, Médico anestesista de la Pontificia Universidad Católica de Chile"