Hace aproximadamente diez años, cuando el país realizaba los preparativos para acoger el Mundial de Fútbol Femenino Sub 20, había ya una serie de estadios repartidos en el país en fase de remodelación, todos los cuales fueron utilizados como sede del torneo y además sirvieron de inspiración para las futuras construcciones de recintos deportivos que continuaron en la década posterior. Así fue como Coquimbo, La Florida, Chillán y Temuco, en una primera etapa; y Antofagasta, Calama, Copiapó, La Serena, Valparaíso, Viña del Mar, Quillota, Rancagua, Curicó, Talca, Concepción y Puerto Montt, en una segunda y tercera, pasaron a engrosar el listado de urbes con estadios de primer nivel, varios de los cuales ya han albergado torneos internacionales, llevando la "marca" de sus ciudades y, por tanto, sus bondades, a las audiencias de otros países.
Osorno, lamentablemente, lleva diez años marginada de la prioridad gubernamental de infraestructura deportivo que se estableció poco antes del Mundial Femenino Sub 20, cuando la reconstrucción de estadios ocupó ingentes recursos del erario nacional. Pese a que poco antes de la cita de 2008 la ciudad hizo un amago para presentarse con propiedad como alternativa para ser sede y así verse beneficiada con la remodelación del Parque Schott, los intentos han sido vanos. Poco ayudó en la última década, además, el desempeño deportivo de Provincial Osorno, que recién ahora ha recuperado su sitial en el fútbol profesional (de ahí la gran responsabilidad que recae hoy por hoy en la sociedad anónima que controla el club).
Pero como todo en la vida es reversible, aparentemente ha surgido una nueva opción, luego que en su última visita a la ciudad, el ministro del Deporte, Pablo Squella, junto con precisar que en el Gobierno no existe por ahora una iniciativa de este tipo para Osorno, dejara abierta la posibilidad, siempre y cuando el municipio retome un proyecto que quedó truncado en 2015, cuando se organizó un concurso de ideas para un nuevo estadio. Es a la corporación edilicia, entonces, a quien le corresponde, con la máxima de las convicciones, pujar por la materialización de esta iniciativa. Un nuevo estadio supondría un adelanto merecido para una ciudad que ha cambiado muchísimo en la última década.