En Venecia, ni un auto funciona sobre ruedas, un par de farmacias (hay que buscarlas) y todos saludables, pequeñas tiendas de abarrotes y no hay escasez, al contrario, los mejores prosciuttos, vinos, quesos, panes y verduras. No tienen jardines y están rodeados de flores. Con sus aceras adoquinadas, calles angostas, canales, puentes, "spritz", casas centenarias; pero vivas, estoicas, bellas, algunas sutilmente restauradas.
Venecia, una ciudad que se niega a morir ahogada o de cualquier manera. Recorrerla es volver siglos atrás, como si los años se hubiesen detenido. Pero es actual, dinámica, gentil, rica, amable, sabrosa, entretenida, histórica, resplandeciente, orgullosa, romántica, callada, organizada, trabajadora y, por supuesto, los modernos Casanovas igual pascual tapizan calles y canales, estupendos y galantes. Así es esta ciudad, anegada a veces y puf, maloliente otras… ¿Y?
Y ahí está esperándonos siempre y siempre atestada de turistas que se mueren por recorrerla aunque sea una vez en su vida… ¿Cómo lo logran los venecianos? ¿Qué tienen que son capaces de sacarle millones de dólares a un canal hediondo y con la mugre flotando?
No es por pelar, pero si nosotros viviéramos en Venecia, ¿cómo la tendríamos?... Enrejada, por supuesto, esas tienditas con sus máscaras y disfraces hechos a mano, el cristal de Murano y sus cientos de cafés al aire libre no resistirían, por ejemplo, las marchas de nuestros jóvenes manifestantes o de nuestros pulcros y honestos transeúntes. O recoger la basura: primero en carritos y de ahí al vaporeto (siempre a la hora, se puede poner el reloj por su salida o llegada); nosotros, en cambio, pasaríamos en huelga, pataleando en la plaza San Marco, el gobierno de turno nombrando comisiones y estudiando la situación, incluso ideando un "trans vaporeto" y obvio, "trabajando para usted". Allá funcionan con o sin neblina; aunque no se ve más allá de las narices, aviones y barcos no se detienen, la ciudad sigue viviendo oportuna y elegante. ¿Cómo lo hacen? Y eso que ellos también padecen de gobiernos y políticos tan ineficientes y corruptos como aquí.
¿Qué tienen? Tal vez lo que no tienen; a nosotros!... ¿O no?
Vivian Arend