Cuando en el verano del próximo año se entreguen las obras del nuevo trazado de ciclovías que se construye por estos días, Osorno pasará a tener 15 kilómetros de rutas especialmente habilitadas para los ciclistas, que de esta manera podrán recorrer con tranquilidad de un extremo a otro de la ciudad sin temor a la acción descuidada de algún automovilista imprudente (aunque siempre se debe conducir a la defensiva). La capital provincial, además, se anotará otro récord en su historial: será la urbe de la Región con la mayor extensión lineal de ciclorrutas, facilitando el desplazamiento de un punto a otro de quienes utilizan la bicicleta tanto por motivos laborales como meramente recreativos.

El origen de la irrupción de las ciclovías en Osorno se remonta al año 2012, cuando el municipio elaboró un plan maestro destinado a construir estos senderos especiales, habida cuenta de la significativa presencia de ciclistas en las calles, el peligro que corren al competir por la vía pública con los automovilistas, y la contribución de este medio de transporte en la disminución de la congestión vehicular y de la contaminación. La iniciativa municipal encontró ruedas para avanzar dos años después, cuando el recién asumido Gobierno de Michelle Bachelet anunció el programa de parques y ciclovías, abriéndose financiamiento para ello en el Ministerio de Vivienda.

En cuanto se concrete esta nueva etapa de ciclovías, quienes usen una bicicleta para desplazarse podrán movilizarse a través de avenida Real, Victoria, Zenteno y César Ercilla, por nombrar algunas arterias, por modernos senderos debidamente señalizados y reservados sólo para ellos. En este sentido, los peatones, que habitualmente caminan desprevenidos por las calles, tendrán que empezar a convivir cada vez de mejor forma con los ciclistas, comenzando por respetar, y no invadir, las ciclorrutas distribuidas por la ciudad.

Con este trazado de ciclovías, que seguirán incrementándose de acuerdo al plan maestro y el programa nacional, Osorno continuará posicionándose entre las ciudades con mayor calidad de vida en el país.

¿Quién puede poner en duda que hay más salas de clases que la propia sala de clases? Cada día somos más los profesores que hemos tomado conciencia que para educar a alumnos/as "nacidos y criados" en el siglo XXI es indispensable renovar, y sustancialmente, la clásica sala de clases. ¿Se trata de cambiar las vigas o los clavos? ¿Estamos hablando de remodelar los escritorios? No. Consiste en incorporar en nuestro "disco duro" que también son salas de clases, ¡y muy buenas!, un museo, un cementerio, una plaza, una ex salitrera, una iglesia o un almacén de barrio y, suma y sigue.

Los espacios públicos que nos ofrece cualquier ciudad de Chile y que tienen que ver con nuestro patrimonio local pueden y deben ser las aulas de 2017. Ejemplos sencillos, pero contundentes. Fíjese en los nombres de algunas calles de La Serena. Francisco de Aguirre (su fundador) es la avenida principal y Gregorio Cordovez, parlamentario de la zona que le dio el nombre al principal liceo serenense y ¡ojo!, el segundo más antiguo del país. ¿Y por qué será que en Valparaíso los cerros llevan nombres de inmigrantes italianos y croatas desembarcados allí en pleno siglo XIX?

¿Qué ocurre con los museos? La casa-museo de Andrés Sabella (el primero que habló del Norte Grande como concepto geográfico) está en Antofagasta, pues este poeta era un antofagastino de tomo y lomo. Asimismo, en Temuco se encuentra el Museo de La Araucanía que da cuenta de la cultura mapuche, y en Punta Arenas está el museo de los padres salesianos, el mismo que refleja las costumbres de los kawéskar y selk'nam. ¿Por qué cree usted que en San Miguel de Azapa (interior de Arica) está el museo de las más que milenarias momias chinchorros? Son de allí pues.

La ciudad nos habla, por no decir ¡nos grita! acerca de lo que somos. Usarlas para adentrarnos en nuestra historia, economía, cultura, religiosidad y desafíos futuro no sólo es bueno, ¡es indispensable! Con ese horizonte, Fundación Futuro invita a los profesores de Chile a la 20° Pasantía Cultural que este año se realizará en Antofagasta. ¿De qué trata? Es un curso para docentes, sólo que -en vez de que se haga en una sala de clases convencional- se llevará a cabo caminando por los principales hitos de la Región de Antofagasta, entre ellos, la ex estación de FFCC., la plaza Colón, el observatorio astronómico Paranal, el muelle Melbourne, la salitrera Chacabuco y, por cierto, en La Portada.

Magdalena Piñera Echenique, directora de la Fundación Futuro