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Miranda! confirma su amor por el pop y la discoteca con su nuevo disco "Fuerte"

MÚSICA. Julianna Gattas habla sobre la séptima placa de la banda argentina que ya lleva 16 años sobre los escenarios.
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Amelia Carvallo

Con 16 años de existencia, la banda de electro-pop argentina, Miranda!, formada por Alejandro Sergi y Julianna Gattas en 2001, confirma su eterna juventud con su nuevo disco, "Fuerte", que ya está disponible en plataformas de streaming y que vendrán a presentar al público chileno el próximo 2 de junio en el Teatro Caupolicán de Santiago.

Producido por Cachorro López y el mismo Ale Sergi, incluye una docena de canciones inéditas de las cuales ya está disponible el videoclip de "743", un track bailable que condensa una de las principales facetas de esta banda que tiene una larga relación con Chile.

Un recorrido bailable

El disco recoge una selección de canciones muy variadas, desde lo acústico de "En esta noche" y sus correctos arreglos de voces a un riff "a lo Footloose" en la enérgica "Lejos de mi alcance", o la voz de Juli con reminiscencias a la española Alaska en "Amante amigo" y los sonidos de pop discotequero y bola de luces de "Tu padre".

Leves y juguetones en sus 16 años de vida, Miranda! no hacen sino confirmar su vocación por la pista de baile con "743" , exploran la balada en "Mala señal" y proponen un reggaetón lento con guiño a Spinetta en "No".

"Fuerte" también cuenta con un par de colaboraciones: la del músico mexicano Jesús Navarro de Reik (en el track "Enero") y la de la actriz y cantante uruguaya Natalia Oreiro (en el tema "Tu hombre"), ambas sacándole el juego y el jugo a este par de voces invitadas.

El arte del disco, en tanto, tiene en su portada a Ale y Juli en indumentaria de recién casados, y estuvo a cargo del argentino Alejandro Ros.

Julianna Gattas se puso al teléfono para responder, antes que todo, a qué alude el nombre del disco: "A la fortaleza necesaria para existir por sí mismo, más que a ser un disco conceptual que comienza de una manera y va evolucionando hacia el final, cada canción por sí misma es fuerte. Esto es coincidente con los tiempos que vivimos que ya por ahí no se escucha un disco entero de principio a fin, sino que se escucha un playlist o lo que va saliendo, canciones sueltas, entonces es eso, seguimos manteniendo el espíritu de la banda que es una banda de música pop, de canciones pop, de discoteca, nos inspiran los ritmos de baile".

-¿Y cómo crees que quedó la selección de estas doce canciones finales?

-La línea a veces se dibuja al terminar de plantear el disco, por ahí hay un sentido no buscado pero presente. Es una colección de canciones que un poco estaban, un poco surgieron en el momento y lo que hicimos fue ordenarla de la manera que nos gustaría escucharla.

¿Cómo es el método de composición de Miranda!?

-Alejandro compuso todas las canciones de este disco con una colaboración de Cachorro López mayor que la de otros tres discos donde fue productor. El método según le escuché decir a Ale es que por ahí, a partir de algún ritmo o alguna línea de algún instrumento balancea alguna canción, cosa que si ha diferido en otros discos donde Ale componía con la guitarra melodía y letra.

-Cambiaron de sello a Sony Music, ¿cómo ha sido eso?

Se siente bien, estamos comenzando una nueva etapa, nueva era, terminamos nuestro contrato anterior y empezamos con Sony Music, nos tratan muy bien, hemos sacado este nuevo disco de una manera muy feliz, como lo queríamos, nos escuchan. Hace 16 años que tocamos y como dice este álbum ya tenemos la fuerza de saber lo que queremos y eso es muy importante.

-Cuéntame de las colaboraciones...

-A Natalia (Oreiro) la conocemos hace ya varios años desde que trabajamos con ella en una película musical y nos caímos súper bien. Yo particularmente soy súper fan de ella, de su carisma y su persona, es como un ángel. La invitamos a cantar en la presentación de nuestro disco anterior, hizo una canción de ella y una nuestra y hubo como una magia en el escenario, no solo de entendernos entre nosotros, sino que al público también le fascinó. Para este disco decidimos que tenía que estar. Con Jesús (Navarro) pasó algo similar, él tiene un timbre de voz muy particular y una manera de cantar muy única y a la canción que lo invitamos quedó perfecto y súper potenciada.

Polémica y trabajo literario

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Es una tradición que los escritores participen de ácidas disputas entre ellos. En este caso me estoy refiriendo al escritor Rafael Gumucio a partir de unas declaraciones en una entrevista en un medio periodístico. Se podría decir que hasta son necesarias estas polémicas, no por un tema mediático comunicacional, sino estrictamente literario. Más aún, esto es parte del trabajo. Son un clásico las peleas entre De Rokha y Neruda, que tendrían antecedentes en el mismo Huidobro, que no eran tan mediáticas como ahora, porque eran vividas por seguidores y amigos de los poetas.

Los que nos dedicamos a esto de la literatura siempre hemos tenido disputas con colegas. Lo interesante de ellas o el valor que tendrían es cuando entran al ámbito del texto, no cuando tienen carácter episódico o personal. En el caso de Gumucio hay una crítica a las nuevas generaciones y una alusión al tema del bullyng, en donde este se asume como parte de la formación de un estudiante, no se lo sataniza, lo que va contra el sentido común sicopedagogizante. Lo que llama la atención es la sobrerreacción, atizada por lo medios y las redes sociales. Sobre todo porque no se asume el carácter metafórico de las declaraciones del escritor, llenas de sarcasmo e ironía. Lo que hace la interpretación mediática es literalizar las palabras del entrevistado.

Borges, en en cuento El Aleph, ajusta cuentas -y entra en disputa- con el canon imperante en su época, representado por algunos protagonistas de la escena literaria argentina (que hasta podría pasar por la clásica distinción entre los de Florida y los de Boedo, con Borges y Arlt, como escritores símbolo).

Lo interesante es que el narrador borgiano polemiza en el texto, en la ficción misma. Hay un personaje llamado Caros Argentino Daneri que representa todo aquello que el narrador borgiano (y el mismo Borges) desprecia, es el que gana premios, porque es política y culturalmente correcto, y al parecer corresponde al canon editorial dominante. Además, descubre que la mujer que amó, tuvo complicidades íntimas con su enemigo, es decir, él es un perdedor, frente a un ganador idiota, escritor naif, que escribe en serio y para colmo cree, como gran parte de los lectores de sentido común, que la literatura se dedica a nombrar el mundo, no más que eso.

Recuerdo que en una polémica que tuvo Piglia con otro escritor, ambos de Buenos Aires, a propósito de un premio que se disputaron, el gran novelista argentino agredía a su oponente comparándolo con Carlos Argentino Daneri. Yo siempre que hacía un taller partía con la lectura de ese cuento de Borges, porque era como un taller en sí mismo. En él estaban contenidos todos los grandes tópicos de la creación literaria, desde la poética narrativa, que incluye los elementos narratológicos clave, pasando por la mirada crítica de la cultura y rematando en los avatares del campo literario.

En lo personal he tenido polémicas marcadas por lo que podríamos denominar "la cosa local" o, también, el ingrediente territorial, incluso con operadores tributarios de los modelos de corrupción cultural y con actitudes, y actividades delictuales, y que usaban la chapa de poetas. Este es un fenómeno arcaizante muy arraigado todavía por la persistencia de un tardo romanticismo con síntomas anarquistas, que aún valoran el lumpen, como supuesto eje transformador, aunque con una imagen de otro periodo histórico.

La actividad cultural (y la gestión cultural) hoy en día, son áreas de lo pública mucho más apetecidas que antes, son zonas de disputa de poder político y también se juegan estrategias de promoción político partidista, lo que da motivos para guerras culturales.

Por otro lado, hay mucho operador político que ocupa la cultura para instalar máquinas, como se dice en jerga politiquera, y también suele ser la estrategia de validación del amateurismo cultural provinciano, que utiliza la escritura en prosa o en verso, como sistema de validación social, incluso como procedimiento de jerarquización.

En esta última polémica capitalina se percibe con claridad el tema de clase y la sospechosa superioridad moral de los escritores dotados de una triple seudo ventaja, provenir de barrios populares, ser de izquierda y pertenecer a una nueva generación de jóvenes escritores. Y habría que agregar que es posible que más de alguna comentadora de libros, como Patricia Espinoza, les preste vestuario ideológico, sólo porque este imaginario odioso es coherente con sus ideologemas literalitosos que abusan de los márgenes y las periferias, propias de la jerga subversivista ochentera, que terminó por alojarse en el mundo academicoide.

Marcelo Mellado

* Escritor y profesor de Castellano. Es autor de "La batalla de Placilla" .