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Persistencia o exclusividad: cuatro locales son de los últimos en su tipo

COMERCIO. Cuatro emprendedores son un ejemplo del ingenio y atrevimiento tanto en materia comercial como social, ya que con sus negocios llenan vacíos o necesidades de la gente que encuentra en ellos su única alternativa.
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Alexander Hopkinson

Muchos se preguntarán qué tiene de innovador un cybercafé. Un negocio conocido por todos que tuvo su auge y caída de la mano a la accesibilidad al internet y que hoy está prácticamente desierto, debido a que la web está casi en todas partes. En este caso, la capacidad de adaptación, la inversión y la resiliencia de un negocio frente a un mercado que lo invitaba a morir, hacen del Cybercafé La Net, de Marcelo Aburto, un espacio digno de destacar.

"Este local comenzó hace 14 años, con una idea de mi suegro, Hugo Leal, para generar recursos. Cuando partimos era el boom de los cyber, pero con los años fue decayendo, así que fuimos viendo lo que el cliente necesitaba, reinventándonos porque que el cybercafé en sí mismo no daba, no funcionaba", explica Aburto, que tiene 36 años y comenzó a los 22 colaborando con este emprendimiento.

Multiservicios

Fue así como se agregó a los computadores cubiculares la impresora, la fotocopiadora, el servicio de anillados, scanner y café con una terraza.

"Nosotros siempre estuvimos orientados a otro nicho de mercado, que no es el de los estudiantes, aunque igual va, sino el cliente que necesita hacer un trámite o adultos mayores que requieren ayuda, por ejemplo. Eso nos ha permitido mantenernos hasta el día de hoy", cuenta Marcelo, que antes de llegar al rubro computacional estaba ligado a la producción acuícola.

"Don Hugo se enfermó y yo me vine a Osorno y seguí con el negocio y fui agregando nuevos servicios. Nosotros estamos en un lugar estratégico, porque en calle Matta con Carrera converge gran cantidad de gente, ya que hay hartas empresas y estamentos públicos, donde se necesita hacer trámites rápidos", relata.

Y añade que "justamente para eso estamos nosotros, un lugar donde ellos puedan ir, imprimir, anillar y entregar sus trabajos de manera inmediata con un servicio de calidad y personalizado, porque nosotros ayudamos en todo".

En ese sentido, se han diferenciado de la competencia y por eso sigue siendo un negocio rentable, que cada vez debe hacerse más integral y moderno para mantenerse vigente, pese a que la era de los cybercafé ya casi llegó a su fin.

Luis Proboste tiene 66 años y es osornino, a pesar de que vivió buena parte de su vida en Santiago, hacia donde migró después del terremoto del '60.

Su historia fotográfica comienza un 22 de noviembre de 1963, fecha que recuerda perfectamente porque ese día asesinaron al entonces Presidente de Estados Unidos, John Kennedy, en Dallas.

"Esa fecha quedó impregnada en mi persona porque cuando era chico, 13 años, yo ya tomaba fotos en blanco y negro y las vendía en el colegio de Santiago y me llamó la atención que ese día no podía venderlas porque no había nadie", recuerda Luis, quien tenía una cámara análoga de 6x9 con capacidad para ocho fotos.

En los años '70 decide viajar y trabajar de la fotografía en otros países, luego regresa para radicarse en Osorno y abrir en la Galería Rombocol el primer estudio de revelado análogo: Fotorolie Ltda., que hasta hoy perdura y le permitió abrir un nuevo negocio en Lynch, dedicado a la fabricación de marcos. También hace books para matrimonios.

"Como era chiquito y no tenía las condiciones económicas ni la experiencia, las iba a revelar donde un señor que en ese entonces era anciano y vivía al otro lado de Santiago. Después las vendía en el colegio para los eventos deportivos principalmente. Así nace mi historia fotográfica", recuerda este personaje autodidacta de la fotografía, que después tuvo que hacer trueques para conseguir los químicos necesarios para tales efectos.

"Como no tenía dinero para los filtros, a un envase de Cola-Cao le sacaba la parte de abajo y le ponía papel celofán de todos los colores hasta llegar al verde oscuro, que es para revelar la fotos. Como no tenía el resto de los filtros para revelar la película, encendía un cigarrillo, en esa oscuridad total. Entonces con el cigarrillo en la boca iba pasando el negativo por los químicos y cuando aspiraba se producía una luz que me permitía ver el negativo y pasarlo al agua", relata con orgullo su ingeniosa técnica.

"Estuve en México, Estados Unidos y Buenos Aires, pero no me fui por política, sino porque en el año 1972 toda la gente salía para todos lados, al mundial, a Woodstock, entonces toda la gente iba con mochila y viajaba donde fuera. Y yo me acoplé en ese sentido de forma individual, me fui de Chile el año 1973 y luego de recorrer harto me arraigué acá y ahí armé este tema de la fotografía en forma profesional", dice Luis, quien fue invitado el año 2000 por una empresa japonesa a Las Vegas para participar en una feria mundial de fotografía sobre el paso de lo análogo a lo digital.

"Se cree que a nivel mundial sólo el 10% de las fotografías se revela en papel. Todo el mundo actúa así, pero las clientas mayores del rollito se ríen o enojan, porque para ellas tiene un impacto la foto, en cambio con las digitales no descubres nada. Se acabó el factor sorpresa", aseveró.


El cybercafé de Osorno que se adaptó a los nuevos tiempos


El fotógrafo autodidacta que le ganó a la tecnología

Ana Angulo es valdiviana y terapeuta del Natural Health Center, ubicado en calle Los Carrera, entre Matta y Cochrane. Y tal como lo indica su traducción en español, es un centro natural de salud, que lleva casi dos años funcionando donde ella y otro especialista realizan terapias alternativas y diagnósticos a través de disciplinas como la iriología, la acupuntura y flores de Bach. Además, se venden suplementos alimenticios.

Según Ana, la mayoría de las consultas son por diabetes, trastornos digestivos, en algunos casos crónicos, úlceras gástricas, dolores articulares como la artritis, artrosis y fibromialgia.

"Los pacientes más frecuentes son personas que tienen dolencias al estómago y dentro de las terapias podemos detectar si es un trastorno digestivo o algún tipo de erupción gástrica, que con el tiempo podría derivar en una úlcera", cuenta Ana, que lleva cinco años aplicando la iriología y las flores de Bach.

"Empecé en Puerto Varas, después estuve trabajando unos años en el norte también, cerca de La Serena y ahora estoy acá en Osorno. Todo este conocimiento lo adquirí en la Villa Natural de Manuel Lezaeta Acharán, en la comuna de Las Condes", cuenta la especialista sobre sus estudios con el primer iriólogo chileno.

Según Angulo, en ese lugar sólo se trabaja con productos que provengan de la naturaleza como barro, tierra, nueces y semillas, por ejemplo. Nada de medicina convencional.

"Al centro llegan pacientes crónicos con diferentes tipos de enfermedades", apunta Ana.

En cuanto al escepticismo que existe frente a este tipo de medicinas, Ana señala que en todo el país y "desde un comienzo a la iriología le tienen un poco de rechazo, porque hay mucha gente que dice ser iriólogo, pero que no lo es, que maneja solamente algunos tips de información y en realidad lo que hacen ahí es desprestigiar la terapia, porque para trabajarla bien uno tiene que estudiar", argumenta.

Conocimientos

Según la joven especialista, para esta disciplina se requieren conocimientos del sistema circulatorio, linfático, digestivo, porque de lo contrario es imposible detectar las enfermedades.

"Esto es una gran responsabilidad, porque llega gente en estado crónico que deja su tratamiento convencional por venir a tratarse y poner su salud en nuestras manos, entonces hay que tener mucho cuidado y criterio", recalca.

En cuanto a las flores de Bach, la terapeuta explica que en esta materia las esencias vienen de Australia y ayudan al equilibrio emocional.

"Ayudan a sacar todas las emociones que pudieran estar contenidas en una persona que presenta angustia, pena, miedos o pérdidas familiares no superadas", afirma.

Sin embargo, señala que en la actualidad su uso está orientado al déficit atencional y la hiperactividad. Los componentes dependen de la emoción que se quiere tratar.

El osornino lentamente se ha desinhibido en el tema sexual. Cuando recién abrió el primer y hasta ahora único sex shop de la ciudad, hace seis años, las ventas no eran buenas y la gente pedía por internet o a domicilio para evitar ser visto entrando o saliendo del local. Hoy las ventas han mejorado y cada vez hay más interés por innovar y probar cosas nuevas.

Así lo confirma Verónica Ojeda, quien lleva tres años como vendedora de este espacio ubicado en el local N°4 de la Galería Aho, por Eleuterio Ramírez esquina Freire.

"La gente mandaba a pedir a domicilio, porque no se atrevía a entrar, le daba vergüenza. No es común tener un local así en Osorno. Pero con el tiempo la gente se ha ido soltando", dice la encargada.

En ese sentido, lo que más consumen los hombres es lencería erótica y disfraces de colegiala y enfermera para sus parejas, mientras que las mujeres prefieren los dildos, vibradores y lubricantes.

La lencería más económica cuesta $5 mil mientras que los dildos o consoladores van desde los $6 mil hacia arriba, dependiendo del tamaño, la textura y calidad, explica la vendedora.

En cuanto al rango de edad de los clientes, Verónica cuenta que se trata en su mayoría de personas adultas de 30 años en adelante.

"Los jóvenes si vienen es para comprar preservativos, pero en realidad no les sirve todavía esto porque están a full las hormonas y la rutina aún no le llega a ellos, después de los 30 sí", aclara Verónica, siendo las mujeres quienes más lo frecuentan, sobre todo en temporada estival.

"a los leones"

Sobre su inicio como vendedora de sex shop, Verónica, casada con dos hijas en la universidad, recuerda que "de primera no tenía idea, como que me tiraron a los leones, pero después empecé a preguntar cuando venían las matronas o urólogos de repente, yo les empezaba a preguntar cosas, porque no sabía nada. Así leyendo y preguntándole a la gente fui aprendiendo".

A su vez, cuenta que la iniciativa nace a partir de "un proyecto del hijo del jefe, León Sanhueza, un joven publicista, a quien le atrajo este tema y lo desarrolló aquí en Osorno, que es una ciudad bien difícil, porque la gente es bien conservadora", dice Ojeda, quien pasó de ser neófita a experta en el tema.

En cuanto a los nuevos productos, las feromonas son la "estrella".

"Es un perfume para la atracción del sexo opuesto, es algo también para tener más seguridad y que ha funcionado muy bien, porque la gente vuelve. Es algo sensorial, químico. Son 30 ml y vale $14 mil", explica Ojeda, agregando que también llegaron unos dilatadores anales con cola de zorro a $12 mil.

Sin embargo, lo que más preocupa es la escasa educación en este tema, lo cual Verónica ha detectado por las historias y preguntas.


Las terapias alternativas ganan terreno en la ciudad


Sex shop: "El osornino se ha ido descartuchando"

"Los jóvenes si vienen es para comprar preservativos, pero en realidad no les sirve todavía esto porque están a full las hormonas y la rutina aún no le llega a ellos, después de los 30 sí".

Verónica Ojeda Vendedora de sex shop"

de noviembre de 1963 comenzó Luis Proboste en el mundo de la fotografía. 22

38 años lleva Luis Proboste en la Galería Rombocol con su empresa de revelado Fotorolie Ltda., para máquinas análogas y digitales.

$14 mil cuestan las feromonas que vienen en frascos de 30 ml. tipo perfume, que sirven para atraer a hombres o mujeres.

2 años funciona el Natural Health Center en calle Carrera. Se aplican terapias como la iriología, la acupuntura y flores de Bach.

años de funcionamiento lleva el local Natural Health Center en Osorno. 2