Aprovechamiento del recurso hídrico
El cambio del régimen pluviométrico en el sur del país obliga a pensar en nuevas maneras para almacenar el agua y distribuirla en los campos.
Crecientemente el país, y el mundo en general, se enfrenta a una realidad que de forma inexorable está provocando transformaciones notorias tanto en la disponibilidad de agua para el consumo humano como en la actividad agrícola, que depende de una adecuada provisión del recurso hídrico para los cultivos. Aunque en los conjuntos urbanos la falta de agua no es todavía un problema mayor, salvo cuando el exceso de lluvias y el arrastre de sedimento de quebradas cordilleranas y ríos ponen en riesgo las plantas potabilizadoras, es en las zonas rurales donde los efectos de la sequía se han ido acumulando a tal extremo que numerosas localidades de la provincia de Osorno dependen hoy exclusivamente de la llegada de camiones aljibe para la subsistencia de las familias.
Los expertos climáticos han señalado, al pronosticar los próximos regímenes pluviométricos marcados por el cambio climático, que las lluvias en la zona sur del país ya no se repartirán regularmente durante el año, sino que habrá menos episodios de precipitaciones, aunque de mayor intensidad. En este escenario, de no mediar cambios respecto de cómo se enfrenta hoy este problema, el recurso hídrico que necesita el agro para el riego se seguirá perdiendo inevitablemente en el océano, pues como el sur de Chile contó abundantemente de agua durante tanto tiempo, nunca hubo una preocupación mayor por construir infraestructura que permitiera acopiarla en los días desbordantes y repartirla en los días de escasez.
Tal como se sostuviera en una reunión de los gremios agrícolas del sur del país que se realizó en Osorno a propósito de la reforma al Código de Aguas, es crucial avanzar en sistemas de aprovechamiento del recurso hídrico para sobrellevar de mejor manera el nuevo escenario de menos lluvias durante el año. Aquí es donde aparece precisamente la necesidad de contar con embalses ubicados de modo estratégico, los que permitirían almacenar el agua y, con una organización previa que garantice el acceso equitativo, repartirla en las zonas rurales y darle sustentabilidad a la agricultura.