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Desde una estudiante hasta un funcionario del Servicio Médico Legal censaron a los osorninos

HISTORIAS. Los voluntarios tienen diversas historias de vida y motivaciones para sumarse al proceso. Una profesora básica y un jubilado que ha participado en 7 procesos, también entregaron su testimonio y anécdotas.
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Sergio Silva

Fueron diversos los funcionarios públicos y voluntarios que recorrieron arduamente ayer las calles de la ciudad para obtener los antecedentes requeridos en este Censo 2017, que ayer se desarrolló en todo el territorio nacional.

Desde muy temprano llegaron a los puntos de reunión para recibir las últimas instrucciones y comenzar con la labor en pasajes, avenidas y calles. Visitaron en promedio de 12 a 25 casas, según el sector poblacional.

Y entre los encuestadores había una gran diversidad de historias, ocupaciones y edades, aunque todos estaban unidos por la voluntad de contribuir en el proceso nacional.

Dos casas

En el sector de Ovejería, Claudio Quezada (39), funcionario del Servicio Médico Legal de Osorno, salió de su turno en el recinto de calle Angulo y emprendió viaje hasta Ovejería, para reunirse con su grupo conformado por 8 mujeres.

"Fui el 'regalón' de la jornada, el bendecido, el único hombre del grupo que censó toda la calle Inés de Suárez (ríe)", expresó Quezada.

Tras recibir las últimas indicaciones, el funcionario público se separó del grupo para iniciar su trabajo, sin embargo, en menos de una hora y media ya había cumplido con la labor encomendada. La explicación: la subdivisión del mapa lo destinó a un área donde solo hay dos viviendas.

"La suerte es como la muerte (se ríe), me tocó encuestar a dos hermanos que viven en casas separadas, por suerte me atendieron, sino tendría que haberles hecho guardia. Ellos me recibieron sin problema y di por cumplida mi labor", expresó el funcionario del SML, quien a las 11 de la mañana de ayer ya tomaba desayuno en su hogar de Francke, sin embargo, tuvo que regresar a las 14 horas a Ovejería para dar oficialmente por culminada su labor.

Conocer realidades

De manera voluntaria Camila Chaipul (19 años) se inscribió para participar en este proceso, el cual señaló "es una etapa importante que nos permite conocer personas y diversas condiciones sociales, una realidad que muchas veces no se ve reflejada a simple vista", sostuvo la alumna de la carrera de Técnico Paramédico.

La joven, quien desarrolla su práctica en Puyehue, realizó el proceso Censal en población Carlos Condell de Rahue Alto.

"La gente fue muy amorosa, visité hogares muy humildes donde las personas fueron amables, otros que te ofrecían dulces o café, gestos que se agradecen. Llegué a una casa y había una señora que iba a comenzar a freír empanadas, era muy amorosa", comentó la joven, quien completó 12 formularios asignados para censar.

Ser útil

El profesor Hipólito Vásquez, de 77 años, se presentó de manera voluntaria al Censo, como una forma de demostrar que la tercera edad aún puede ayudar en un proceso importante para el país.

Con tenida cómoda y su credencial y carnet de identidad a la vista, comenzó pasadas las 9 de la mañana a recorrer la población Nueva Esperanza en Francke.

"Creo que salimos un poco tarde, pero la pega la estamos cumpliendo con calma e interactuando con las personas que nos abren las puertas para ser censados. Yo tuve que pasar a 17 casas de este sector, todo sin ningún problema", expresó el maestro en retiro.

Vásquez se dio un tiempo de media hora para ir almorzar a su casa, para así no molestar en lo hogares que visitó. Pero sostiene que este proceso no es nuevo para él.

"En Río Negro y Purranque ya había censado, en la última comuna hice el censo agrícola y después se vino a Osorno. Comencé en 1960 y siempre participo en esta actividad. A mis años, es una acción donde demostramos que la gente adulta también puede ser útil", expresó Vásquez, quien entre tanto golpear puertas se encontró con un compañero de la educación básica.

"Vine a pillar a un compañero de curso de la escuela de Río Negro y Él se acordó que yo era como tonto para jugar al pingo (se ríe)", indicó.

No se arrepiente

La profesora de Lenguaje de la escuela Efraín Campana Silva, Macarena Rilling, culminó su labor cerca de las 13 horas en la población García Hurtado de Mendoza, en Rahue Alto.

Según comentó, "fue un proceso tranquilo y con un desayuno sorpresa en una vivienda, donde era esperada por la dueña de casa y sus dos hijas".

En su recorrido le tocó censar la casa de una de sus alumnas de quinto básico, de la familia Amolef Gallardo, en calle Germán Bueno.

La docente señala que fue obligada a participar del proceso, pero no se arrepiente.

"Fueron 16 casas, me tocó una vivienda abandonada y hubo cuestionamiento en algunas preguntas que no tenían sentido. En personal, fui obligada a participar, tengo una bebe de 11 meses que tuve que dejar al cuidado de mi papá, ya que mi madre también tuvo que salir a censar. Fue una jornada cansadora, pero una linda experiencia", comentó la docente osornina.

Filipina Licandeo: la osornina de 102 años que ha sido censada once veces

LONGEVIDAD. La vecina de Francke, sólo aquejada con un leve dolor en la espalda, recibió a comitiva de la Gobernación que la fue a encuestar.
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El censo número 11 respondió ayer la vecina Filipina Licandeo Barría, de 102 años de vida, quien junto a su hija, sus dos nietos y un bisnieto, esperó a la encuestadora para responder las 21 preguntas.

La longeva mujer estaba en su cama acostada, sólo aquejada por un dolor en la espalda, donde respondió algunas de las consultas de la funcionaria, quien en menos de 15 minutos completó el cuestionario para los cinco miembros del hogar.

"Mi madre, tal como se ve ahí en la cama acostada, cumplió con esta labor. Si no hubiera sido por el frío de la mañana, ya estaría levantada. Sólo tiene un dolor en la espalda, aparte del problema auditivo por su edad", comentó María Coronado, hija de la vecina de la población Nueva Esperanza.

Interrogantes

Para Jorge Coronado, nieto de Filipina, hubo algunas preguntas que le hubiera gustado que hayan sido consideradas.

"Por ejemplo, mi sobrino es el bisnieto y no salía en la papeleta y la encuestadora lo anotó como nieto, esa es una observación; además, no preguntaron el tipo de religión o discapacidad, que también son temas importantes desde mi punto de vista", sostuvo.

Tras finalizar la encuesta, la funcionaria que andaba con la comitiva de la Gobernación, omitió un detalle: haber dejado pegado el distintivo de "casa censada" en la puerta.

Al llegar la censista designada para el sector, la joven fue informada por los residentes de que les habían aplicado la encuesta, sin embargo, la ausencia del distintivo hizo dudar a la muchacha. Por ello, este medio debió actuar como "ministro de fe" improvisado de que el cuestionario había sido contestado por la familia de la centenaria vecina.