Comuna homenajea a hijos ilustres que se destacan por la música y el trabajo social
RECONOCIMIENTO. Gricelda Piticar junto a Herminio Llaituqueo han estado al ámbito folclórico, ya se como opción de vida en el caso del guitarrista como participando en grupos de adultos mayores según reconoció "Lolita".
En el marco de las actividades del aniversario número 106 de la comuna, el municipio de Purranque distinguió como Hijos Ilustres a Gricelda Piticar Muñoz y Herminio Llaituqueo Asencio, "en virtud a su amplia trayectoria social que ha sido un aporte al desarrollo de Purranque, marcado por una intachable vocación y una sincera preocupación por las personas", explicó el alcalde Héctor Barría durante el acto realizado en el Teatro Municipal, donde rindió su cuenta pública 2016 ante los concejales y vecinos.
La homenajeada ha sido vecina por muchos años del barrio Bulnes y admitió sentirse contenta con el reconocimiento. "Nací en la ciudad de Los Ángeles, pero mis padres se vinieron a Purranque cuando yo tenía apenas dos años de edad, por lo tanto me siento una purranquina de corazón", opinó.
Gricelda, también conocida como "Lolita" desde pequeña, cumplió hace poco 73 años, que celebró la sede la Casa de Todos. "Compartí con mis hermanas que estaban lejos, además de mis hijas Gloria Inés y María Alejandra, siete nietos y 7 bisnietos".
Activa vida social
Respecto a su vida en la comuna, recuerda que su padre era albañil y trabajó en obras relevantes como la construcción del Molino San Pedro, la fábrica quesera Dos Álamos, entre otras. "Lolita" estudió en los colegios Nº 2 y 3. "Tuve buenas notas y por falta de recursos no pude irme a la Escuela Normal de Ancud. Quería ser maestra", explica. Revela que se dedicó a la gastronomía, donde según narró, se ha capacitado y desarrollado una enormidad.
-¿Usted es una persona muy activa en las organizaciones purranquinas?
-Sí, como voluntaria en las Damas del Cáncer donde sigo como cooperadora, después en el Centro de Niños Minusválidos, Hogar de Ancianos, comunidades católicas, rehabilitados alcohólicos, y en estos momentos en el folclor de los adultos mayores, grupo gastronómico Amanecer Costumbrista, grupo de turismo, colaborando con el grupo de alguaciles. Como también en mi querido grupo folclórico Los Copihues. Hay varios que se me escapan, por lo que les pido disculpas a aquellos que no nombré. Antes de comenzar con la gastronomía me perfeccioné en cursos de modista y talleres de telar, muñequería, cestería, tarjetería china, peluches. Soy pensionada y como toda persona mi vida ha sido con altos y bajos. Con harto esfuerzo y sacrificios como mujer sola saqué a mi familia adelante".
-¿Cómo recibe este homenaje?
-Con mucho orgullo. Se lo ofrendo a toda mi familia. Me han dicho que soy un ejemplo para ellos y eso me hace ser feliz. Siempre llevo mi guitarra cuando salgo a compartir con mis pares, los adultos mayores.
Vida errante
En el caso del otro homenajeado, Herminio Llaituqueo Asencio tiene 66 años y vive en la Villa Los Manzanos del sector Colonia Ponce, donde nació.
Explica que durante el gobierno militar se radicó en el sur, entre Casma, Puerto Montt y territorio insular. Pese a que aclara que "no militaba en ningún partido, tuve que arrancar para salvar mi vida".
La historia de Herminio es larga en todo caso: por necesidad las ofició de vendedor ambulante y donde anduvo un poco mejor fue vendiendo pescados, actividad que le permitió comer. Sin embargo, lo que cambió su vida fue la música.
-¿Cómo fue ese acercamiento?
-Un día, cansado de tanto caminar con los pescados, me senté frente al mar en Puerto Montt y se me acercó un señor. Le conversé de mi desgracia, le hablé de mi talento con la guitarra, de cuando tocábamos con mi hermano Aristeo en un programa folclórico de la Radio Sago. Fue así como este señor me invitó a formar parte de un conjunto musical, donde trabajé como dos años. Luego fui barman y tiempo después partí a las islas del sur como maestro albañil.
-¿Con tantos altibajos y vicisitudes, qué balance hace de su vida?
-He sido un poco aventurero, pero siempre una buena persona, con la idea de superación. No tomaba ni fumaba. Volví el '81 a Purranque, gracias a la guitarra y acá en un bar que se llamaba El Ranchito tocaba con los Hermanos Sandoval, luego con los Hermanos Gutiérrez, hasta que retorné más tarde a mi Colonia Ponce.
-¿Ahí se asentó y reintegró a la familia ?
-Sí, comenzamos a organizarnos como mapuches en la región y ayudamos a formar la Conadi y desde ese tiempo no me salí más de la dirigencia. Soy presidente de la comunidad indígena Los Canelos de Colonia Ponce y miembro del Consejo de Comunidades indígenas de Purranque. Hace como siete años que me viene floreciendo la vida y el primer logro fue la compra de tierras donde me tocaron 7,5 hectáreas, que es donde trabajo. Gracias a Dios mi hija Angela terminó sus estudios. También integro el Consejo de la Sociedad Civil en la Municipalidad y estoy muy contento con este reconocimiento.