La XV Encuesta de Victimización del Comercio que realiza la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile, ha revelado que un 51,3% de los locales comerciales, estaciones de servicio, compraventas de vehículos, empresas de logística, hoteles y restaurantes del país declara haber sido víctima de uno o más delitos durante el segundo semestre de 2016, lo que representa 7,1 puntos más que en igual período de 2015.

La encuesta se realizó vía telefónica entre el 6 de febrero y el 13 de marzo de 2017, a 1.200 encargados de establecimientos en Iquique, Antofagasta, Valparaíso-Viña del Mar, Concepción-Talcahuano, Temuco, Puerto Montt y Santiago.

El comercio es uno de los sectores del país más afectados por la delincuencia, lo que llama a la autoridad a redoblar los esfuerzos para reducirla, así como los efectos que produce en la confianza de los locatarios. Un delito se suma a otros y junto con afectar a comerciantes en su patrimonio y seguridad, también desalienta la inversión en ampliación de establecimientos como en la iniciación de nuevos emprendimientos.

También hay una cifra que llama la atención, porque el 55,8% de los encuestados dice que no ha denunciado los delitos, condición que se acentúa en los locales minoristas (68%), de manera que al no haber registros oficiales pasan a integrar lo que se conoce como las "cifras negras" de la delincuencia. Y de quienes han hecho las denuncias, en especial hoteles y restaurantes, tiendas del retail, estaciones de servicio y compraventa de autos, el 61,8% aseguró que no logró resultados y sólo un 16,5% los tuvo. La mayoría de los comerciantes afectados dice que no denuncia porque no tiene confianza y sólo es "una pérdida de tiempo".

Es cierto también que la comunidad en general, las personas en sus viviendas y los comerciantes en sus locales, deben mantener medidas de protección. Es valiosa la asociatividad entre vecinos, comerciantes y organizaciones ciudadanas, estableciendo sistemas de alarma y comunicación que constituyan un frente común de reacción ante la delincuencia. Es fundamental prevenir.

Como sector lechero nacional, tenemos desde hace décadas un problema frente a nuestras narices: mientras la industria disminuye la cantidad de leche comprada, aumenta sus utilidades, a la inversa de lo que ocurre con los productores no integrados a la cadena de valor. Esto es posible, porque la oferta de leche a nivel primario es muy inelástica en el corto plazo, razón por la cual la decisiones que inciden en la producción de leche de un año determinado se deben tomar dos o tres años antes y una vez terminado el proceso, la leche debe ser retirada inmediatamente de los campos, ya que es altamente perecible. En este escenario, los agricultores deben seguir produciendo y vendiendo, cualquiera sea el precio que estén recibiendo, inclusive si éste se encuentra por debajo del costo de producción. En otras palabras, la industria puede mejorar sustancialmente sus márgenes, disminuyendo el precio pagado por la materia prima, sacrificando sólo una pequeña parte de sus volúmenes transados.

Las empresas procesadoras locales se conforman con mantenerse en la comodidad del mercado nacional. Es así como en muy poco tiempo Chile perdió su condición de exportador de productos lácteos, perdiendo también una parte importante de su infraestructura productiva. El horizonte de largo plazo, que tanto necesita nuestro sector para desarrollarse, simplemente no ha tenido cabida entre tantas metas anuales. La realidad antes descrita no es nueva y para enfrentarla, por años se ha buscado generar condiciones para una intervención en la fijación de precios, sin éxito. La pregunta es ¿por qué se ha buscado una solución desde un tercero, en vez de abordar seriamente el desafío industrial, para enfrentar la gran falta de convicción de las procesadoras no integradas verticalmente e ir a la conquista de los mercados internacionales que como país hemos abierto a través de diversos tratados?.

Seguir haciendo lo mismo es sólo pujar por una mejora del precio a productores (corto plazo). Es por todo lo anterior que como Sago determinamos volver a nuestro origen como fundadores a inicios de los años '40 de la Cooperativa Agrícola y Lechera de Osorno, Calo, ya que ésta es la única forma de dar viabilidad en el largo plazo a esta actividad que puede ser uno de los pilares del desarrollo del sur de Chile.

Harold Brethauer Meier Vicepresidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, Sago