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Presentan la escultura de un arenero para reforzar la identidad de Ovejería

EN LA POBLACIÓN LAGO RUPANCO. La inauguración de la figura en madera se realizó la tarde de ayer en calle Inés de Suárez.
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Yasna Barría

La figura de un arenero (persona que extrae material pétreo desde el río Rahue de forma artesanal) tallado en madera, se observa desde ayer en la intersección de las calles Inés de Suárez con José Apablaza en Ovejería Bajo.

La escultura donde se observa a un hombre trabajando con su pala junto a un montículo de arena, mientras detrás de él se aprecia la punta de un bote, fue inaugurada en una ceremonia donde se descubrió la imagen creada por el escultor de La Araucanía, Iván González, en la que se observa a un hombre que representa el oficio de "arenero" o "ripiero", labor que por muchos años desarrollaron decenas de hombres en dicho sector de la ciudad, producto que después era comercializado.

Tal labor sustentó por años a muchas familias que salieron adelante gracias al oficio de sus jefes de hogar, una sacrificada actividad en las aguas del río Rahue, que hoy se extingue con el paso de los años y que quiso ser honrada y destacada por la junta de vecinos N° 10 Lago Rupanco, quien gestionó el proyecto que logró el financiamiento de $5 millones del presupuesto participativo de la Municipalidad de Osorno.

Historias de sacrificio

"Esto busca rescatar la identidad de nuestro sector o barrio, porque en los años 60'y 70', cuando se expandió la industria, se dio con fuerza la actividad del "arenero" en nuestro sector, incluso se formó uno de los primeros sindicatos en Ovejería", comenta el presidente de la junta de vecinos N° 10 Lago Rupanco, Sergio Valderrama, quien agrega que esta historia de trabajo y esfuerzo es muy interesante y hay muchas personas que pueden dar testimonio de eso.

Y precisamente estuvo presente en la inauguración el hijo de un arenero, Juan Carlos Carvallo, quien conocido en Osorno por ser un destacado escritor local, guarda en su historia el amor que tuvo por su padre, Luis Carvallo, que fue un conocido ripiero que falleció hace años.

Según recuerda, desde niño está en su mente la figura de su padre, quien salía desde primeras horas de la mañana a ejercer su oficio y esa labor la realizó gran parte de su vida sacando adelante a su familia, que en aquel entonces, en su niñez, vivía en el desaparecido campamento "La Trinchera".

"Estoy muy emocionado y contento porque por fin se reconoce así la labor del ripiero, porque es muy difícil lograr que la gente se preocupe y quiera distinguir al obrero, que son personas humildes que han contribuido también con la identidad de la ciudad", sentenció Carvallo.

Historias como la de su padre se repitieron antaño y de eso sabe también la vecina de Ovejería Irma Almonacid, quien fue esposa de un trabajador arenero o ripiero y recuerda con claridad lo sacrificado que fue dicha labor.

"Mi esposo se llamaba Luis Soto, era arenero y el papá de él lo fue también hasta viejito y reconocer esa labor nos llena de alegría, porque se trató de un oficio muy arriesgado, en el invierno por el frío extremo y en el verano por el sol", recuerda Irma, quien acompañaba también a su esposo en su actividad y se sumaban incluso sus hijas a esta labor.

Agrega que en el verano, debido al intenso calor, el arenero se insolaba la espalda y en el invierno se enfermaba de los riñones a causa de la humedad y bajas temperaturas.

"Es muy lindo que se levante esta escultura, porque hay mucha gente representada, familias que educaron a sus hijos gracias a esta extracción que se hacía en el río Rahue", sentencia la vecina.

Versos al oficio

Además de la figura esculpida en madera nativa, que fue previamente tratada para que tenga mejor conservación, se aprecia a un costado una lámina en madera donde se observa el poema "El arenero una historia", que fue escrito por el poeta osornino Ricardo Marileo, que dedicó significativos versos a la historia del oficio que caracterizó a un gran número de trabajadores de dicho sector de la ciudad.

Marileo contó que fue muy especial escribir el poema, pues él desde niño compartió con varios areneros e incluso más de alguna vez ayudó en su función.

Con pantalón arremangado, a veces con bombachas hechas con tela de sacos de harina, se le veía al mítico arenero y en el verano con su gorrito para capear el sol. Son imágenes que no olvidan muchos vecinos de la ciudad y que desde hoy más personas apreciarán y conocerán al ver la escultura alzada frente a la plaza General José Bernales, obra que cuenta parte de la historia del sector y que ahora será identificada con la figura.