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Preservan enredadera boqui y forman a nuevos artesanos para que la trabajen

CONSERVACIÓN. Se trata de un estudio agronómico ejecutado en el sector Panguimapu, que busca reproducir la fibra que crece en los bosques nativos y lograr así el desarrollo sustentable de la cestería.
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Yasna Barría

En un predio ubicado en el sector Panguimapu, en la comuna de San Juan de la Costa, se desarrolla un inédito proyecto para preservar la enredadera que crece en los bosques nativos de la zona, llamada boqui pilfuco. Se trata de una iniciativa impulsada por un equipo de profesionales donde destacan los ingenieros agrónomos Claudio Ortiz y Pablo Pozo, además de la gestora cultural y asesora en el área artesanal, Claudia Hurtado, quienes hace tres años trabajan con 15 artesanos de la comunidad indígena Trasihue, en La Costa.

Según explican los encargados, la idea es cumplir el objetivo agronómico del proyecto, que es el rescate de la especie boqui pilfuco, una planta trepadora de los bosques y que en la actualidad está en peligro de extinción.

Rescate

El proyecto partió desarrollando un protocolo de multiplicación de la planta a través de su reproducción en condiciones artificiales, para así acelerar su crecimiento y devolverla al bosque para que no se acabe la materia prima con la que trabajan artesanos que conservan las tradiciones huilliches de la zona.

Según el ingeniero agrónomo, Claudio Ortiz, gestor y gerente de la empresa Soluciones Globales, a partir del desarrollo de la artesanía les interesó destacar el boqui, ya que se está extinguiendo y por ello resolvieron como equipo presentar un proyecto de rescate no sólo de la planta nativa, sino también de la cultura artesanal a través del tejido de esta fibra o liana.

El proyecto fue financiado por el Fondo de Innovación Agraria (FIA), que los respaldó en la inversión de alrededor de 90 millones de pesos, para así lograr una producción de 3 mil plantas que en una segunda etapa serán diseminadas entre los artesanos participantes para que puedan plantarlas en sus terrenos o devueltas al bosque nativo.

En panguimapu

La reproducción de las plantas se ejecuta en una parcela de Panguimapu, donde se encuentra el invernadero con las 3 mil unidades que requieren cuidado y condiciones especiales, como la oscuridad para que crezcan.

Pablo Pozo, coordinador alterno del proyecto, cuenta que el crecimiento de la planta es lento, requiere de 5 a 8 años por lo menos para que ésta genere fibras aptas para el desarrollo del trabajo artesanal.

"Además de la recuperación del boqui, nuestro objetivo es fomentar la artesanía y capacitar a nuevos artesanos, hombres, mujeres y jóvenes interesados en continuar con las tradiciones huilliches", sentenció Pozo.

Y así se ha realizado hasta ahora, sumando al proyecto a 15 personas que aprenden a trabajar la fibra guiados por la maestra Olga Cárdenas, quien les enseña a crear con la fibra vegetal canastos, cestos, paneras, pantallas para lámpara y hasta jarrones de boqui, conocimiento que obtuvo de la cultura huilliche y que ahora enseña a sus vecinos.

Es apoyada por su esposo, Jerónimo Cheuquián, quien es experto en la recolección de la planta y de su tejido.

"Yo aprendí a tejer el boqui desde que partió el proyecto e hice varios utensilios y se vendieron rápido, por lo que este es un gran apoyo para nosotros, por lo cual esperamos que crezca", comentó Ida Alvarado, vecina de San Juan de la Costa.

El proyecto y su resultado durante los tres años de trabajo será expuesto hoy a la comunidad, desde las 10.30 horas, en el Hotel Sonesta.