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División de la Iglesia local sigue a 2 años del arribo del obispo Barros

RELIGIÓN. El cisma se aprecia desde la conformación de dos movimientos laicos, con visiones contrapuestas sobre la presencia del jefe de la Diócesis. Mientras unos critican su gestión y labor pastoral, los otros destacan su acercamiento a comunidades cristianas. En paralelo, los sacerdotes que lo cuestionaban ahora guardan silencio, mientras que los cercanos a su gestión aseguran que el Papa envió a
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Verónica Salgado

El próximo martes 21 se cumplirán dos años desde el arribo del obispo Juan Barros como jefe de la diócesis de Osorno, tiempo que ha estado marcado por la división de la Iglesia Católica local lo que se evidencia en la conformación de dos movimientos laicos, con visiones contrapuestas sobre la figura del ex obispo castrense. Y es que mientras uno crítica su gestión, el otro destaca su acercamiento a las comunidades cristianas.

A eso se suma la ausencia del obispo Barros en actos públicos de todo tipo, a los cuales ha sido invitado como parte del protocolo oficial y donde tradicionalmente destacaba la figura del obispo titular en representación de la Iglesia Católica.

Paralelamente los sacerdotes que cuestionaron su arribo ahora se mantienen en total hermetismo, mientras que sus cercanos aseguran que su gestión ha sido la adecuada y que da cuenta que está orientada por Dios.

Nombramiento papal

Juan Barros fue designado por el Papa Francisco como titular de la Diócesis de Osorno el 10 de enero de 2015, en reemplazo de monseñor René Rebolledo quien luego de nueve años al mando de la Iglesia local fue destinado como arzobispo de La Serena.

Desde el momento que se conoció su nombramiento comenzaron a surgir cuestionamientos a su figura debido a su vínculo previo con el sacerdote Fernando Karadima, éste último condenado por la Justicia Vaticana en 2011 por abusos sexuales a menores.

La realidad que enfrentaba la comunidad católica se conoció en todo el mundo el 21 de marzo, cuando la ceremonia de toma de posesión efectuada en la catedral San Mateo fue interrumpida por un grupo de manifestantes que con carteles y globos negros solicitaban a gritos renuncia del prelado.

Los asistentes a la ceremonia religiosa reaccionaron defendiendo la figura del obispo lo que gatilló discusiones, empujones y agresiones verbales a los sacerdotes al interior del templo santo, situación que fue ampliamente difundida en medios de comunicación de todo el mundo, y generó un debate sobre el nombramiento de Barros que traspasó la comunidad católica e involucró a políticos, representantes sociales y la ciudadanía.

El ex seminarista José Manuel Rozas, uno de los formadores de la Comunidad Fieles Laicos de Osorno (que apoya a Barros) considera que la llegada del obispo dejó en evidencia la falta de formación en materia de fe e inmadurez teológica en parte de algunos sacerdotes y laicos de la diócesis.

Dos miradas: una iglesia

"En muchos se dio una mezcla negativa entre fe e ideología y concuerdo con los dichos del Papa, porque al final eran una manga de zurdos y tontos los que estaban en contra del obispo. Creo que fue casi el milagro de la irrupción del obispo Barros en transparentar lo que verdaderamente somos como diócesis, como un laicado muy débil en su fe y también algunos sacerdotes", expresó Rozas.

Precisó que durante estos dos años monseñor ha logrado una cercanía progresiva con la comunidad. A su juicio, lo mismo ocurre con los sacerdotes, con quienes se habría reunido personalmente, según explicó Rozas, logrando limar las diferencias que pudieron existir hace dos años.

"El grupo de Laicos actualmente no supera las 30 personas y claramente como dice el dicho popular 'todo cae por su propio peso', ya que todos sus actos no parten de un buen espíritu o de limpiar la iglesia. Actualmente tenemos una comunidad activa que respeta y responde a su fe y cada día vamos avanzando", dijo Rozas.

Una visión totalmente opuesta tiene Mario Vargas, vocero de la organización de Laicos, quien considera que en estos dos años la figura del obispo Barros sólo ha distanciado a la comunidad católica de la diócesis.

"Creemos que es insostenible la gran división de los sacerdotes y, entre los laicos, es tensa. Creemos que tenemos una herida abierta desde el 10 de enero y hasta la fecha está abierta y sin posibilidades de sanar mientras Juan Barros esté en Osorno", argumentó Vargas.

Explicó que el cisma existente desde el 2015 se evidencia con sacerdotes peleados o distanciados unos con otros, enfermos por la presión que se ejerce sobre ellos o la pena de ver la realidad actual de su comunidad, entre otros problemas graves entre clérigos.

Puntualizó que también han nacido movimientos de Laicos que no reconocen o transparentan que fueron articulados y creados por Juan Barros, cartas constantes solicitando que no encabece ceremonias de confirmación, parroquias donde tiene prohibido su ingreso aunque sea el obispo. Asegura que la gente no asiste a misas y el osornino común no está conforme con su presencia en la ciudad.

"A dos años existe una ausencia de trabajo pastoral y nosotros no lo aceptaremos porque no tiene la capacidad de pastor para guiar la diócesis. Le creemos a las víctimas de Karadima por su cercanía con él, ya que no podemos omitir los encubrimientos de abusos podemos omitirlos. El Papa es humano y se equivocó en su nombramiento y nosotros lucharemos hasta que Barros salga de obispo", recalcó.

Sacerdotes

El párroco de la Espíritu Santo, Adán Lugowski, cree que lo ocurrido en la ceremonia a la llegada del obispo fue una muestra de falta de fe, pero que la situación ha mejorado y que el Barros ha generado una cercanía con la comunidad en estos dos años.

"El obispo Barros ha sido un buen pastor, que ha tenido que trabajar su congregación con un grupo de personas que sólo se dedica a perseguirlo, pero él ha sabido sostener su fe y la de su pueblo que es la comunidad cercana a Dios y fiel al Papa", dijo Lugowski.

El sacerdote osornino Oscar Escobar trabajó durante 20 años en diferentes parroquias de la provincia, pero reconoce que cuando llegó el obispo Barros renunció a ser parte de la diócesis de Osorno y emigró a Coyhaique.

"Yo veo con harta pena y vergüenza la situación concreta que vive la diócesis de Osorno desde la llegada del obispo Barros. Creo que el obispo es persona y debe darse cuenta que no es aceptado tanto dentro de la comunidad como en la ciudadanía; por lo mismo, debiera tener un acto de humildad similar al del Papa Benedicto XVI de renunciar, ya que daría cuenta de un acto de humildad porque el dolor que tiene la comunidad osornina se siente en todo Chile", argumentó el sacerdote diocesano.

Precisó que el silencio de sus pares sacerdotes en la diócesis no se provoca por temor sino más bien como una forma de protestar y manifestar su dolor. Precisó que su partida de Osorno es precisamente una forma de protestar por lo que ocurre al interior de la Iglesia local.

Este medio intentó comunicarse con el obispo Juan Barros, pero no fue posible obtener su mirada sobre los dos años al mando de la diócesis osornina.

"El obispo ha sido un buen pastor que ha tenido que trabajar su congregación con un grupo de personas que sólo se dedica a perseguirlo "

Adán Lugowski, Párroco capilla Espíritu Santo."

"El Papa es humano y se equivocó en su nombramiento y nosotros lucharemos hasta que Barros salga de obispo"

Mario Vargas, Vocero Movimiento de Laicos"

"Creo que fue casi el milagro de la irrupción del obispo Barros en transparentar lo que verdaderamente somos como diócesis"

José Manuel Rozas, Miembro Fieles Laicos"

1955 fue el año en que se creó la diócesis de Osorno. Su primer obispo fue monseñor Francisco Valdés Subercaseaux, quien ha sido declarado recientemente Venerable Siervo de Dios.

22 parroquias componen la diócesis de Osorno y están desplegadas en distintas comunas de la provincia. A ellas se suma la presencia de 16 comunidades religiosas con presencia en la zona.

2 de octubre 2015 el canal Mega dio a conocer un video donde por primera vez se conoció la opinión del Papa Francisco sobre la situación que vive Osorno y entregó su respaldo a Juan Barros.