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Remueven interior de antigua casona y sólo conservan su fachada

HISTÓRICO. Pese a que el propietario no quiso entregar detalles, está definiendo el futuro del inmueble construido en 1922, donde funcionó una fábrica de mantequilla.
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Para muchos transeúntes, la casona ubicada en calle Manuel Bulnes, entre Ramírez y Los Carrera pasa inadvertida y no genera mayor atención. Sin embargo el inmueble vive sus últimos días, pues su dueño está en un proceso de demolición y ya en su interior sólo se conservan las estructuras de concreto junto a la fachada.

La estructura ha acompañado a los osorninos a través del tiempo, ya que fue la familia de Carlos Klagges, un agricultor de la zona de Caracol, quien mandó a concretar la construcción en 1922, la que fue pionera en la zona por incorporar pisos superiores para el uso habitacional y las plantas inferiores para los negocios que se levantaban por los años '30.

Recuerdos

Uno de los negocios que albergó la estructura que está en pleno proceso de demolición, fue el de albergar al -quizás- primer pub de dicho sector, en 1992, llamado Oregon.

Ricardo Prett cuando tenía 28 años decidió abrir en la mítica vivienda un local dirigido al público juvenil, aunque asegura, en ese entonces los espacios no segregaban como se da hoy.

"Era novedoso en ese momento y se me ocurrió la idea con quien era mi pareja en ese entonces. El edificio cuadraba con lo que queríamos porque la primera planta era grande. En esa época tenía una capacidad para 60 a 80 personas", recordó Prett sobre el que fue su emprendimiento.

El pub Oregon, según Prett, fue ambientado con diferentes lienzos y estuvo decorado con las páginas de un diario de circulación nacional que se adhirieron a la pared con pegamento.

Para quien fuera el dueño del local bohemio, "es triste que se demuela el edificio en este minuto. En su momento nosotros teníamos música en vivo, los viernes o sábado; música de la época, las pichangas, las pizzas y los copetes. Fue una experiencia muy bonita".

Finalmente, uno de los iconos de la casona histórica cerró a principios de 1995.

Sin embargo, la idea de la utilización del inmueble con fines comerciales no era nueva. En los años '30 existió una fábrica de mantequillas que no tenía nombre de fantasía y que transportaba hasta Santiago sus productos en formato "pan" o en cajones completos.

El proceso de producción era semi industrial, algo pionero para la época.

Más tarde, durante las décadas de los años '50 y '60, el espacio estuvo destinado a la imprenta Cervantes, que era de propiedad de la familia de Santiago Aguilar.

Para su tiempo de funcionamiento y dado el alto volumen de impresión de distintas papelerías, era considerada una de las más importantes de la zona sur.

Valor patrimonial

El académico del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Los Lagos (ULagos), Hugo Fuentes, recalcó el valor histórico que debieran poseer este tipo de construcciones.

"En nuestra ciudad cuando las viviendas no son monumento histórico, los privados tienen la capacidad de hacer lo que quieren, aunque tenga una arquitectura relevante", aseguró Fuentes.

Para el arquitecto, el principal problema de las demoliciones de la arquitectura histórica de las ciudades tiene como causante el desarrollo inmobiliario que buscan nuevos terrenos para levantar construcciones.

Según explicó Fuentes, "los colegios gremiales en nuestro país no tienen ninguna injerencia, ningún poder para definir qué se demuele o no. En los años '80 eso quedó definido".

Sin embargo, a través de las unidades de investigación de las universidades, "obviamente estudiamos el tema del patrimonio y lo defendemos, sea el tangible o el intangible. Pero el sistema económico en funcionamiento hace que los patrimonios no estén protegidos".

Para el arquitecto no es un tema tampoco de seguridad para quienes transiten por el sector donde se ubican estas estructuras, ya que cuentan con construcciones firmes y que han resistido fuertes sismos, como por ejemplo el de 1960 y el último en 2010.

Si bien El Austral de Osorno intentó contactar al actual dueño de la propiedad, éste declinó hacer declaraciones públicas, asegurando eso sí, que el destino que le dará al inmueble aún no está determinado y que lo que pasará incluso con la histórica fachada, aún no lo ha definido.

Remueven interior de antigua casona y sólo conservan su fachada

HISTÓRICO. Pese a que el propietario no quiso entregar detalles, está definiendo el futuro del inmueble construido en 1922, donde funcionó una fábrica de mantequilla.
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Para muchos transeúntes, la casona ubicada en calle Manuel Bulnes, entre Ramírez y Los Carrera pasa inadvertida y no genera mayor atención. Sin embargo el inmueble vive sus últimos días, pues su dueño está en un proceso de demolición y ya en su interior sólo se conservan las estructuras de concreto junto a la fachada.

La estructura ha acompañado a los osorninos a través del tiempo, ya que fue la familia de Carlos Klagges, un agricultor de la zona de Caracol, quien mandó a concretar la construcción en 1922, la que fue pionera en la zona por incorporar pisos superiores para el uso habitacional y las plantas inferiores para los negocios que se levantaban por los años '30.

Recuerdos

Uno de los negocios que albergó la estructura que está en pleno proceso de demolición, fue el de albergar al -quizás- primer pub de dicho sector, en 1992, llamado Oregon.

Ricardo Prett cuando tenía 28 años decidió abrir en la mítica vivienda un local dirigido al público juvenil, aunque asegura, en ese entonces los espacios no segregaban como se da hoy.

"Era novedoso en ese momento y se me ocurrió la idea con quien era mi pareja en ese entonces. El edificio cuadraba con lo que queríamos porque la primera planta era grande. En esa época tenía una capacidad para 60 a 80 personas", recordó Prett sobre el que fue su emprendimiento.

El pub Oregon, según Prett, fue ambientado con diferentes lienzos y estuvo decorado con las páginas de un diario de circulación nacional que se adhirieron a la pared con pegamento.

Para quien fuera el dueño del local bohemio, "es triste que se demuela el edificio en este minuto. En su momento nosotros teníamos música en vivo, los viernes o sábado; música de la época, las pichangas, las pizzas y los copetes. Fue una experiencia muy bonita".

Finalmente, uno de los iconos de la casona histórica cerró a principios de 1995.

Sin embargo, la idea de la utilización del inmueble con fines comerciales no era nueva. En los años '30 existió una fábrica de mantequillas que no tenía nombre de fantasía y que transportaba hasta Santiago sus productos en formato "pan" o en cajones completos.

El proceso de producción era semi industrial, algo pionero para la época.

Más tarde, durante las décadas de los años '50 y '60, el espacio estuvo destinado a la imprenta Cervantes, que era de propiedad de la familia de Santiago Aguilar.

Para su tiempo de funcionamiento y dado el alto volumen de impresión de distintas papelerías, era considerada una de las más importantes de la zona sur.

Valor patrimonial

El académico del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Los Lagos (ULagos), Hugo Fuentes, recalcó el valor histórico que debieran poseer este tipo de construcciones.

"En nuestra ciudad cuando las viviendas no son monumento histórico, los privados tienen la capacidad de hacer lo que quieren, aunque tenga una arquitectura relevante", aseguró Fuentes.

Para el arquitecto, el principal problema de las demoliciones de la arquitectura histórica de las ciudades tiene como causante el desarrollo inmobiliario que buscan nuevos terrenos para levantar construcciones.

Según explicó Fuentes, "los colegios gremiales en nuestro país no tienen ninguna injerencia, ningún poder para definir qué se demuele o no. En los años '80 eso quedó definido".

Sin embargo, a través de las unidades de investigación de las universidades, "obviamente estudiamos el tema del patrimonio y lo defendemos, sea el tangible o el intangible. Pero el sistema económico en funcionamiento hace que los patrimonios no estén protegidos".

Para el arquitecto no es un tema tampoco de seguridad para quienes transiten por el sector donde se ubican estas estructuras, ya que cuentan con construcciones firmes y que han resistido fuertes sismos, como por ejemplo el de 1960 y el último en 2010.

Si bien El Austral de Osorno intentó contactar al actual dueño de la propiedad, éste declinó hacer declaraciones públicas, asegurando eso sí, que el destino que le dará al inmueble aún no está determinado y que lo que pasará incluso con la histórica fachada, aún no lo ha definido.