La FAO ha señalado hace unos días que el 63% de la población chilena sufre de sobrepeso, la tasa más elevada entre los países de Sudamérica y la tercera de Latinoamérica y el Caribe. Un informe elaborado por ese organismo y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reveló que el 58% de los habitantes del continente tiene exceso de peso, lo que se traduce en 360 millones de personas, con una mayor incidencia en las mujeres y en los niños.
Los países que encabezan la lista de sobrepeso y obesidad en Latinoamérica y el Caribe son Bahamas (69%), México (64%) y Chile (63%). Sólo Haití (38,5%), Paraguay (48,5%) y Nicaragua (49,4%) no presentan tasas mayores a la mitad de la población.
Según el informe, uno de los factores que explican el alza de la obesidad es el cambio en los patrones alimentarios, que ha provocado un incremento del consumo de productos procesados. Ciertamente, el crecimiento económico, los mayores ingresos medios de las personas y la integración a los mercados internacionales han reducido el consumo de preparaciones tradicionales y aumentado el consumo de comida chatarra.
Es evidente también el alto porcentaje de obesidad entre los niños, que ya está causando estragos con enfermedades como la diabetes a edad muy temprana.
No obstante, los organismos han destacado legislaciones que se han aprobado en el último tiempo en Chile, como la ley de etiquetado de alimentos, junto con promover sistemas de alimentación más saludables para los escolares.
Es necesario que la población se sensibilice, como una forma de lograr una verdadera educación en este sentido, ya que aparte de los peligros para la salud, muchas familias cometen el error de dar a sus hijos alimentos que pueden ser dañinos para ellos. Es de esperar que estas campañas que se realizan durante la temporada escolar no se detengan y que los padres asuman que deben entender el sentido de estas medidas, que apuntan a evitar la obesidad de sus hijos y las secuelas que conlleva.