N o puede ser. ¡Y ya estamos a mitad de enero! ¿Cuándo pasó el 2016?... ¿Será idea de uno o los años están más cortos?
Por supuesto, si no terminamos de morder el último alfajor del 18 y ya estamos rodeados de viejitos pascueros, pelotitas doradas, jinglbeles y ropoponpones.
Luego (prácticamente el 26 de diciembre), cuando todavía no salimos de vacaciones, los escaparates de las tiendas están llenándose de uniformes, cuadernos y mochilas. Llegamos a marzo y las multiendas nos atacan con catálogos de fotos nevadas y playas azules y nuestro correo es invadido por cientos de ofertas "baja temporada". ¿Vacaciones de invierno? ¡No ya pasaron! Ahora radio y televisión empiezan otra vez a vender cuecas y empanadas.
Aquí entre nos, sin duda todo esto no pasaría de ser anecdótico si no fuera porque en noviembre estamos adquiriendo regalos que empezamos a pagar en marzo, en marzo nos sumergimos en grises calcetas y azules chaquetas que empezamos a pagar en julio, en julio ya estamos inmersos en las vacaciones de invierno que pagaremos en incómodas cuotas a partir de septiembre, y en septiembre, obvio, la chicha y el zapateo es a cuenta de diciembre.
¿Y en diciembre? Bueno, diciembre se nos pasó de largo, bombardeados con créditos preaprobados, "compre hoy y empiece a pagar en tres meses más".
Sin ánimo de avinagrarle el día, ¿usted no tiene una extraña sensación en alguna parte del cuerpo?
Y este sí que es pelambre; "los años más cortos" no sólo sería consecuencia que la Tierra esté girando más rápido o que el Sol con su órbita milenaria tenga sus propias etapas, sino es este sistema económico con ínfulas puramente democráticas de intenciones netamente políticas, el que induce lo que nos queda de voluntad a creer que el tiempo pasa más rápido. O sea, no es que el Sol nos esté jugando chueco, que la Tierra gire por sus colores o que el reloj esté dando la hora, sino es el sistema bursátil el que nos obliga a pensar, sentir, vivir por adelantado... ¿O no?
¿Me permite? Como dice Mafalda: Paren el mundooo quiero bajarmeee... Gracias!
Vivian Arend