Hace unos días atrás se dieron a conocer los puntajes de la Prueba de Selección Universitaria (PSU). Para algunos hubo buenas noticias, varios se decidirán a estudiar una carrera universitaria, sin embargo, otros tantos no lograrán hacerlo. Esta prueba deja un sabor amargo en nuestra sociedad, considerando que la educación superior se considera como un factor de movilidad social, ya que al aumentar el capital humano y cultural de las personas, aumentan también las posibilidades de acceder a un mejor sueldo y mejores perspectivas laborales.
El Centro de Investigación Social de Techo-Chile realizó una investigación acerca de los resultados del año 2015 (proceso de admisión 2016), donde nos encontramos con una realidad vergonzosa, pues mostraron una fuerte segregación socioeconómica en las principales ciudades del país.
El promedio nacional en las pruebas obligatorias (Lenguaje y Matemática) es de 500 puntos, estando Osorno levemente sobre el promedio nacional con 505 puntos. Lo curioso de este estudio es la evidente brecha educacional, pues el puntaje de los estudiantes provenientes de establecimientos educacionales particulares pagados es de 620,97 puntos, mientras que los estudiantes de liceos municipales promediaron escasos 480 puntos. Estos 140 puntos de diferencia reflejan la altísima brecha, muy por sobre el promedio nacional de 129 puntos.
Lo preocupante de estos resultados radica en que hoy en día, en la Región de Los Lagos, el 69,3% de los niños y jóvenes de los campamentos asisten a un establecimiento educacional municipal. Esto significa que gran parte de los niños de los campamentos jamás llegará a la universidad. De hecho, sólo el 1,6% de las personas que viven en campamentos ha completado estudios superiores (Encuesta Nacional de Campamentos 2015).
A estos resultados, se suman las variables socioeconómicas que explican la diferencia de resultados de la PSU. Ser hombre, cada décima en el promedio de enseñanza media, los cargos laborales de los padres, y los ingresos mensuales de la familia, hacen que el puntaje sea directamente proporcional a las variables antes mencionadas. La PSU refleja desigualdades sociales estructurales presentes en Chile, tales como la distribución del ingreso y sesgos de género, y las reproduce en el acceso a la educación superior. Necesitamos cambios que garanticen la equidad y la justicia en nuestro país.
Giovanna Moreira Almonacid, directora regional de Techo-Chile