Quienes ven televisión o son usuarios de las redes sociales quizás se han podido topar con alguno de los anuncios de la campaña lanzada por el Ministerio de Educación (Mineduc) para fomentar la educación técnica. Quisiera partir destacando la iniciativa; hace años que venimos escuchando que en Chile hacen falta técnicos y, por fin, vemos una iniciativa en este ámbito, desde el ministerio, por poner en relieve esta formación.

Pero como organización que tenemos como fin justamente potenciar esta educación, no nos podemos quedar indiferentes al contenido de la campaña. En las gráficas utilizadas en las redes sociales se entiende el mensaje y su objetivo, pero los videos son difíciles de entender si realmente apuntan a dignificar la educación técnica.

Con la finalidad de entender el origen conceptual y fondo que dio vida a la campaña, le pedimos mayor información al Mineduc, pero lamentablemente no logramos obtener más datos. Nos hubiera encantando sumarnos con fuerza a difundir está gran idea, pero es difícil hacerlo sin entender hacia dónde apuntan los videos, porque sin ser expertos en comunicaciones nos da la impresión que justamente generan el efecto contrario que se quiere lograr. El comparar la formación técnica con una pizza quemada a otra bien preparada, o un vestido de novia con uno de fantasmas hecho con una sábana, por dar alguno de los ejemplos, nos parece que es no conocer la relevancia que tiene esta educación para el país y los miles de jóvenes que estudian en ella, como una verdadera oportunidad de desarrollo profesional y de movilidad social.

Sé que las comparaciones son odiosas, pero si queremos darle importancia a la educación técnica, vean el video alemán "Waswäre das Lebenohne das Handwerk", que muestra como una ciudad desaparece cuando no hay técnicos. Ese es el mensaje que tenemos que transmitir, que los técnicos son indispensables en nuestra sociedad y ser uno de ellos cobra cada año más relevancia. Dignificar la educación técnica es trabajo de todos, pero ciertamente que las iniciativas o políticas públicas pueden ayudar a acelerar el proceso. Esperamos que esta buena idea se repita, ojalá con un mejor resultado.

Cristóbal García, director

ejecutivo de ONG Canales

Para desazón del municipio osornino, fracasó nuevamente la licitación para que una empresa se adjudicara la propuesta de diseño de un nuevo Terminal de Buses para la ciudad, que de acuerdo a las intenciones de la autoridad tiene que emplazarse en el mismo sector en que se encuentra hoy, aunque ocupando la totalidad del terreno de propiedad de la corporación edilicia que se extiende hasta la calle Angulo. Según los antecedentes disponibles en el portal Mercado Público, los cinco oferentes que se presentaron al proceso de licitación no cumplieron con las bases administrativas establecidas en el concurso, de modo que terminó declarándose desierto.

Es sintomático lo que ha ocurrido con la aspiración por construir un nuevo terminal de buses en el mismo sector. Ya en el año 2009 no habían logrado prosperar tres sucesivas tratativas para que los privados se hicieran con el diseño, construcción y posterior concesión del recinto neurálgico para el transporte interprovincial de pasajeros. La nueva etapa, correspondiente a este año, corrió igual suerte, pues ni el primer llamado de agosto ni el de octubre -cuyos resultados se conocieron esta semana- arrojaron un proyecto ganador para empezar a concretar una obra que es prioritaria para el desarrollo armónico de la ciudad.

En virtud de que el municipio ha declarado que desea avanzar rápidamente en este proyecto, ha resuelto que sea su propio equipo de profesionales, sin participación de especialistas privados de por medio, el que se dedique a elaborar una propuesta de diseño para que luego sea visada por el Concejo Municipal. No obstante, independiente de las capacidades que puedan tener los arquitectos e ingenieros de la corporación edilicia, el fallido proceso de licitación de este año debería ser analizado con mayor profundidad, en particular luego de las claras señales emitidas por los propios concejales y expertos locales en cuanto a la inconveniencia de construir el nuevo terminal en la actual ubicación.

Una decisión de esta magnitud necesita ser compartida con la comunidad, no sólo con quienes cuya actividad comercial depende de que el terminal siga donde se encuentra hoy, sino por un espectro mayor de expertos y organizaciones capaces de visualizar al Osorno del mañana.