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Buscan a joven que desapareció en Rahue Alto en noviembre

POLICÍAS. Luis Almonacid Triviño tiene 17 años y padece de esquizofrenia.
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Luis Esteban Almonacid Triviño, de 17 años, salió el pasado 12 de noviembre desde su casa en calle Yumbel de la población Carlos Condell, en el sector de Rahue Alto (comuna de Osorno), y desde entonces no ha regresado, lo que mantiene a su familia desesperada por saber de su paradero.

La denuncia fue puesta en Carabineros el día del mismo mes por su madre, Yanette Triviño, quien comentó que "él estaba en la casa con nosotros y salió porque lo llamaron, al parecer una mujer. Nosotros seguimos trabajando y cuando nos dimos cuenta él ya no estaba".

La señora agregó que "por eso hicimos la denuncia primero en Carabineros y luego tomó el caso la PDI. Un familiar nos dijo que lo habían visto en Puerto Montt, pero lo fuimos a buscar al terminal de buses y no lo vimos, no sabemos nada de él".

"Estamos preocupados... él cursa octavo básico, sufre de esquizofrenia y tiene que estar con sus pastillas para andar bien, pero salió sin ellas", puntualizó esta madre. Luis Esteban Almonacid tiene tez morena y pelo negro.

Padre e hija duermen afuera de la UTI a espera de la recuperación de paciente oriunda de Angol

COMPAÑÍA. Ambos pasan la noche en la sala de espera, afuera de donde está internada su esposa y madre Noemí Venegas Rojas, por graves problemas renales.
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Sergio Silva

Bajo la sombra de un techo de uno de los kioscos ubicados frente al Hospital Base San José de Osorno estaba al mediodía de ayer José Contreras y su hija Jeannette. Una botella de agua mineral y un cigarrillo amenizaban la conversación entre ambos.

Hace más de 10 días convirtieron por obligación a Osorno en su segundo hogar, específicamente la sala de espera de la Unidad de Tratamientos Intermedios (UTI) donde pasan día y noche, debido al complejo estado de salud de la esposa y madre de los protagonistas de esta historia, Noemí Venegas Rojas (52 años).

La paciente llegó procedente de Angol, debido a su complejo de salud, que se agravó a fines del pasado mes producto de una afección renal y que en esta ciudad la obligó a iniciar un tratamiento de diálisis.

Prioridad

El drama de este padre e hija comenzó la tarde del viernes 25 de noviembre, cuando Noemí sufrió una descompensación en su hogar en la comuna de La Araucanía.

De inmediato Jeannette, quien estaba a su cuidado, con la ayuda de una hermana y vecinos la trasladaron de urgencia el recinto asistencial angolino. Ahí la mujer tuvo un paro cardiaco, del cual fue estabilizada, pero su pronóstico de vida era complejo.

"Mi madre sufrió una grave descompensación. En el hospital le salvaron la vida, pero su condición era muy crítica, ya que necesitaba urgente una cama y tratamiento especial (...) por unas horas fue prioridad nacional de cama y Osorno era la opción más cercana. Llegué con ella como a las 3 de la madrugada del sábado y de inmediato la entubaron y sometieron a un procedimiento especial", explicó Jeannette.

Según el parte médico, Noemí tiene un daño crónico en sus riñones. Incluso, si llegase a ser sometida a un trasplante, su condición será irreversible por la diabetes que sufre.

"Yo estaba dispuesta a ser su donante de riñón, pero los médicos me explicaron que lo avanzado de su problema y la diabetes que sufre se irán afectando cada vez más sus órganos, por lo que fue necesario comenzar con una diálisis", explicó su hija, quien se desempeñaba como asesora del hogar en Santiago.

Sala de espera

Jeannette y su padre José contaron que al arribar a Osorno la ciudad era completamente desconocida para ellos. No obstante, en estas casi dos semana han recibido el cariño y aprecio de funcionarios del hospital y familiares de otros pacientes que han conocido su historia.

"Por decisión propia nos quedamos a dormir en la sala de espera de la UTI. Tras pasar la noche, a la mañana siguiente vamos a la casa de una familia que nos ofreció ayuda y nos bañamos, almorzamos acá en el hospital o en el mercado y regresamos a visitar a mi madre. En un comienzo nos ofrecieron llevarnos al Hogar de la Madre Campesina... agradecimos el ofrecimiento, pero explicamos que queríamos estar cerca de nuestra familia y nos entendieron", expresó la hija.

Por su parte José Conteras, maestro de la construcción, dijo que se mantendrá en Osorno hasta que den de alta a su esposa y reiteró los agradecimientos al personal del hospital.

"Desde el hospital de Angol nos llaman para saber cómo está mi señora y yo les cuento que está bien atendida y que es un lujo el recinto. Con mi hija hicimos una promesa de regresar los tres a nuestro Angol y esperamos pronto cumplirla", remarcó el jefe de hogar.