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Un tsunami golpea Nueva Zelanda tras un sismo de 7,8 grados

EFECTOS. Las autoridades esperaban olas de hasta cinco metros en la costa.
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Un tsunami golpeó ayer la costa este de Nueva Zelanda, horas después de producirse un terremoto de 7,8 grados de magnitud, seguido de varias réplicas.

El primer ministro John Key dijo en una conferencia de prensa en la capital, Wellington, donde el terremoto también se sintió con intensidad, que dos personas habían muerto.

"La gente en la costa este (incluyendo las islas Chatham) cerca del epicentro puede esperar olas de 3-5 metros. Muévanse hacia zonas elevadas", advirtió el Ministerio de Defensa Civil y Gestión de Desastres neozelandés en su cuenta de Twitter. Numerosas zonas en la costa, sobre todo en la parte nororiental de la Isla Sur, tuvieron que ser evacuadas debido a las olas que se esperaban de hasta cinco metros.

Cortes eléctricos

Según los medios locales, se produjeron cortes de electricidad y los servicios de emergencia acudieron a rescatar a algunas personas en helicóptero en varias zonas afectadas.

El ministro de Defensa Civil, Gerry Brownlee, afirmó que hay un número de heridos debido al terremoto, pero que aún no se tenían detalles sobre su número y la gravedad de su estado.

Brownlee aseveró que mantuvo informado en la noche al primer ministro, John Key, y que no había sido necesario declarar el estado de emergencia.

El ministerio recomendó a los habitantes de la costa este del país que se desplazaran "hacia zonas elevadas o lo más posible tierra adentro", así como que subieran a los pisos superiores de los edificios o incluso a los árboles.

"Escuchen la radio y sigan las instrucciones de los servicios de emergencia", añadió el mensaje de alerta.

El terremoto de 7,8 grados Richter ocurrió a las 23.02 hora local (11.02 GMT) de ayer en la Isla Sur y su hipocentro se localizó a 23 kilómetros de profundidad.

Trump promete deportación de 3 millones de inmigrantes

ANUNCIOS. El Presidente electo adelantó que luego decidirá sobre el resto de indocumentados y confirmó el muro con México.
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Mauricio Mondaca/Agencias

El Presidente electo de EE.UU., Donald Trump, aseguró ayer que deportará a los inmigrantes que tienen "antecedentes penales", decisión que podrían afectar hasta a tres millones de personas en ese país.

Trump hizo estas declaraciones en una entrevista para el programa "60 minutos" del canal CBS, que se emitiría anoche y cuyos fragmentos adelantó ayer la estación.

"Lo que vamos a hacer es tomar a la gente que son criminales y que tienen antecedentes penales, pandilleros, traficantes de droga, probablemente dos millones, podrían ser incluso tres millones, y vamos a echarlos del país o vamos a encarcelarlos", indicó Trump en su primera aparición televisiva tras el triunfo electoral.

Un anuncio distinto

Las palabras de Trump hacia los inmigrantes indocumentados en la entrevista fueron muy diferentes a las pronunciadas durante la campaña presidencial, cuando prometió crear "una fuerza de deportación" para expulsar a todos los indocumentados, incluidos a los mexicanos a los que llamó "criminales y violadores".

En la entrevista, Trump indicó que, una vez que la frontera sea fortalecida, su Gobierno determinará qué ocurre con el resto de indocumentados que viven en Estados Unidos y a los que elogió por ser gente "fantástica".

"Son gente fantástica y tomaremos una decisión sobre ello. Pero antes tenemos que asegurar nuestra frontera", consideró Trump.

Muralla en la frontera

Con el objetivo de fortalecer la seguridad fronteriza, Trump reiteró su deseo de construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México, aunque admitió que podrían alzarse "vallas" en "ciertas áreas" de los más de 3.000 kilómetros de la frontera entre ambos países. "Para algunas áreas lo consideraría (alzar vallas), pero para otras, un muro es más apropiado. Soy muy bueno en esto, se llama construcción", resaltó Trump. Si el Presidente electo cambia su planteamiento y propone deportar solo a los inmigrantes con antecedentes penales, sus políticas no se diferenciarían tanto de las implementadas por Barack Obama, quien en noviembre de 2014 sancionó medidas para expulsar a indocumentados con ficha criminal y no a las familias de indocumentados.