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Octayinos creen que "zona típica" frena la inversión en la comuna

ARQUITECTURA. Tanto el municipio como vecinos y emprendedores aseguran que la categorización entregada por parte del Consejo de Monumentos Nacionales en 2010 sólo ha detenido el desarrollo del turismo y del área inmobiliaria en la comuna, sobre todo en el radio céntrico. Explican que los costos para llevar a cabo una remodelación u ampliación hacen desistir o prolongar varios proyectos.
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Leonardo Yevenes

Cuando en diciembre de 2010 el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) declaró como zona típica a la villa de Puerto Octay, situada a 54 kilómetros de Osorno y a orillas del lago Llanquihue, la mayor parte de los pobladores de la comuna pensaron que la denominación adquirida traería progreso y avance en materia de inversiones.

Seis años después, la mayor parte de los funcionarios del municipio, vecinos y emprendedores turísticos creen que esta denominación alcanzada sólo ha detenido proyectos y ahuyenta la llegada de inversión privada en la comuna.

Las razones radican en que con este estatus, Puerto Octay mantiene un área de 231.400 metros cuadrados -principalmente el centro de la ciudad- que no pueden ser intervenidos estructuralmente o ser objeto de proyectos inmobiliarios, sin antes haber consultado al CMN con sede en la ciudad de Santiago.

La lejanía con el CMN, la demora en los trámites y los costos que implica modificar los proyectos que deben ser revisados primero en la capital, desincentiva -a juicio de funcionarios del municipio y de vecinos del lugar- la llegada de capitales privados a la comuna, por lo que la villa presentaría un estancamiento con respecto a otras comunas en lo que se refiere a inversión externa.

Los particulares señalan que se les vuelve complicado reemplazar o ampliar cualquier parte estructural de sus inmuebles o sus terrenos porque además de tener que contratar a un arquitecto para que realice el proyecto (en el caso de una ampliación), también hay que utilizar los materiales originales de una estructura, que en el caso de ser madera nativa (material que predomina en los inmuebles de la zona típica) resulta ser de muy alto costo.

Reemplazos

Según Inés Segura, encargada del Departamento de Turismo, el proyecto de la Costanera de la comuna forma parte de un trabajo que lleva cinco años de trámites sin grandes avances.

Las razones radican en que desde que se decretó como zona típica a la villa, se les encareció el proyecto y todo se puso cuesta arriba.

"La declaración de la villa original como zona típica fue habernos dejado en la categoría de Monumento Nacional y para hacer cualquier cosa en ese espacio, hay que tener antes la venia del CMN, lo que nos ha condicionado totalmente en tiempo y dinero", afirmó.

Segura explica que el proyecto inicial se presentó en su oportunidad para incluir algunas casas en esta categoría, pero finalmente terminó abarcando 23 hectáreas que también implicaban la costanera.

"Hay casas que están llenas de termitas y no pueden ser arregladas sin el correspondiente permiso. Primero se tiene que hacer todo un proyecto de renovación, presentarlo al CMN y de ahí una vez aprobado, al Departamento de Obras. El trámite demora alrededor de 6 meses y la recomendación desde Santiago es utilizar el mismo tipo de material o similar y que el diseño sea igual al original, algo que produce un alto valor económico, ya que la mayor parte de las construcciones están hechas con maderas de alerce, laurel y otras de alto valor comercial", dijo.

En tanto, desde la Secretaría Comunal de Planificación (Secplan), el director de la unidad y alcalde subrogante, Jorge Casanova, señala que el decreto que afecta las 23 hectáreas de terreno de la villa rige desde el 17 de diciembre de 2010 y comprende todo el centro de la comuna.

"Habernos quedado en la categoría de zona típica ha desincentivado la construcción de nuevas estructuras y no permite a los privados generar algunos proyectos, quitando la oportunidad a inversionistas de hacer lo mismo. Como municipio nos pasó con el proyecto de la calle techada (Arturo Prat) y la costanera. Esas dos iniciativas tuvieron que someterse al CMN y tenemos que esperar fácilmente dos o tres años para contar con las autorizaciones de construcción y sus respectivas modificaciones".

Específicamente en la calle techada, Casanova explica que se presentó el diseño financiado con dineros municipales. Primero se hicieron varias presentaciones y luego el CMN argumentó que éste no dejaba ver la iglesia, que el material utilizado no era adecuado, que el diseño y la forma no eran concordantes con la zona, todo lo cual, afirma, ha retrasado la obra.

"El problema es que el CMN no aporta dinero en estos proyectos, sólo da el visto bueno, entregan asesoría y nada más", indicó.

Eso sí, Casanova reconoce que ser declarados como zona típica les ha ayudado a la conservación de las casas patrimoniales, pero en cuanto a postulación de proyectos, éstos han desincentivado la inversión.

"Estar bajo la tutela del CMN hace que la institución revise proyectos que van desde Arica hasta la Antártica, por lo tanto, se debe hacer una larga fila para esperar una respuesta y ese es mucho trabajo para un comité que se reúne cada quince días", señaló Juan Donoso, titular del Departamento de Obras.

Particulares

Los particulares también han resultado impactados por la categoría de Octay. Es el caso de Teresa Pailalef Pérez, consecionaria del hotel Haase, quien señala que así como los distingue en la parte turística, también los perjudica, especialmente en el tema de la renovación o reemplazo de parte de las estructuras.

Justamente el hotel que administra tiene 122 años de vida, por lo que los arreglos que deben hacerse hay que efectuarlos con mucho cuidado. Afortunadamente el arreglo más grande que debió hacer, se hizo poco antes de que la villa consiguiera el estatus de zona típica.

"Cerca de 20 ventanas fueron renovadas y de haber tenido que pasar por el CMN, el arreglo hubiese costado carísimo, ya que todas estaban hechas de madera nativa. Hubiera tenido que dejarlas así como estaban", explica.

Admite que en estos seis años en que gran parte de Octay cuenta con la categoría del CMN, existen cosas que se deben arreglar, pero que por ahora no podrá hacerlas hasta que el verdadero dueño del inmueble decida qué es lo que hará.

Helmuth Hitschfeld, dueño de la casa del mismo nombre, explica que ampliar su hogar requirió la visita de un arquitecto que realizara un diseño acorde al que tiene la zona típica, debido a la restricción que existe en el área de construir sin supervisión del CMN.

"Es cierto que existen trabas para la construcción, pero eso no significa que no se puedan hacer cosas", aclara.

En cuanto a si esta categoría que existe desde 2010 ha beneficiado o no a la comunidad, Hitschfeld explica que prácticamente no, porque cuando han llegado particulares o empresas a comprar terrenos se han dado cuenta que estas restricciones generan demasiados trabas a las etapas de diseño de cualquier proyecto.

La recién electa alcaldesa de Octay, María Elena Ojeda, quien asume el próximo 6 de diciembre, considera que el problema no ha sido la declaración de zona típica, sino que la administración actual siempre estuvo inerte para aprovechar esa condición y apoyar a los propietarios.

"La zona típica se puede aprovechar si la trabajamos con los profesionales idóneos. Esa parte de la comuna tiene un valor agregado que para mi es muy importante", manifestó la alcaldesa electa.

"aporta al turismo"

Refiriéndose a este tema, desde el área de Educación del Consejo de Monumentos Nacional señalaron que declarar como zona típica a un lugar aporta al turismo, sobre todo pensando que en nuestro país el desarrollo turístico de los últimos años se aproxima a un 25% de crecimiento.

Agregaron que la misión del CMN es proteger y crear conciencia en la ciudadanía y en ese sentido se tratan de realizar instancias de difusión y educación en torno al tema; y para acceder a fondos de ayuda, éstos sólo pueden darse en ocasiones que revisten una emergencia o en casos excepcionales, no obstante la denominación es una oportunidad para gestionar recursos desde otros organismos del Estado.

Restricciones

Ampliación de un inmueble debe estar acorde a la arquitectura de la villa misma.

Proyectos deben ser revisados primero por el CMN, lo que puede demorar desde meses hasta años.

"Para hacer cualquier cosa antes hay que tener la venia del Consejo de Monumentos Nacionales".

Inés Segura, Depto. Turismo Puerto Octay"

"Si hubiera tenido que arreglar las ventanas después de la categoría, me hubiera salido carísimo".

Teresa Pailalef, Consecionaria del Hotel Haase"