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Comerciantes optan por atender tras "las rejas" para prevenir los robos y asaltos

MIEDO. Un local de la población Huertos Obreros optó por enrejar completamente el interior para evitar que los ladrones pudieran atentar contra la dependienta. Otros propietarios se lamentan porque denunciar, dicen, "no sirve de nada".
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Rodrigo Alarcón

Compleja es la situación que viven los comerciantes de la ciudad y que han sufrido reiterados asaltos y robos en sus negocios. Aunque la autoridad hace lo posible por incentivar las denuncias, son pocos los dependientes que ven una solución real en llevar los casos a la justicia y optan por extremar las medidas de seguridad, pero a un alto costo.

Es el caso de la señora Gabriela, (quien optó por no dar su apellido). Ella vive hace más de cuarenta años de las pocas utilidades que le deja su pequeño almacén la población Huertos Obreros, en el sector oriente de Osorno. Reconoce que no ha sido víctima de un robo con violencia hasta ahora, pero hace dos meses decidió no esperar que le ocurra para protegerse. Hoy atiende completamente enrejada por dentro.

"Ya estaba con un estrés terrible porque con todo lo que uno escucha en las noticias se da cuenta que el país está completamente igual. Uno solamente está esperando en qué momento me va a tocar a mí. Obviamente antes que haga esto colocaba en la entrada de la puerta una reja, pero era ir y venir a cada rato y me quedaba más lejos la atención de público. Uno de verdad les tiene respeto a todos estos delincuentes. De hecho, han venido delincuentes que uno sabe que son ladrones y salen hablando 'ahora ya no le vamos a poder robar a la vieja tal por cual'. Me costó decidirme, porque no es fácil este asunto", cuenta la comerciante.

Miedo

La señora Gabriela señala que tomó la decisión de virtualmente encarcelarse en el interior de su pequeño negocio después de ver el asalto contra el almacén de una vecina unos metros más hacia el oriente. Desembolsó más de 400 mil pesos para enrejar por completo el interior del negocio y dejar sólo el pasillo por donde puede circular su clientela.

"Hace como dos meses el negocio de una vecina al frente también lo fueron a asaltar. Llegaron carabineros, patrullas, todo eso. Yo ahí me decidí a hacer esto. Lo asaltaron a las diez de la mañana. Imagínese", relata.

Doña Gabriela se refiere al robo que sufrió el local de su vecina, Haydée de la Fuente, quien también atiende muy cerca un almacén de barrio y ya ha tenido que sufrir varios entreveros con los asaltantes. El último fue hace dos meses.

"Los que nos asaltaron querían un fardo de cigarros y como yo le dije que no y justo venía entrando mi marido, los atajó. Se pusieron a pelear ahí, me quebraron el vidrio. Lo echó para afuera y con un palo rompió el vidrio. Se armó harto lío. Vinieron los carabineros, pero después mi marido les dijo que quede en nada porque antes de eso yo también había sido asaltada y me quebraron el vidrio de la vitrina. Y me aburrí de ir a la Fiscalía y al Juzgado. No quería nada más. Uno no tiene tiempo. Más encima nos hacen pedazo las cosas. Por eso que yo casi nunca estoy sola", cuenta Haydée de la Fuente.

Francke

Una situación similar es la que ha vivido la señora Patricia (tampoco dio su apellido, por miedo a represalias) en su local de calle Los Laureles, en el sector de Francke. Ella y su familia debieron enrejar por completo el contorno del local para prevenir que sigan entrando los delincuentes. El costo: que después de las diez de la noche quedan literalmente encarcelados.

"Después de las diez atendemos por allá, por un portoncito. Cerramos todo. Los carabineros vienen cuando andan pidiendo las patentes nomás y fiscalizando. Con los delincuentes, nada. Entre las 3 y las 6 de la mañana, cuando ya todo cierra, ni siquiera se ven y ahí es cuando los delincuentes se meten. Ojalá los carabineros anduvieran sacando menos partes y protegiendo más a los comerciantes de loa ladrones", manifestó.

"hacen lo que quieren"

Un caso emblemático de la impunidad con la que los delincuentes están operando en varios negocios de los barrios de la ciudad es el supermercado La Despensa, de Rahue Alto. Según relata su propietario, Alberto Vera, en lo que va del año ya han entrado cuatro veces a desvalijarlo pasando por alto todas las medidas de seguridad que ha implementado.

"Ya no entra más soldadura en el negocio. Las bandas trabajan con tecnología, con herramientas y el método del oxicorte. Han entrado a todos los locales de avenida Real dos o tres veces ya. En mi local ya han venido cuatro veces. El último fue un robo con violencia donde destruyeron todo el local por dentro. Gente con total impunidad y con mucha agresividad. Si escupieron hasta a los carabineros cuando vinieron a adoptar el procedimiento", cuenta Vera, quien dice que ya perdió toda esperanza en que poner rejas o aumentar la seguridad sirva de algo.

"Hoy ya no hay ninguna medida de seguridad válida, porque usted ve en la televisión que si tiene alarma le cortan la luz. Tienen todas las herramientas para trabajar. No hay ningún respeto. El sábado nos pasaron a robar a las siete de la tarde. Ni la reja sirve. Ellos descerrajan, hacen lo quieren. Y a nivel investigativo a mí nadie me ha ido a preguntar con respecto a algún antecedente u otra investigación que se esté adoptando. Los robos quedan archivados. Uno denuncia y no logra nada. Incluso, la otra noche en un robo atrapé a un delincuente, lo entregué a la fiscalía y él salió antes que yo de la fiscalía", cuenta.

Dicho antecedente es unánime entre los comerciantes, que no ven resultados en denunciar los asaltos a Carabineros.

La señora Gabriela lo sabe bien. "Hubo un tiempo en que les daba por pasar día por medio pidiéndome el carné y la patente. Una patrullera y dos motos. Yo les dije 'Oiga ¿para venir a preguntarme por mi carné andan seis carabineros? En vez de que venga uno y anden los otros cinco persiguiendo a los delincuentes... 'Eso es problema de nosotros, señora,' me dijo", relató.

"Tienen todas las herramientas para trabajar. No hay ningún respeto. El sábado nos pasaron a robar a las siete de la tarde. Ni la reja sirve".

Alberto Vera, Comerciante asaltado"

Comerciantes optan por atender tras "las rejas" para prevenir los robos y asaltos

MIEDO. Un local de la población Huertos Obreros optó por enrejar completamente el interior para evitar que los ladrones pudieran atentar contra la dependienta. Otros propietarios se lamentan porque denunciar, dicen, "no sirve de nada".
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Rodrigo Alarcón

Compleja es la situación que viven los comerciantes de la ciudad y que han sufrido reiterados asaltos y robos en sus negocios. Aunque la autoridad hace lo posible por incentivar las denuncias, son pocos los dependientes que ven una solución real en llevar los casos a la justicia y optan por extremar las medidas de seguridad, pero a un alto costo.

Es el caso de la señora Gabriela, (quien optó por no dar su apellido). Ella vive hace más de cuarenta años de las pocas utilidades que le deja su pequeño almacén la población Huertos Obreros, en el sector oriente de Osorno. Reconoce que no ha sido víctima de un robo con violencia hasta ahora, pero hace dos meses decidió no esperar que le ocurra para protegerse. Hoy atiende completamente enrejada por dentro.

"Ya estaba con un estrés terrible porque con todo lo que uno escucha en las noticias se da cuenta que el país está completamente igual. Uno solamente está esperando en qué momento me va a tocar a mí. Obviamente antes que haga esto colocaba en la entrada de la puerta una reja, pero era ir y venir a cada rato y me quedaba más lejos la atención de público. Uno de verdad les tiene respeto a todos estos delincuentes. De hecho, han venido delincuentes que uno sabe que son ladrones y salen hablando 'ahora ya no le vamos a poder robar a la vieja tal por cual'. Me costó decidirme, porque no es fácil este asunto", cuenta la comerciante.

Miedo

La señora Gabriela señala que tomó la decisión de virtualmente encarcelarse en el interior de su pequeño negocio después de ver el asalto contra el almacén de una vecina unos metros más hacia el oriente. Desembolsó más de 400 mil pesos para enrejar por completo el interior del negocio y dejar sólo el pasillo por donde puede circular su clientela.

"Hace como dos meses el negocio de una vecina al frente también lo fueron a asaltar. Llegaron carabineros, patrullas, todo eso. Yo ahí me decidí a hacer esto. Lo asaltaron a las diez de la mañana. Imagínese", relata.

Doña Gabriela se refiere al robo que sufrió el local de su vecina, Haydée de la Fuente, quien también atiende muy cerca un almacén de barrio y ya ha tenido que sufrir varios entreveros con los asaltantes. El último fue hace dos meses.

"Los que nos asaltaron querían un fardo de cigarros y como yo le dije que no y justo venía entrando mi marido, los atajó. Se pusieron a pelear ahí, me quebraron el vidrio. Lo echó para afuera y con un palo rompió el vidrio. Se armó harto lío. Vinieron los carabineros, pero después mi marido les dijo que quede en nada porque antes de eso yo también había sido asaltada y me quebraron el vidrio de la vitrina. Y me aburrí de ir a la Fiscalía y al Juzgado. No quería nada más. Uno no tiene tiempo. Más encima nos hacen pedazo las cosas. Por eso que yo casi nunca estoy sola", cuenta Haydée de la Fuente.

Francke

Una situación similar es la que ha vivido la señora Patricia (tampoco dio su apellido, por miedo a represalias) en su local de calle Los Laureles, en el sector de Francke. Ella y su familia debieron enrejar por completo el contorno del local para prevenir que sigan entrando los delincuentes. El costo: que después de las diez de la noche quedan literalmente encarcelados.

"Después de las diez atendemos por allá, por un portoncito. Cerramos todo. Los carabineros vienen cuando andan pidiendo las patentes nomás y fiscalizando. Con los delincuentes, nada. Entre las 3 y las 6 de la mañana, cuando ya todo cierra, ni siquiera se ven y ahí es cuando los delincuentes se meten. Ojalá los carabineros anduvieran sacando menos partes y protegiendo más a los comerciantes de loa ladrones", manifestó.

"hacen lo que quieren"

Un caso emblemático de la impunidad con la que los delincuentes están operando en varios negocios de los barrios de la ciudad es el supermercado La Despensa, de Rahue Alto. Según relata su propietario, Alberto Vera, en lo que va del año ya han entrado cuatro veces a desvalijarlo pasando por alto todas las medidas de seguridad que ha implementado.

"Ya no entra más soldadura en el negocio. Las bandas trabajan con tecnología, con herramientas y el método del oxicorte. Han entrado a todos los locales de avenida Real dos o tres veces ya. En mi local ya han venido cuatro veces. El último fue un robo con violencia donde destruyeron todo el local por dentro. Gente con total impunidad y con mucha agresividad. Si escupieron hasta a los carabineros cuando vinieron a adoptar el procedimiento", cuenta Vera, quien dice que ya perdió toda esperanza en que poner rejas o aumentar la seguridad sirva de algo.

"Hoy ya no hay ninguna medida de seguridad válida, porque usted ve en la televisión que si tiene alarma le cortan la luz. Tienen todas las herramientas para trabajar. No hay ningún respeto. El sábado nos pasaron a robar a las siete de la tarde. Ni la reja sirve. Ellos descerrajan, hacen lo quieren. Y a nivel investigativo a mí nadie me ha ido a preguntar con respecto a algún antecedente u otra investigación que se esté adoptando. Los robos quedan archivados. Uno denuncia y no logra nada. Incluso, la otra noche en un robo atrapé a un delincuente, lo entregué a la fiscalía y él salió antes que yo de la fiscalía", cuenta.

Dicho antecedente es unánime entre los comerciantes, que no ven resultados en denunciar los asaltos a Carabineros.

La señora Gabriela lo sabe bien. "Hubo un tiempo en que les daba por pasar día por medio pidiéndome el carné y la patente. Una patrullera y dos motos. Yo les dije 'Oiga ¿para venir a preguntarme por mi carné andan seis carabineros? En vez de que venga uno y anden los otros cinco persiguiendo a los delincuentes... 'Eso es problema de nosotros, señora,' me dijo", relató.

"Tienen todas las herramientas para trabajar. No hay ningún respeto. El sábado nos pasaron a robar a las siete de la tarde. Ni la reja sirve".

Alberto Vera, Comerciante asaltado"