El debate sobre el problema de crecimiento de la economía chilena suele estar poblado de críticas, recriminaciones, recetas y modelos a seguir, encarrilando la discusión más hacia la búsqueda de ventajas políticas que a encontrar la respuesta a una pregunta que, a estas alturas, es fundamental: ¿por qué no estamos creciendo a una tasa mayor que el 2% en que nos hemos estancado en los últimos tres años?
Hay factores estructurales -internos y externos- que explican esta situación y que tienen que ver, mayoritariamente, con cuestiones de fondo que afectan la dinámica de las economías capitalistas del mundo global basadas en el funcionamiento del mercado.
Dado que Chile tiene una economía muy abierta al exterior, cualquier turbulencia en la economía mundial impacta fuertemente a nuestro país. Basta recordar la crisis subprime de 2008 en Estados Unidos que afectó negativamente en las exportaciones chilenas hacia ese mercado. En este caso, Chile echó mano a medidas contracíclicas usando los fondos acumulados con fines de estabilización y también aumentando el gasto fiscal para dinamizar los mercados internos.
Desde hace a lo menos dos años, las tasas de crecimiento del PIB de las economías del mundo desarrollado están estancadas alrededor del 2%. Es un fenómeno estructural general que nos golpea fuertemente y que tiene un origen externo. Dicho de otra manera, Chile y su economía no puede resolver tal grave problema mundial.
Pero también hay problemas estructurales internos en nuestra economía, ya que su tipo de desarrollo ha desindustrializado al país, impactando en los índices de productividad de la mano de obra en cifras agregadas. A ello debemos sumar la desigual distribución de los ingresos y los beneficios de la riqueza y las oportunidades de progreso familiar.
Los senadores socialistas estamos impulsando una agenda de trabajo que permita contribuir a resolver algunos de estos problemas estructurales y lograr una reactivación de nuestra economía. Vemos esta coyuntura como una oportunidad para reflexionar y pensar con seriedad en las herramientas que Chile necesita para mejorar su situación actual y modelar su futuro con una economía sólida y competitiva, con la participación activa de un sector privado responsable y con un Estado que cumpla su rol con eficiencia, que proteja a la ciudadanía y que contribuya a disminuir las brechas que resquebrajan a nuestra sociedad.
Rabindranath Quinteros Lara, senador por Los Lagos