Como se sabe, dar nuestro voto de confianza a un troglosapiens que dice una cosa para después hacer otra, es una de las tantas obligaciones de la democracia. Este 23 de octubre los ciudadanos deberemos cumplir con nuestro deber y elegir concejales y alcalde. Difícil tarea, tenemos dos problemas: 1) Inscripción automática - voto voluntario 2) A quién elegir.
Hoy uno levanta una piedra y nos espanta un candidato. Sin duda, desde que cualquier hijo de vecino puede candidatearse, nuestro país nunca más será el mismo. Como se sabe, hoy cualquier protagonista de reality puede hacer promesas y cualquier farandulero dárselas de político; hoy, cuando medio mundo cree poseer cualidades propias de vocación de servicio, aquí estamos, una vez más tratando de distinguir entre barbas, moñitos y colitas; faldas, tacones y pestañas.
Por otro lado tenemos una izquierda cada día más momia en sus gustos (vive en el sector oriente, veranea en Cachagua y compra en Alonso de Córdova) y una derecha tan popular en su discurso que ya no se distingue quién es quién; y si a eso sumamos que la corrupción alcanzó a pinochetistas y no pinochetistas, esta elección es especialmente rara. Ahora, la cantidad de nombres en la papeleta sería la guinda de la torta…
En fin, es lo que hay, son los bueyes que tenemos y por alguno habrá que votar…
Aquí entre nos, ¿qué busca usted en un candidato? ¿Buena pinta, hablar bonito, bonos, regalos, beneficios (cuentas de luz, agua), empanadas, bilz y pap?...
Para qué nos hacemos los lesos, a eso hemos llegado, a votar por el candidato que más nos "tinque", como si el futuro de Chile no estuviera en juego. Y lo está, basta ver para donde va cascando nuestro país.
Tal vez por eso desde estas elecciones, más que buscar un buen candidato, deberemos nosotros convertirnos en buenos votantes, ciudadanos responsables, seres pensantes, capaces de distinguir al listo del penca, al trabajador del flojo, al honrado del patudo, al candidato menos dañino que posea el criterio mínimo, y sobre todo, albergue en su corazón el verdadero espíritu de ayuda al prójimo. Piénselo antes de hacer la cruz.
Vivian Arend