El Gobierno ha dado un buen paso al proponer un 10% de aumento en la Pensión Básica Solidaria (de $93.543 a $102.897). Con todo, desafío a cualquier chileno a vivir un mes con ese dinero... Los adultos mayores pobres ¡hasta su muerte! Una verdadera "condena" por parte del Estado de Chile. Son 600 mil hermanos nuestros, "carne de nuestra carne", que se encuentran en esta verdadera "crisis humanitaria". ¡Es la hora de la sociedad civil!
Octubre es el mes de los adultos mayores. Invito a todas las empresas -pequeñas, medianas y grandes- a mostrar civilidad. Las desafío a tener un proyecto de ayuda intrafamiliar con los adultos mayores pobres y solos, relacionados con sus colaboradores. ¿Cuántos en Chile trabajan con un dolor y preocupación en el corazón pensando en sus padres o abuelos en soledad, enfermedad o pobreza al interior de sus casas? Un proyecto laboral-social significaría para ellos desarrollo humano, productividad, fidelización, clima laboral y, para sus mayores, dignidad. ¿Qué mejor?
Destaco lo que ha hecho la Cámara Chilena de la Construcción con la Fundación Reconocer, que se ocupa de todos los adultos mayores que hayan trabajado al menos cinco años en la construcción. Asesoría, oportunidades de capacitación, la posibilidad de llenar lagunas previsionales y convenios de salud.
Es el momento preciso para que las otras ramas productivas del país imiten un ejemplo notable de preocupación por los adultos mayores.
El siglo pasado se crearon grandes fundaciones y legados en favor de la educación. Gracias a esas iniciativas hoy tenemos instituciones que sostienen colegios de calidad para los sectores más necesitados.
Ahora que somos uno de los países más envejecidos del mundo y aún sin una política pública para ellos, es el momento de crear legados y fundaciones para hacer posible el envejecimiento positivo y digno. Estoy seguro de que sería el emprendimiento más fascinante, de mayor sentido y que marca a la tercera generación en la modestia, el servicio, la compasión y vida cristiana.
No cerremos los ojos a esta realidad. Todos seremos viejos algún día. Y estoy seguro de que ninguno querrá ser tratado como un estorbo. Abramos el corazón a los adultos mayores. Chile no puede desarrollarse sin ellos.
Les pido que piensen, recen y tomen una decisión. ¡Dios ama al que ama!
Andrés Ariztía de C., presbítero,
Capellán de la Fundación Las Rosas