Hoy por hoy, la ciudad avanza sin descanso. Vemos proyectos de infraestructura de ciudad y edificaciones de todo tipo haciendo frente al devenir de los tiempos: el emprendimiento y el desarrollo.

Así, proyectos como la ampliación de la Ruta 215, la ampliación de la pista del aeropuerto, los ultra necesarios estanques de combustible que aseguren la frecuencia de vuelos, el mejoramiento de Avenida Julio Buschmann, la ampliación de Avenida Mackenna, la futura de Avenida República, el nuevo acceso a Pilauco, el proyecto de Barrio Integrado Parque Keim, el potencial desarrollo inmobiliario de los terrenos del Ejército, la piscina temperada, los nuevos barrios en desarrollo y la consolidación de amplios sectores industriales, etc., todos ellos presentan la actividad que nuestra ciudad observa y sin duda merece.

En toda ocasión, estos proyectos son sometidos a evaluación para establecer si son financiera y socialmente rentables. Este concepto radica en que la numerología de su evaluación, pasado por el filtro de costos versus cantidad de población a la que atiende, sea positiva en el corto plazo tal que permita financiarlo.

Naturalmente que debe ser positiva, sin embargo, hay proyectos que dan cifras negativas hasta que no se hacen, como es el caso del bypass desde Puerto Varas hacia el Aeropuerto El Tepual, cuyo número de usuarios aumentó en tal cifra, que lo que antes fue negativo hoy es positivo. Igualmente, cuántas áreas que son destinadas al encuentro están vacías o deterioradas.

Cada uno de estos proyectos que se levantan en nuestra pujante ciudad, quiere, puede y debe dar rentabilidad positiva, ya que en definitiva buscan aportan a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Como gremio creemos que al momento de evaluar, decidir y ejecutar proyectos, lo importante para no desviar la atención es que esos proyectos sean integrados no sólo para conformar una idea de ciudad, sino para que aporten a la rentabilidad de un proyecto de ciudad, y esta componente no es inmediata.

Debemos proyectarnos e intentar visualizar el Osorno de mañana procurando no objetivizar la realidad inmediata al impacto de un determinado proyecto, sino cambiar la mirada para ver "a vuelo de pájaro" más comprensiva, más abierta. Una mirada que considere el desarrollo armónico, sostenible e integrado en el tiempo.

Paulo Arce Moreno, arquitecto,

presidente de la CChC de Osorno

Ainicios del mes pasado, una empresa especializada de Santiago entregó a la Municipalidad de San Juan de La Costa la primera parte de un estudio con el que se pretende llegar al primer plan regulador, un indispensable instrumento de planificación territorial del que ha carecido la comuna, y sobre el cual se han cifrado fundadas expectativas para lograr el ordenamiento urbano de un territorio que ha experimentado un explosivo crecimiento en los últimos años. Desde mediados de la década de los '70, el municipio costero ha contado sólo con un plan seccional, una herramienta de planificación muy limitada que no logra abarcar a la ciudad en su conjunto. Por esto es que el pronto plan regulador traerá un significativo cambio en San Juan de La Costa, con el cual, además, debiera hacerse cargo de su innegable potencial turístico expresado ya en su oferta de cabañas y rica gastronomía.

El instrumento de planificación territorial debe pasar aún por varias etapas que recién le permitirían dar la luz en un año más. No obstante, el avance preliminar del estudio establece por primera vez tres áreas urbanas en la comuna, que corresponden a la que integra a Maicolpué, Río Sur y Bahía Mansa; además de Pucatrihue y Puaucho.

Con esta delimitación y otras que irán surgiendo en la medida que el plan empiece a tomar forma, quedarán específicamente determinados los lugares en los cuales se podrán construir edificaciones habitacionales, un aspecto que a toda luz requiere una intervención urgente en la zona. Este será tal vez uno de los aspectos de mayor discusión y respecto del cual a la comunidad le interesará opinar. Un simple paseo por Maicolpué, por ejemplo, permite apreciar el absoluto desorden en que se han ido construyendo casas y cabañas sobre los cerros, sin contemplar, por mencionar un primer problema, vías de acceso necesarias para el ingreso y salida de los vehículos de emergencia.

Ordenar el crecimiento de las localidades costeras, en virtud del creciente impulso turístico, es claramente una necesidad urgente sobre la cual tendrán que trabajar mancomunadamente la autoridad y los propios vecinos.