Secciones

Apoderados hasta hicieron choripanes para esperar matrícula en el Santa Marta

SACRIFICIO. Cientos de padres formaron una extensa fila y pasaron toda la noche afuera del colegio, con tal de obtener un cupo para el prekínder. Rectora dice que la situación ocurre tras la reforma.
E-mail Compartir

Paola Rojas

Un fenómeno que se da por segundo año consecutivo y que es prácticamente inédito en el país, se dio nuevamente en las afueras del Colegio Santa Marta, ubicado en calle Matta, donde más de 200 personas permanecieron durante toda la noche para alcanzar un cupo dentro del proceso de admisión para el prekínder de 2017, pese a una temperatura que llegó a los 3,6 grados bajo cero.

Durante la tarde de este miércoles ya era posible ver cómo llegaban las familias para hacer una "vigilia" que duraría hasta las 8.30 de la mañana de ayer, cuando se abrieron las puertas para que cada uno de ellos recibiera el anhelado número de llegada para tener chance en el proceso de admisión.

La explicación que se le da a esta inusual forma de ingresar a un establecimiento se explicaría en la Ley de Inclusión que terminó con los sistemas de postulación a través de exámenes u otros requisitos para los alumnos, por lo que ahora todos tienen el mismo derecho a optar a cualquier establecimiento y así los candidatos aumentan por plantel.

Larga espera

Bruno Santibáñez es uno de los padres que busca uno de los 60 cupos para su hija en el nivel de prekínder y llegó ayer hasta las afueras del colegio para conseguirlo.

"No solamente hice la fila, asumí la coordinación del proceso. Nos autoimpusimos una metodología que fue aceptada por todos los asistentes y que fue respetar el horario de llegada", dijo.

Santibáñez explicó que el método para respetar la llegada de cada familia fue pasar lista cada una hora, incluso consiguieron un lazo para seguir la fila y así todos fueron respetando su lugar.

Relató que durante la noche debieron soportar bajas temperaturas, por lo que a medida que avanzaban las horas algunos de los padres llegaban con café y sandwiches para compartir, y hasta incluso encendieron una parrilla para capear el frío, donde luego se cocinaron longanizas.

"De alguna manera todos estamos convencidos de que estamos aspirando a un cupo para nuestros hijos, pero por sobre eso primó el respeto".

Razón de la paciencia

Uno de los factores por los que los futuros apoderados creen que ocurre esta situación es que el colegio es uno de los establecimientos emblemáticos de la ciudad, con un proyecto educativo que ha dado buenos resultados a lo largo de su historia.

Bruno Santibáñez señaló que dentro de las razones principales está la mantención de un bajo arancel mensual, el esfuerzo por mantenerse como particular subvencionado, junto a las variadas posibilidades de becas que brinda el Santa Marta.

Además, valoró la transparencia que otorga el proceso, pese al sacrificio que deben realizar las familias postulantes.

Pueden haber métodos que sean un poco más amigables, más modernos y sistematizados, pero hasta el minuto el establecimiento ha velado por mantener un proceso en que el que llega gana su puesto y se le respeta, puede mejorarse la forma, pero debe conservarse el espíritu de la transparencia".

Otro caso es el del apoderado Luis Jiménez, quien ya tiene dos hijos en el establecimiento, pero también hizo la fila para conseguir una matrícula para su hijo menor en el prekínder.

"A la hora que llegué ya habían sesenta personas y quedé en el lugar número 61, estuve hasta las 12 y media, luego llegó mi señora y luego de ella otro familiar para relevarnos", indicó.

Jiménez confesó que la elección para postular nuevamente al colegio se debe a la buena experiencia que han tenido con sus hijos mayores, que fueron seleccionados mediante exámenes.

"Creo que esto sucede porque este es un buen colegio, lo que he comprobado durante seis años y que su arancel es adecuado a muchos bolsillos. A pesar de que ya soy apoderado, los cupos son limitados y por eso preferí asegurarme".

Inseguridad

La rectora del Colegio Santa Marta, sor Doralisa Ponce, atribuyó este problema a la inseguridad de los apoderados frente a las incertidumbres que ha generado el sistema que implica la Ley de Inclusión.

Esta ley promueve que el orden de las prioridades para ser aceptado en el plantel es tener algún hermano estudiando en él, la incorporación de al menos un 15% de estudiantes prioritarios, hijo del personal y finalmente hijos de ex alumnos.

La rectora aclaró que a las ocho y media de la mañana de ayer se abrieron las puertas del establecimiento, tal como fue el compromiso, y el proceso terminó a las 11 de la mañana, período en el que se les entregó un número que coincidía con el que se les había otorgado en la organización que se estableció en las afueras del colegio católico.

La religiosa aclaró que al igual que el año pasado, en esta oportunidad no se abrieron las puertas del establecimiento para evitar malos entendidos, tal como ocurrió en 2014 cuando algunas familias acusaron al colegio de haber hecho entrar personas durante la noche para darles prioridad, siendo que se hizo para protegerlos de la lluvia.

"Este fenómeno responde a la inseguridad y a la incertidumbre que vivimos en la educación por lo que sucederá con los colegios particulares subvencionados", manifestó la religiosa.

Vuelta al pasado

El tema no es nuevo en Osorno, ya que durante la década de los ochenta, durante el régimen militar, las vigilias en los liceos de Niñas y Comercial, eran comunes, ya que las familias igualmente se apostaban en las afueras de los recintos para conseguir un lugar para sus hijos, tal como se observa en la imagen inferior.

De igual forma, en la actualidad se prevé que en establecimientos municipales ocurriría un fenómeno similar, ya que desde el Daem se informó que en la Escuela México y en el Liceo Carmela Carvajal, considerados de excelencia, se espera una alta concurrencia debido al nuevo sistema de ingreso a estos planteles, donde no habrá selección.

"Este fenómeno responde a la inseguridad y a la incertidumbre que vivimos en la educación".

Sor Doralisa Ponce, Rectora del Colegio Santa Marta"

de egresados del Santa Marta en 2015 quedaron seleccionados en universidades tradicionales. 63%

Apoderados hasta hicieron choripanes para esperar matrícula en el Santa Marta

SACRIFICIO. Cientos de padres formaron una extensa fila y pasaron toda la noche afuera del colegio, con tal de obtener un cupo para el prekínder. Rectora dice que la situación ocurre tras la reforma.
E-mail Compartir

Paola Rojas

Un fenómeno que se da por segundo año consecutivo y que es prácticamente inédito en el país, se dio nuevamente en las afueras del Colegio Santa Marta, ubicado en calle Matta, donde más de 200 personas permanecieron durante toda la noche para alcanzar un cupo dentro del proceso de admisión para el prekínder de 2017, pese a una temperatura que llegó a los 3,6 grados bajo cero.

Durante la tarde de este miércoles ya era posible ver cómo llegaban las familias para hacer una "vigilia" que duraría hasta las 8.30 de la mañana de ayer, cuando se abrieron las puertas para que cada uno de ellos recibiera el anhelado número de llegada para tener chance en el proceso de admisión.

La explicación que se le da a esta inusual forma de ingresar a un establecimiento se explicaría en la Ley de Inclusión que terminó con los sistemas de postulación a través de exámenes u otros requisitos para los alumnos, por lo que ahora todos tienen el mismo derecho a optar a cualquier establecimiento y así los candidatos aumentan por plantel.

Larga espera

Bruno Santibáñez es uno de los padres que busca uno de los 60 cupos para su hija en el nivel de prekínder y llegó ayer hasta las afueras del colegio para conseguirlo.

"No solamente hice la fila, asumí la coordinación del proceso. Nos autoimpusimos una metodología que fue aceptada por todos los asistentes y que fue respetar el horario de llegada", dijo.

Santibáñez explicó que el método para respetar la llegada de cada familia fue pasar lista cada una hora, incluso consiguieron un lazo para seguir la fila y así todos fueron respetando su lugar.

Relató que durante la noche debieron soportar bajas temperaturas, por lo que a medida que avanzaban las horas algunos de los padres llegaban con café y sandwiches para compartir, y hasta incluso encendieron una parrilla para capear el frío, donde luego se cocinaron longanizas.

"De alguna manera todos estamos convencidos de que estamos aspirando a un cupo para nuestros hijos, pero por sobre eso primó el respeto".

Razón de la paciencia

Uno de los factores por los que los futuros apoderados creen que ocurre esta situación es que el colegio es uno de los establecimientos emblemáticos de la ciudad, con un proyecto educativo que ha dado buenos resultados a lo largo de su historia.

Bruno Santibáñez señaló que dentro de las razones principales está la mantención de un bajo arancel mensual, el esfuerzo por mantenerse como particular subvencionado, junto a las variadas posibilidades de becas que brinda el Santa Marta.

Además, valoró la transparencia que otorga el proceso, pese al sacrificio que deben realizar las familias postulantes.

Pueden haber métodos que sean un poco más amigables, más modernos y sistematizados, pero hasta el minuto el establecimiento ha velado por mantener un proceso en que el que llega gana su puesto y se le respeta, puede mejorarse la forma, pero debe conservarse el espíritu de la transparencia".

Otro caso es el del apoderado Luis Jiménez, quien ya tiene dos hijos en el establecimiento, pero también hizo la fila para conseguir una matrícula para su hijo menor en el prekínder.

"A la hora que llegué ya habían sesenta personas y quedé en el lugar número 61, estuve hasta las 12 y media, luego llegó mi señora y luego de ella otro familiar para relevarnos", indicó.

Jiménez confesó que la elección para postular nuevamente al colegio se debe a la buena experiencia que han tenido con sus hijos mayores, que fueron seleccionados mediante exámenes.

"Creo que esto sucede porque este es un buen colegio, lo que he comprobado durante seis años y que su arancel es adecuado a muchos bolsillos. A pesar de que ya soy apoderado, los cupos son limitados y por eso preferí asegurarme".

Inseguridad

La rectora del Colegio Santa Marta, sor Doralisa Ponce, atribuyó este problema a la inseguridad de los apoderados frente a las incertidumbres que ha generado el sistema que implica la Ley de Inclusión.

Esta ley promueve que el orden de las prioridades para ser aceptado en el plantel es tener algún hermano estudiando en él, la incorporación de al menos un 15% de estudiantes prioritarios, hijo del personal y finalmente hijos de ex alumnos.

La rectora aclaró que a las ocho y media de la mañana de ayer se abrieron las puertas del establecimiento, tal como fue el compromiso, y el proceso terminó a las 11 de la mañana, período en el que se les entregó un número que coincidía con el que se les había otorgado en la organización que se estableció en las afueras del colegio católico.

La religiosa aclaró que al igual que el año pasado, en esta oportunidad no se abrieron las puertas del establecimiento para evitar malos entendidos, tal como ocurrió en 2014 cuando algunas familias acusaron al colegio de haber hecho entrar personas durante la noche para darles prioridad, siendo que se hizo para protegerlos de la lluvia.

"Este fenómeno responde a la inseguridad y a la incertidumbre que vivimos en la educación por lo que sucederá con los colegios particulares subvencionados", manifestó la religiosa.

Vuelta al pasado

El tema no es nuevo en Osorno, ya que durante la década de los ochenta, durante el régimen militar, las vigilias en los liceos de Niñas y Comercial, eran comunes, ya que las familias igualmente se apostaban en las afueras de los recintos para conseguir un lugar para sus hijos, tal como se observa en la imagen inferior.

De igual forma, en la actualidad se prevé que en establecimientos municipales ocurriría un fenómeno similar, ya que desde el Daem se informó que en la Escuela México y en el Liceo Carmela Carvajal, considerados de excelencia, se espera una alta concurrencia debido al nuevo sistema de ingreso a estos planteles, donde no habrá selección.

"Este fenómeno responde a la inseguridad y a la incertidumbre que vivimos en la educación".

Sor Doralisa Ponce, Rectora del Colegio Santa Marta"

de egresados del Santa Marta en 2015 quedaron seleccionados en universidades tradicionales. 63%