La educación es un proceso de enseñanza, no puede considerarse como algo aislado que le compete sólo a una instancia o sector determinado. Esto es más evidente en los tiempos actuales, que se caracterizan por los constantes cambios tecnológicos, que no sólo exigen a las instituciones de educación básica, media o superior, sino también al ámbito laboral.

La demanda de competencias técnicas de alto nivel requiere que la educación técnico- profesional secundaria tenga la capacidad de proyectarse, asegurando oportunidades claras de aprendizaje posteriores para sus estudiantes.

De ahí radica la importancia de que estas instituciones trabajen coordinadamente con establecimientos de formación terciaria o superior. No son muchos los ejemplos que encontramos en este contexto, más aún cuando a nivel de políticas públicas, poco y nada se ha hecho al respecto. Entendemos como articulación de estudios, la posibilidad que se ofrece a los futuros alumnos de educación superior de reconocer sus aprendizajes previos; es decir, aquellos que han adquirido desde la educación secundaria.

Esto, además de ser un reconocimiento a la calidad de la educación que entregan algunos establecimientos, constituye una importante ayuda para los estudiantes, ya que se puede traducir en menor duración de su carrera y, por ende, en un ahorro de recursos para ellos o sus familias. Además, pueden destinar más tiempo a nivelar otras competencias que son deficitarias o desarrollar otras habilidades.

Está claro que no es un proceso sencillo, hay que hacerlo responsablemente, asegurándonos que los estudiantes hayan desarrollado las competencias en la educación media. El próximo viernes se conmemora el 74° Día Nacional de la Educación Técnico-Profesional, para lo cual Inacap considera oportuno reafirmar el compromiso de continuar aportando a la educación superior en nuestro país, a través de un sistema de articulación orientado a reconocer los aprendizajes previos y facilitar la trayectoria formativa hacia los estudios superiores de los alumnos con mecanismos que permitan apoyar a los establecimientos educacionales.

En Inacap seguiremos trabajando para formar a los profesionales que Chile necesita.

Rodrigo Ibáñez Coronado, vicerrector de la

Universidad Tecnológica de Chile, Inacap Osorno

Ya regidos por la nueva ley que regula la actividad electoral previa a las elecciones populares y su financiamiento, hoy se dará inicio formal al que seguro será un muy intenso período de campaña política mediante el cual los candidatos a alcalde y concejales intentarán conquistar el voto de la ciudadanía. Este proceso, el de la persuasión del sufragio como los comicios mismos del próximo 23 de octubre, estarán marcados por el creciente desprestigio de los partidos políticos y la clase dirigente, inmersos ambos hace años en un escándalo de corrupción y malas prácticas que tienen su prestigio por el suelo.

Aunque la elección municipal tiene un tenor diferente a las presidenciales o parlamentarias, por la mayor cercanía a la gente con la que se supone cuentan los postulantes o los niveles de injerencia en los asuntos ciudadanos, es indudable que todos quienes aspiran a convertirse en alcaldes o concejales estarán sometidos desde hoy, día de inicio de la campaña, a un mayor escrutinio que el que había antes. Los ciudadanos de a pie, y esto deben tenerlo muy claro todos los postulantes, esperarán no sólo conocer las propuestas de los postulantes, sino también las credenciales que puedan exhibir en materia de probidad, tolerancia y respeto por todos quienes componen la sociedad.

En los dos meses de campaña, los 23 candidatos a alcalde y los 236 a concejal que hay repartidos en las siete comunas de la provincia, tendrán que procurar hacer algo más que aparecer en fotografías, ya sea solos o acompañados. Lo que exige el actual estado de la política, tan embadurnada por el aprovechamiento y el dominio incontrastable del fin por sobre los medios, es la construcción de propuestas coherentes (lejos del populismo, que es la estación que sigue a la corrupción) y una trayectoria digna de quienes desean recibir el encargo de los ciudadanos para gobernar, en este caso, la unidad básica de la administración del Estado.

De esta campaña municipal, la primera bajo la nueva ley electoral y en medio de los sucesivos escándalos de la política, se espera más razón que emoción. Los votantes han elevado su nivel de exigencia.